Presentaciones de ‘Garbiñe’, de Miguel Ángel Hita

   

   

MHita Granada 1

   Era viernes y estaba a punto de marchar a casa para almorzar, después de haber asistido a la reunión matinal de dirección para diseñar el periódico del día siguiente (precisamente por ser viernes, también teníamos ya previsto el adelanto de los números para el sábado y domingo) cuando en la radio, que siempre estaba conectada en mi despacho, dieron la primera noticia de alcance de que el fiscal Luis Portero había sido tiroteado en el portal de su casa. De inmediato informé al director y localicé a uno de los fotógrafos y al redactor de sucesos para que acudieran al lugar de los hechos.

   Comenzó para los periodistas de Ideal una de esas jornadas en las que la lucha contra el tiempo, contra el recelo natural de la gente, contra los silencios y contra todos los elementos es algo connatural y con lo que uno ya cuenta. Eran ya muchos años en aquellas tareas y sabíamos que al día siguiente la gente quiere un diario lo más informado posible, con los análisis más completos, las opiniones de las expertos, todos los detalles… y en esa frenética lucha contra el tiempo hay que ponderar, ajustar, señalar, indagar, entrevistar, en medio de continuas llamadas por teléfono… en fin, todos ustedes han visto películas en las que esta locura controlada, este galimatías organizado, este pandemonium sistematizado va convergiendo en la elaboración de las páginas hasta conseguir tener completo el número a la hora fijada para que pueda llegar a primera hora de la mañana a los periódicos.

   Fue este fatídico día, ese 9 de octubre del año 2000, uno de esos en que parece que la locura se adueña de toda la redacción. Luis Portero era una figura querida entre la mayoría de los que hacíamos Ideal.

   No hacía mucho que el equipo directivo habíamos tenido un almuerzo con él en un céntrico restaurante para analizar la actualidad nacional y, sobre todo, la provincial. Se mostró como una persona afable, inteligente, moderada, erudita, y con el criterio preciso para ejercer su labor en el mundo de la judicatura.

   El mazazo que supuso aquel asesinato, llevado a cabo por los terroristas infiltrados en la sociedad granadina, dejó una profunda huella en la ciudad. Aquellos descerebrados querían demostrar su “poder”, cuando todos sabemos que ese extraño poder de los cobardes que asesinan por la espalda sólo demuestra que sus autores tienen escasa inteligencia, nulo valor, menos gallardía y una falta total de humanidad.

  Pero no nos hemos reunido para comentar esta larga tragedia que el cerril nacionalismo vasco-etarra desencadenó en toda la geografía española, sino para hablar de la novela de Miguel Ángel Hita.

MHita portada y contra

   El autor que esta tarde nos acompaña nació en La Chana, cursó estudios en el instituto Juan XXIII, donde comenzó a sentir su pasión por la lectura. Después de casarse volvió a sus orígenes y se empadronó en Huétor Santillán, el pueblo de sus antepasados y en el que escribe con pasión, colabora con el periódico Ideal y participa en algunos concursos de relatos cortos. Parte de esos relatos, los ha dado a conocer a través de la Biblioteca municipal de Huétor. Comprobada y contrastada la aceptación que estos cuentos, estos relatos tienen entre los jóvenes ha escrito dos antologías de éstos que tienen el nombre de ‘Sumérgete en mi sueño’ y ‘La niebla del pasado’.

   Pero Miguel Ángel oculta otra faceta, de la que no le gusta hablar, pero que ha influido notablemente en la decisión de escribir esta novela, largamente meditada. Y me refiero a su vocación por el mundo de los toros, porque Miguel Ángel tiene un pasado de torero, una profesión en la que el que el valor no se ha de suponer, como en la mili, sino que se ha de demostrar.

   Y hay una tercera vertiente vocacional en su vida, que es el teatro. Tiene una desmedida afición por el mundo de la escena y también dedica muchas horas al arte de Talía y Melpómene.

   Yo creo que estas tres aficiones de su vida, ese triángulo con los vértices en la tauromaquia, el teatro y la literatura, han influido decisivamente en la novela. Y vamos con la novela: ‘Garbiñe’. Un título que en sí ya despierta la sorpresa, la curiosidad. ¿Por qué ese nombre vasco en la novela de un escritor granadino?

   Me lo contó el otro día: Garbiñe existió, probablemente existe todavía. Vivió en Granada, trabajó de peluquera y desapareció el día que mataron a Luis Portero.

   No voy a profundizar más, ni a desvelar la trama de la novela que arranca con este hecho cierto.

   Decía que ha sido una actitud valiente, de torero, crear una novela a partir de unos hechos contrastados y ciertos, que él vivió de cerca y que dormían en su mundo interior hasta que tomó la decisión de darles esta estructura.

   Y darles forma literaria de una manera ágil, que nos hace disfrutar, que nos atrapa en la lectura, como la novela negra norteamericana, con un lenguaje de descripciones naturalistas, urbanas, con un lenguaje parco en florituras, y que tiene un desarrollo de la acción rápido, movido, en el que permanentemente aparecen entrecruzadas las barreras entre el bien y el mal. Una obra en la que se da más importancia al desarrollo de la acción que al análisis del crimen. Sin desdeñar el análisis y la descripción naturalista, a veces pictórica o impresionista, en la que, como si fueran brochazos rápidos, describe en dos líneas un ambiente, una estancia, una ciudad, una calle, un personaje o una actitud.

   Como afirma su prologuista, Noelia Santamaría, Miiguel Ángeles es “un alma caleidoscópica que ha sabido nutrir sus necesidades narrativas hasta desbordarse en esta obra”. Por ejemplo, en la página 42 realiza una descripción de Granada con motivo de las fiestas navideñas:

  “La ciudad de engalanaba para la Navidad; en algunos establecimientos ya se escuchaban los primeros villancicos. Toni que tenía la intención de marcharse a Bilbao para continuar la búsqueda, sintió añoranza de sus padres. No sabían nada de él y se aproximaban unas fechas entrañables en que no podían estar solos ”.

Pero también podríamos analizar la novela bajo la influencia que en el autor deja su faceta de hombre dedicado en cuerpo y alma al teatro, a través de la compañía La Garita. Y desde este ángulo, podemos ver la obra de Miguel Ángel como un guión, un embrión de una obra de teatro. Sus descripciones, a veces, parecen sacadas de las ambientaciones de obras teatrales, con algunos toques descriptivos galdosianos, pero huyendo siembre de un lenguaje ampuloso, barroco o proustinano. Es sencillo y ágil, lo que anima a continuar la lectura en busca del desenlace. Y cuesta dejarla a medias.

   Por último y en plan anecdótico me gustaría señalar algo que me sorprendió durante su lectura esa facilidad con que los jóvenes solucionan el problema de la alimentación, demostrando que no es lo prioritario en sus preocupaciones, al contrario que los mayores que pasan la mañana pensando en lo que van a comer y cómo lo van a cocinar y la tarde discurriendo en que poner para la cena. En el caso del protagonista -que puede ser el reflejo de una inmensa mayoría de nuestros jóvenes- mata el hambre con una cerveza y un bocadillo.

  Asimismo me gustaron las cortas y justas pinceladas con las que describe los ambientes en los que la trama se desarrolla en Bilbao (algo menos conocimiento parece tener de Burgos, ciudad que también aparece en la obra) y el cariño consustancial y eterno que como buen granadino tiene a su tierra.

Esteban de las Heras Balbás

 

   

MHita invitacion huetor

   Buenas noches:

   Disfrutaría mucho más de esta presentación si estuviese sentada con mis compañeros del club escuchando a Luis Acacio, no obstante, tenía que saldar una deuda pendiente. Esta noche es muy especial, no sólo para Miguel, sino para todos los que, de alguna manera, lo hemos acompañado en su periplo literario. Compartimos sus desafíos, logros, algunas decepciones, y sobre todo, su inquebrantable volutad de continuar.

Todavía recuerdo su entrada titubeante en la biblioteca para entregarme algunos de sus relatos esperando mi opinión ¡Qué lejos estábamos de imaginar que sus pasos nos conducirían a este acto! Me siento muy orgullosa de este momento porque aunque para algunos lo importante sea la meta para mí es el camino, y la trayectoria de Miguel, mas allá de la calificación, es toda una proeza. Jamás se ha amilanado ante las críticas sino que le han servido de motivación y ha aceptado estoicamente las sugerencias e indicaciones que le hemos hecho puesto que su deseo es crecer y seguir haciéndolo. Esta postura es encomiable y síntoma de sabiduría.

   La semblanza biográfica de los autores está plagada de títulos académicos, trabajos y premios, lamentablemente algunos son tan pobres que es lo único positivo que pueden aportar. Miguel tiene más amigos que agregados al facebook, mira a los ojos cuando habla, se crece en la adversidad, es tan generoso que sufre más por la derrota de una amiga que por su propio problema, es tan valiente que se atrevió a compartir lecturas con 19 mujeres, tiene a su Zenobia particular, musa y compañera, y cuando habla de sus libros resplandece. Es un noble contador de historias que como buen cuentista entretiene sin engañar, no pretende parecer más de lo que es ni desmerecer tan insigne oficio.

  Hoy nos sorprende con su primera novela “Garbiñe”, ya que sus anteriores libros son recopilaciones de relatos. Lejos quedan sus presentaciones en Nueva Gala, la primera feria del libro, los encuentros en bibliotecas. “Sumérgete en mi sueño” y “La niebla del pasado” le han abierto muchas puertas y la posibilidad de pertenecer al circuito juvenil del Centro Andaluz de las letras.

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   Un libro es un todo, cuerpo y alma. Jose Antonio Rodríguez, artífice de la portada, sabe de mi admiración por su obra, sin embargo, mi opinión en esta ocasión es estrictamente profesional. Todos los que se dedican al mundo del libro saben de la importancia de la portada que debe ser reclamo, fiel a la obra y lo suficientemente sugerente. Es lo primero que vemos, por ello, es primordial que se cumplan estos requisitos. Estos tres puntos los supera con creces el artista que una vez más nos demuestra su extraordinaria capacidad para sintetizar, basta una imagen para condensar toda la historia.

Dos monumentos emblemáticos de dos ciudades españolas nos sitúan en los escenarios principales de la trama, la silueta de dos jóvenes abrazados nos presenta a los protagonistas. La utilización de unos colores apagados y los matices cromáticos nos sugieren el suspense y la intriga que nos acompañará a lo largo de sus 175 páginas y el rojo del fondo la muerte; el punto de partida de esta aventura

 Como carta de presentación una introducción entusiasta de Noelia Santamaría. Para quien todavía no la conozca decir que nuestra Noelia es la pequeñina del club, apasionada del teatro, literata, conjuga a la perfección las letras y los números, es luz para los que la rodean y una de esas personas que hacen que este pueblo sea tan especial. El prólogo es la más clamorosa invitación a su lectura, a un ritmo vertiginoso nos colma de todas las sensaciones vitales que sintió cuando leyó la novela. No hace una descripción erudita plagada de términos lingüísticos, que podía, no desvela más de lo necesario, no hace un análisis histórico de los acontecimientos reales con los que arranca la novela sino que de una forma fresca y natural, en concordancia con la obra , consigue lo que debe hacer que el lector desee fervientemente devorar todas las palabras que componen el alma del libro.

  Con “Garbiñe” Miguel da un paso al frente y no porque los libros de relatos sean literatura menor, no vamos a mencionar la interminable lista de grandes autores que son conocidos por sus relatos o cuentos. Con este libro ha encontrado un sello de identidad propio. Un elemento común de toda su trayectoria literaria es la intriga, el amor incondicional a sus personajes y el deseo de que el bien prevalezca. Aquí lo encontramos pero a un ritmo genuino, que lo convierten en un escritor con sello de identidad. Una estructura lineal sin tropiezos desde el punto de vista narrativo, ya que los giros argumentales, que nos mantienen en vilo hasta el final son constantes; la naturalidad del lenguaje y la inmediatez de la acción así no lo indican. El autor pretende llegar al máximo número de lectores lo cual consigue con una lectura fluida y amena.

   Esto es muy interesante ya últimamente son numerosas las corrientes de animación lectora que se decantan por el movimiento “Lectura fácil”.

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  Toni, el protagonista principal, mantiene una gran carga emocional hasta el final ya que se mueve entre la curiosidad por saber la verdad y la decepción producida por el engaño. Garbiñe, es el personaje en la sombra quién desencadena el drama, al igual que rebeca de Dapne de Maurier es la desconocida ausente o presente; la que intuimos a través de los pensamientos y sensaciones de Toni no por su propias acciones, hasta un final incierto entre el perdón o la venganza.

  El tercer personaje el inspector Castilla brilla por su honestidad y buen hacer, es el más cercano ya que enfrentarse a las tesituras morales de la pareja protagonista.

  Entre la novela negra, la policiaca y la de suspense psicológico, sin olvidar los toques costumbristas, Miguel nos atrapa desde las primeras líneas. Sé que ha supuesto un reto personal importante, una barrera que ha superado sobradamente que le permitirá acometer cualquier proyecto futuro.

  Partiendo de un hecho real, el asesinato del Fiscal Jefe del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía Luis Portero en Granada, Miguel hila una historia ficticia inquietante y reflexiva. ¿Qué haríamos ante una mentira que puede destrozar nuestra vida? Buscar la verdad o amargarnos por las dudas.

  Miguel piensa como escritor, por tanto, todo es susceptible de ser literatura, un hecho, una mirada, una imagen un deseo en el universo particular del creador así que tengan cuidado pueden ser su próximo protagonista.

María Ángeles Cabrerizo

MHita Sinopsis 

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