Salvador Compán: «Como Lorca, escribo para que me quieran»

Salvador Compán ha presentado en Granada su séptima novela, ‘El hoy es malo, pero el mañana es mío’, publicada por editorial Espasa. Ubetense de nacimiento su vida está marcada por la narrativa, los artículos en prensa o las colaboraciones en radio, y sobre todo por la enseñanza, ya que ha sido profesor en distintos institutos hasta su jubilación en el IES San Isidoro de Sevilla.

– ¿Qué opina de las guerras como trasfondo literario, en general y de la guerra civil española, en particular?
– Cualquier relato necesita un cambio. La realidad consiste, así la percibimos, como una suma de repeticiones de actos cotidianos. Toda novela necesita ir del equilibrio al desequilibrio, volver al equilibrio para romperse de nuevo. Es un poco la dialéctica de cualquier relato que necesita momentos de climax, de ruptura, en los que la tensión vita estén muy marcadas. Además tenemos esa especie de mala herencia de una guerra fratricida, cainita, que nos hace volver la vista hacia ella, sobre todo para comprenderla, abarcarla con la mente para poder asimilarla y consiguientemente olvidarla.

– ¿Hasta qué punto se considera un admirador de la obra de Antonio Machado?
– El título de esta obra se lo debo a don Antonio pero, además, aparece en la obra con motivo del homenaje frustrado que se le intentó hacer en el año 1966 en Baeza. Se quiso poner en un mirador un busto mirando a Sierra Mágina por donde él paseó tantos años. Fue un acto reprimido pese a que convocó a intelectuales de todo el país. Fue durante la Dictadura y no fue permitido. De todas maneras Machado para mi es una constante, lo considero un poeta claro, filósofo, que me ha dado mucho.

– Afirma que su novela se podría haber desarrollado en cualquier espacio, pero, ¿por qué ha elegido Úbeda y Baeza?
– Bueno, Úbeda es mi pueblo. En este libro he querido hacer como una especie de homenaje a las dos ciudades para lo que creé una fusión de ambas que he llamado Daza, uniendo las últimas sílabas de Úbeda y Baeza. Aparte yo necesito poner a mis personajes en un territorio que conozco, como fue ‘Sucede aquí’, ambientada en Granada. Necesito conocer para creerme yo mismo la acción, para trasmitirlo con verosimilitud al lector.

Salvador Compán, autor del libro ‘El hoy es malo, pero el ayer es mío’ FOTO: ANTONIO ARENAS

– ¿Es Pablo Suances, el narrador, su alter ego?
– En esta novela hay dos historias. Una, la del protagonista que es la historia de un vencido de la guerra civil que sobrevive a base de hipocresía, ocultaciones y de volver del revés su propia identidad. La otra que es la del alumno de dibujo, Pablo Suances, un adolescente que va a contar la vida de su maestro. Es por tanto una novela de iniciación, de aprendizaje, que empieza a vivir, donde sí hay un reflejo más autobiográfico. Aparece lo que sentí en mi adolescencia en Úbeda, donde se hacía una cultura más de dogmas que de ideas.

– ¿Con qué personaje histórico podríamos comparar a su protagonista, Vidal Lamarca?
– Hay muchos Vidales Lamarca pues son esos vencidos que algunos fueron ‘topos’ pues se ocultaron en armarios, en desvanes o en cuevas. Hubo otros topos al aire libre que paseaban por la ciudad donde vivían, tenían cara pero quizán no tenían mente, solo un caparazón físico y autocensurados continuamente para ocultar sus pensamientos. Vidal Lamarca, topo al aire libre, montará en torno a sí todo un andamiaje de cautela e hipocresía para poder salvar el pellejo y sobrevivir en la Daza de mi novela.

Salvador Compán con Miguel Pasquau y Antonio Cambril que le arroparon en la presentación en Granada/A. ARENAS

– ¿Ha intentando atrapar al lector con temas como el adulterio, la dictadura, el despertar adolescente, la homosexualidad o el destino de los personajes?
– Nunca me planteo atrapar al lector pues si la historia está viva atrapa al lector, tal y como ocurre con una historia de personajes que viven, chocan con la realidad y que buscan. En esta novela, como en todas las mías, he procurado que sea así. Esa búsqueda en la vida, ese ser tu mismo, ese tratar de realizarte en un entorno, a veces propicio y otras hostil, produce temas como la sexualidad reprimida o como el adulterio. No son anzuelos, pero es verdad que el amor en esta novela tiene mucha importancia al igual que la pintura, por ejemplo Zabaleta es un personaje protagonista que dibuja su vida en una novela gráfica que se utiliza como materia narrativa. El amor, sin duda, es uno de los sentimientos más reconciliadores, más humanizantes que podemos experimentar las personas.

– ¿A quién considera que puede interesar especialmente su última novela?
– Bueno, creo que se escribe por muchas razones. A mi me gusta decir algo que dijo García Lorca muy poco antes de su muerte, cuando estando en Madrid, planeaba venirse para Granada. Respuesta que luego repetiría León Felipe o García Márquez. Es una razón espléndida, metafórica, que resume muy bien las razones que muchos tenemos para escribir: «Escribo para que me quieran».

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