Milenium Gallery despide temporada con una muestra colectiva de pequeño formato

Participantes en un momento de la inauguración

En su breve intervención en el momento de la inauguración, el director de la galería, Alberto López, mostró su satisfacción por la excelente acogida que han tenido las distintas exposiciones que se han mostrado «así como la pedagogía que se ha impuesto en nuestras instalaciones en la atención al visitante». Igualmente manifestó que como colofón a “esta densa y extensa” temporada se ha pretendido que esos artistas de primer orden nacional e internacional retornen a esta sala «con una exposición de pequeño formato, con más de 100 obras, de todos aquellos autores que han colaborado y confiado en nosotros». Con ello también se pretende que «queden fielmente representadas y seleccionadas las distintas tendencias, técnicas y estilos de cada uno de ellos».

José María Martín Carlos Puyet

Para ello se ha ocupado todos los muros la sala que permiten al visitante extasiarse con los pequeños óleos sobre tabla de Pedro Roldán -dos ya con el punto rojo de vendidos- hasta el hiperrealismo de Trigueros con sus óleos que muestran el fondo pedregoso bajo las transparentes aguas o los increíbles bodegones de Barberán. También hay un lugar para las acuarelas venecianas, de palomas o puerta con ventana de Manuel Domínguez y las pícaras imágenes de Svetlana Kalachnik.

Retornan a este espacio los bucólicos paisajes otoñales de Miguel Peidro y los inconfundibles óleos con escenas rurales de Manuel Barahona. Otro acuarelista presente en la sala es José Ysmer que en sus obras expuestas nos transporta al ambiente parisino y la personalísima impronta de ambiente renacentista reconocible en los ‘equus’ del maestro Baqués.

Por su parte tanto Joseph Francés como María Josefa Díaz demuestra su talante artístico con óleos o acrílicos en la que lo importante son los rostros fundamentalmente femenino, sin olvidar igualmente las paisajes. París y Venecia en el primero, el otoño en la charca y el camino (vendido) de la segunda.

Pedro Roldan vuelve a Milenium Gallery

Diversidad

Hablando de rostros Germán Aracil demuestra su maestría con sus dos ‘Cabezas árabes’ o espaldas femeninas que titula “Atardecer’ en tanto que Francisco Balderas con sus acuarelas ofrece varias estampas granadinas al plasmar en el lienzo el puente romano o puente blanco y al fondo la iglesia de los Escolapios, un rincón albaicinero, una floristería de la plaza Bibrambla o la fachada de la Real Chancillería. Comparten espacio también Carlos Puyet que centra su obra en unas rosas o en un instrumento musical, el violín, Casado de Lucas que muestra cuatro acuarelas de dunas o los óleos de paisajes de una charca, un pantanal o los efectos de un rayo del también fotógrafo y cámara de televisión, José María Martín. Enfrente de este nos observan unos sorprendentes acrílicos de unos ojos de Albert Sesma.

Gracia Velasco, ante varias de sus obras expuestas

Mientras Gracia Velasco nos muestra una acequia, unas felicias, un pantano verdoso o la belleza de un campo de amapolas en sus óleos Luis Pardo se decanta por lo paisajes marinos perfectamente plasmados en ‘Espérame’ (La Rijana)’, en la playa del Tesorillo, el titulado ‘Resplandor’ en Calahonda (también con el punto rojo de vendido) y Luis Romero, como no podía ser de otra forma, hace otro tanto con sus acrílicos dedicados a escenas nocturnas de su querida Ronda. “No tiene pies ni cabeza” es el título de uno de los acrílicos de Maribel Alonso que nos ofrece sus peculiares pueblos marinos en el que se ve un faro próximo al mar en cuyas aguas navegan varios barcos de papel.

Asistentes a la última exposición de la temporada

Todavía queda espacio para que Noemí Martín pueda mostrar sus obras, entre ellas un óleo sobre lienzo con la fuente exterior de la mezquita mayor de Granada y al fondo la Alhambra y otro ‘Café de l’époque’ que también aparecía con el punto rojo, las acuarelas de Pablo Rubén López Sanz nos traslada a Roma, a una playa griega, a Thames o Broadway, en tanto que Óscar Borrás lo hace a sus idílicas escenas veraniegas y paraísos de mar y tierra, Leonardo Fernández a un escenario urbano bien conocido por los malagueños, como es la plaza de la Merced y los óleos ‘Niña comiendo ciruelas’ y ‘El agua, fuente de vida’. Por último, si Antonio Barahona se centra en rincones donde las macetas o una silla tienen un protagonismo especial, Muñoz Bernardo nos lleva a un bello pueblo de montaña con río y puente en primer plano, a un monasterio de Huesca, al puerto de Amsterdam o al parque del Majuelo de Almuñécar. Más diversidad imposible.

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PARA SABER MÁS:

I Exposición Colectiva de Pequeño Formato

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