‘Los Átridas’ o la valiente crónica de una derrota


atridas-cartel
 Pulsar sobre la imagen para agrandar
 


Con los imprescindibles elementos escénicos, este grupo de teatro aficionado recrea el ambiente paupérrimo, deshumanizado y hostil en el que esta familia se ve condenada a sobrevivir consiguiendo con creces mostrar el clima de incomunicación, de intolerancia y de oscuros y tortuosos sentimientos que llevan a los personajes de «Los Átridas» al desenlace final.

‘Los Átridas’, escrita en 1951, está considerada una de las mejores obras de la primera época de Martín Recuerda. En ella, al igual que en ‘La Llanura’ (1947), se presenta en toda su crudeza las consecuencias de la Guerra Civil Española. Es una obra de duro realismo cuya representación se prohibió por la censura franquista en Madrid, en tanto que en Granada sólo se permitió una representación mutilada en el desaparecido teatro Cervantes. En esta ocasión el elenco de actores está formado por Silvio Rivas (Eusebio), Paco Blanco (El Guarda), Raúl Cabrera (hijo menor) y las mujeres Teresa Martínez (abuela), Rosa María Gálvez (muchacha), Maribel Varona (mujer de Eusebio), Flor Sáez (hija menor) y María Béjar (La Rubia).

Con sus interpretaciones trasladarán a los espectadores a los años tristes de la posguerra, años grises, de hambre y de escasez de posibilidades para los derrotados. Años en los que no hay cabida para la salvación de quienes están estigmatizados por los efectos de la reciente Guerra Civil española. En un espacio y en un clima de permanente angustia, de asfixiante incomunicación, de incapacidad para mostrar los más rudimentarios sentimientos de humanidad, los Átridas se perpetuarán en una permanente huida hacia la nada, en un intento por despojarse de la maldición que les atenaza. Les estaba vetado todo atisbo de esperanza y felicidad. José Martín Recuerda nos ofrece en ‘Los Átrida’ una valiente crónica de la derrota, un juicio radical de cómo los efectos de la guerra en los derrotados provoca deshumanización y desata las pasiones más viles, como si de una tragedia clásica se tratara.

 

 

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.