Celia Correa Góngora: «José Salobreña o el rayo que no cesa»

Conocí a José Salobreña con motivo de la celebración del primer centenario del alta como socio del Centro Artístico, de Federico García Lorca que tuvo lugar el 11 de marzo de 1915, cuando el poeta todavía no había cumplido los 17 años.

En aquella semana lorquiana que celebramos durante el mes de marzo de 2015, plagada de numerosos actos dedicados a la memoria de nuestro poeta más universal, José Salobreña colaboró con una magnífica exposición dedicada a Fuente Vaqueros, exposición en la que convertía sus recuerdos en pinceladas repletas de emociones del paisaje y las costumbres de la Vega de Granada o como a él le gusta decir, “transmisoras de sentires, de denuncias sociales, de paisajes épicos…”. Después de aquel primer contacto, mi relación con José Salobreña se ha ido estrechando hasta convertirse en la entrañable amistad que nos une al día de hoy.

José Salobreña ha tenido la deferencia para con el Centro Artístico, de dejar en depósito su obra titulada ‘Federico’, una obra de un alto valor simbólico que el Centro Artístico se compromete a cuidar con el esmero que merece y a conservar con todos los medios a su alcance.

Público asistente al acto celebrado en el Centro Artístico/ A. ARENAS

Igualmente, José Salobreña nos presentó durante la concurrida velada que tuvo lugar el pasado jueves, 21 de septiembre, en el Centro Artístico, su propuesta cultural de recuperación y rehabilitación del Real Soto de Roma, propuesta que nace de la indignación que le produce contemplar la devastación y el abandono en el que se encuentra sumida la Vega de Granada y que él conoce tan bien, pues no olvidemos que José Salobreña nació en Fuente Vaqueros, en su memoria lleva grabados los recuerdos vegueros de su infancia, de ahí que sienta de manera especialmente dolorosa, la destrucción de que ha sido objeto durante los últimos sesenta años, con sus fértiles tierras rendidas ante el avance urbanístico y, sobretodo, sometidas y devastadas por la codicia humana.

José Salobreña y Celia Correa muestran el secreto que esconde el cuadro ‘Federico’/ A. ARENAS

La Vega de Granada y muy especialmente la de Fuente Vaqueros, es hoy un árbol caído pero no muerto, al que José Salobreña no renuncia a levantar, como hijo que es de esta bendita tierra, sintiéndose en el derecho de señalar con el dedo a todos aquellos que, por acción u omisión, la han empobrecido o arruinado haciendo su personal agosto. Recuperar, por tanto, este medio rural se ha convertido para José Salobreña, en la razón de ser de su vida y de su obra.

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