Francesco Tonucci: “Cada momento educativo se debería empezar oyendo a los alumnos”

 

– ¿Cuándo surge su proyecto “La ciudad y los niños”?

–  Llevo 17 años en el proyecto.  Se trata de un proyecto que nace de un tiempo en crisis. Nace por una ciudad que está muriendo, por una generación que está traicionando sus compromisos fundamentales con sus hijos y con sus nietos. Por eso nace “La ciudad de los niños” pensando que solos no somos capaces de salir de esta crisis. Por estas razones en el 99 empecé a tratar con el alcalde de la ciudad donde resido un proyecto que podía cambiarla. La idea era que los niños pueden ayudarnos.

¿Qué ha pasado en nuestras ciudades?Dibujo de Francesco Tonucci

– Tras la segunda guerra mundial la ciudad moderna aprovechando la reconstrucción ha retomado el modelo medieval. El centro histórico se ha vaciado de gente  y se ha transformado en servicios, bancos, tiendas, y han nacido los barrios populares en el exterior, lejos del centro, unos barrios para pobres y otros barrios para ricos. Si vamos ahora por las calles de Granada imagino que nos encontraremos muy pocos niños paseando o jugando sin adultos que los acompañen. También será difícil encontrar minusválidos que se mueven en sillas de ruedas, y sé que existen estas categorías.

– ¿Cuáles son sus demandas?

-Nosotros decimos así no se puede ir para adelante, estamos gastando la riqueza que nos dejaron nuestros antepasados. Hoy cada europeo está perdiendo nueve meses de vida debido a la contaminación del aire. Estamos produciendo humo, conscientemente con nuestros coches,  con nuestros consumos. Nosotros estamos reduciendo la esperanza de vida de nuestros hijos y nietos. No podemos salvarnos sólo con la racionalidad. Decimos a los alcaldes que tenemos que encontrar algo nuevo y los niños lo saben pues la ciudad que proponen se parece mucho a la que proponen los científicos, los ambientalistas, los sociólogos y los urbanistas y que es totalmente distinta a la que están realizando los administradores y los políticos. Nosotros alentamos al alcalde para que pida ayuda a los niños, les decimos de trabajar juntos para que puedan ofrecerle el punto de vista infantil.

– ¿Qué otras cosas se pueden hacer desde la escuela?

– La escuela también está viviendo un momento difícil. Muchos alumnos no quieren asistir a clase, muchos maestros parece que tampoco. La verdad es que es una de las profesiones que producen más enfermedades profesionales. Es inconcebible pues debería ser unas de las profesiones más satisfactorias que existen. Dentro de la escuela están ocurriendo fenómenos preocupantes como el bullying que cobran una fuerza especial pues a través de Internet se ofrece al mundo entero.

– ¿Cómo podemos recuperar una escuela activa y renovada?

– Simplemente se tiene que empezar por una escucha. Cada momento educativo se debería empezar oyendo a los alumnos y no proponiendo a los alumnos. Nosotros, los profesores dirigimos la clase. Tenemos que escuchar lo que los niños ya conocen, desean, proponen,…  Es importante que puedan vivir experiencias propias, que valga la pena contarlas,… Nosotros consideramos que los niños necesitan autonomía para crecer, Esa propuesta la hacemos concreta en una actividad que se llama “A la escuela vamos solos”.

– ¿En qué consiste?

 La gente piensa que es una locura, pero se está haciendo en Roma, en Buenos Aires y en Madrid. Se trata de acudir desde primero de Primaria solos, de llegar a la escuela con sus amigos como hacíamos todos hace 30 años. En esta experiencia los maestros y las maestras son claves para poder hacer propuestas a las familias que suelen aceptar por probar. Entonces se produce este milagro. Los niños que empiezan a moverse solos en el recorrido casa-escuela van desarrollando otros dominios, esto lo dicen las investigaciones. Los padres se dan cuenta de que sus hijos van y vuelven solos del colegio. Comienzan a sentirse parte de su barrio, dándose cuenta de cómo cambia, lo que ocurre, reconociendo personas,…

 Mejorar la participación del alumnado en los centros

 El pedagogo italiano propugna que cada escuela  tenga un consejo de alumnos compuesto por un niño y una niña elegidos por sorteo. “Nosotros hemos buscado algunas técnicas a lo largo de estos años que están funcionando muy bien”, indica antes de comentar que el nombramiento se hace por sorteo, de esta forma no participan sólo los mejores porque han sido elegidos, “lo hacen solo y simplemente porque son niños y les tocó”. Si sucede que en el mismo toca a un niño tímido le comenta que de forma puede representar a todos los niños tímidos y normalmente aceptan. “La escuela podría tener una estructura democrática si contara con representantes de clase, un niño y una niña elegidos por sorteo, que se reúnen con el director de la escuela de vez en cuando, cada quince días, no para discutir de la ciudad, ni propuestas para el alcalde sino para discutir de la escuela de cómo funciona, lo que les gusta,… Puede suceder que algunas de sus propuestas sean buenas y solucionen muchos problemas”, concluye.

El proyecto internacional del Consejo Nacional de Investigación y del Instituto de Ciencias y Tecnología del Conocimiento, “La ciudad de los niños”, propuestas y actividades: LA CIUDAD DE LOS NIÑOS

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