José Ganivet Zarcos: «Sin información libre y veraz no puede haber democracia»

– ¿Cómo fue su primer encuentro con la prensa escrita?

– No lo recuerdo muy bien, pues era muy pequeño. Creo que fue en Santa Fe. Mi hermano gemelo era monaguillo y yo pertenecía a una pequeña coral y entraba con él a jugar en la sacristía y sé que allí estaba siempre el periódico porque el párroco estaba suscrito a IDEAL. Recuerdo que en la cómoda donde estaban las ropas de las misas estaban los periódicos y a los niños nos gustaba leer sobre todo los deportes. Creo que fui allí donde yo me aficioné.

– ¿Y cómo se continuó esta temprana afición por el periódico?

– Cuando tuve un sueldo me suscribí a este periódico y estuve mucho tiempo hasta que al venirme a vivir a Granada ya no tuve esta necesidad, pues directamente lo compraba en el kiosco. Siempre he sido un lector asiduo de este periódico.

– Lector y colaborador, ¿cuando comienza a publicar artículos de opinión?

– Pues fue con motivo de su 75 aniversario. Me llamó Esteban de las Heras para ofrecerme que escribiese sobre el año sesenta y tantos. Me pidió que contara los recuerdos de esa época y así lo hice. Pensé que era para ese momento, pero a los quince o veinte días volvió a llamarme para pedirme más colaboraciones pues había mucha gente a la que le encantaba lo que había escrito. Le mandé otro, también me lo publicaron y así durante un tiempo en que publiqué con frecuencia. Ahora, por problemas de salud lo hago más de tarde en tarde y la verdad es que son muy amables pues siempre me lo publican.

– Esperamos que esos problemas de salud no le impida la lectura cotidiana de la prensa

-Bueno procuro que sea diaria, aunque hay días en los que me despisto. Y si no la leo en papel la leo en el ordenador.

– ¿Cuáles son sus secciones preferidas?

Puede extrañar para una persona que escribe poesía, pero lo primero que leo es la última página pues, desde siempre, me encanta Manuel Alcántara, después leo los deportes porque cuando era joven jugaba muchísimo al fútbol y recuerdo que jugaba bien y de hecho, durante mucho tiempo fui socio del Granada. Luego ya lo dejé porque el ambiente del público me hacía sentir muy tenso. Recuerdo ciertos momentos en los que ofendían al árbitro llamándole mongólico, y cosas por el estilo y eso no lo podía soportar por lo que pensé que no tenía mucho sentido pagar para pasar un mal rato.

 

– Y después ¿qué secciones consulta?

– Lo que más me gusta de la prensa y leo con más tranquilidad son los artículos de Opinión y las cartas al director.

– ¿Y las tiras cómicas y los chistes?

– Sí, también los leo. Y la verdad es que Mesamadero, de vez en cuando da en el clavo. Además el de este señor es un tipo de humor que no es hiriente, critica lo que quiere criticar pero sin hacer que se puedan sentir dolidos u ofendidos. Eso para mí es una cualidad.

– ¿Suele consultar las necrológicas?

– Pues no, pero hace poco me encontré la del párroco de La Zubia  que había sido compañero mío, estudió conmigo en el seminario aunque en un curso inferior al mío y la verdad es que me impresionó mucho.

– ¿Cree que la prensa de papel terminará por desaparecer?

– Creo que no desaparecerán ni el libro ni la prensa en papel. En mi último libro ‘Concédeme silencio’ un verso dice: «Un libro de poesía entre mis dedos», es decir, un libro de papel. Creo que el papel tiene una magia que todavía , -a lo mejor con el tiempo se la encontramos- pero los más mayores probablemente no, aunque la gente joven puede ser que se la encuentren en la imagen. Pero siempre quedará el papel.

– ¿Se debería trabajar más con la prensa en las aulas?

– Sin duda. En el aprovechamiento de IDEAL tanto en el centro de adultos como en enseñanza ECA en la que trabajé 12 años como en el colegio de Valderrubio recibían este periódico y lo utilizaban. El primer día se leía pero no se podía recortar pero en los siguientes se habían recortado para ponerlos en los corchos, en las clases, o para los alumnos en sus trabajos.

– ¿Cómo se puede favorecer la lectura de la prensa desde la familia?

– Lo que sea leer, uno de los hallazgos más grandes del hombre a lo largo de la Historia, de esto hablaba uno de mis últimos artículos, del milagro que es que unos signos, unos dibujitos que son las letras, podamos expresar lo más profundo que hemos pensado o sentido, entonces esto es una riqueza que los padres no pueden desaprovechar. En las casas no puede haber nada más que un televisor como si fuese el dios de la casa, en el mejor sitio del salón, al que se le rinde culto,-que conste que yo también veo de vez en cuando la televisión- pero hay cosas como la lectura que es una cosa más reposada, mucho más sentida, que nos hace enfrentarnos a lo que opina otra persona y a aceptarlo o criticarlo o incluso rechazarlo. En cualquiera de estas tres posibilidades nos estamos enriqueciendo.

– ¿Está de acuerdo con que la prensa es el cuarto poder?

– No sé si lo es. En la prensa como en todo hay gente que lo considera un poder y por eso la utilizan torticeramente, como lo religioso, la enseñanza,… Hay una cosa que jamás olvidaré de un periódico que puedo decir hasta el nombre, ‘Pueblo’ que cuando la manifestación de Granada en la que se mataron a tres albañiles yo estaba presente en esa manifestación de una manera muy activa  y cual fue mi horror al ver al día siguiente que este periódico publicaba que los sacerdotes obreros entre los que me incluía habíamos repartido armas a los albañiles. Allí no hubo ningún arma, sí gente que tiró ladrillos. Y todos los demás periódicos lo dieron por bueno. Eso es terrible que se pudiera decir. Tuvo que salir el arzobispo de Granada en una pastoral, expresamente para este tema, diciendo que era falso.

–  Lo que si compartirá es el eslogan de FAPE, “Sin periodismo no hay democracia”?

– Totalmente de acuerdo, periodismo del tipo que sea: escrito, hablado, de imágenes,… creo que sin información libre y veraz no puede haber democracia. Es uno de los pilares básicos. Suprimir o dañar eso es tener una democracia castrada, domesticada. Los periodistas tienen que escribir lo que ven, lo que piensan y lo que sienten. Si lo hacen mal para eso están los jueces. Si mienten o envenenan, que suelen ser los menos, que la justicia caiga sobre ellos como el que roba o mata. Es un delito como otro cualquiera. La prensa tiene que ser libre y, sin ella, es imposible que pueda haber democracia.

 

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