Rafael Bailón Ruiz: «Amemos la lectura»

Los libros contribuyen de manera notable al desarrollo de habilidades sociales, ya sea en soportes digitales o haciendo uso del tradicional papel. La interacción, inmersos en un mundo creador, sin prejuicios posibles, hace también de los lectores individuos protagonistas.  Dejar pasar por alto las últimas novedades, preferir el consumo (poco productivo) de la televisión en lugar del siempre beneficioso libro, debiera llevarnos a la reflexión.

Fomentemos la participación de nuestro alumnado (quienes nos dedicamos a la docencia), tratando de integrar las redes sociales en nuestros planteamientos (aunar lectura y nuevas tecnologías es tarea factible).

Disfrutar y alcanzar una satisfacción incomparable (cuando abres un libro), es una acción tan placentera como accesible. Hoy, contamos con organismos que promueven iniciativas tales como los denominados bibliobuses (bibliotecas con ruedas, capaces de acercarse hasta tu localidad), así como espacios físicos abiertos para ávidos lectores (deseosos de aprovechar un servicio que nos permite mantener viva la esperanza). Ojear los títulos, levantar la vista y esbozar una sonrisa cuando encuentras una obra con la que empatizas, llorar con el final de una historia trágica, desconectar de la cruda realidad, imaginar un mundo distinto gracias a la magia que proporcionan las letras, mantener un espíritu abierto o escuchar atentamente los consejos de nuestro librero, son actuaciones que nos visten con las mejores galas.

No voy a centrarme en los numerosos efectos (todos ellos positivos) que se incluyen o asocian a la lectura. Así, numerosos estudios avalan al libro como herramienta o instrumento reductor del estrés. De la misma forma, leer es garantía de aprendizaje continuo, mejora de nuestra capacidad comprensiva, fuente de experiencias, o, grata compañía en momentos de soledad.  Introducir la curiosidad, convertirnos en ilusionistas o ayudar en la creación de emociones, así como inducir al sueño en los más pequeños, son tareas que hemos de convertir en premisas.

Docentes, vivamos con ilusión, compartiendo el mismo ánimo: la aventura de aprender. Promocionar, difundir, desarrollar, o, perseguir logros, es mi proclama.  A través de la ventana, contemplemos el mundo desde otro prisma. Ya en el trabajo, queridos educadores, busquemos el libro de hechizos que sea capaz de atrapar a un determinado lector. Somos transmisores del pensamiento, la cultura y el amor por las letras.

Propongamos, abiertos al debate, a la crítica constructiva. Coordinemos la puesta en marcha de objetivos, con las pertinentes valoraciones y conclusiones. En definitiva, aboguemos por el cambio, con las bibliotecas como focos de innegable valor cultural, degustando un snack mientras te adentras en los contenidos de un libro.

William Godwin dijo: “El que ama la lectura, tiene todo a su alcance”.

Y Logan Pearsall Smith afirma: “Hoy un lector, mañana un líder«.

Con la convicción de poder llevar a cabo una transformación social, posible y necesaria, seamos primero lectores y después líderes.

 

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Rafael Bailón Ruiz

Profesor de ESO

 

 

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