Ángel Olgoso gana el Premio Julio Cortázar y Marina Tapia el Ciudad de Baena de Poesía

Los escépticos de los premios literarios se sorprenderán al saber que, en estos días, tanto el granadino Ángel Olgoso como la la escritora chilena afincada en Granada, Marina Tapia, han conseguido sendos premios literarios. En concreto, Ángel ha sido galardonado con el XXI Premio Internacional Julio Cortázar en tanto que Marina se ha alzado con el Premio Nacional de Poesía ‘Ciudad de Baena’. Para el primero «es una verdadera alegría ver un texto de uno asociado al apellido Cortázar, al que tanto he admirado siempre. El ‘tito Julio’ es un buen cobijo para un autor, así que me lo tomo como un regalo con el que celebrar que estoy cumpliendo cuarenta años de escritura de relatos. En cualquier caso, en esto de los premios depende uno de intangibles».

 

Por su parte, Marina se siente «muy feliz de que un libro tan arriesgado como ‘Jardín imposible’ haya sido tenido en cuenta por un jurado». En él aborda la naturaleza desde un punto de vista imaginativo, bastante fuera de lo común en poesía,«y me he permitido usar un lenguaje algo más descriptivo y barroco para envolver al lector en el mundo particular que le presentaba. Yo sé que este tipo de composición no es la habitual, que lo que más abunda son poemarios sentimentales en primera persona, por eso este premio me invita a creer que los jurados están abiertos a una poesía que se reinventa sin perder sus fuentes, que no teme usar la creatividad y recursos heterogéneos del lenguaje para exteriorizar su pensamiento y emociones».

“El relato por el que ha sido premiado Olgoso se titula ‘Hadjú’ y lo define como «un poliedro de sueños, un tobogán onírico, una rayuela en la que el lector salta de un sueño a otro»”

El relato por el que ha sido premiado Olgoso se titula ‘Hadjú’ y lo define como «un poliedro de sueños, un tobogán onírico, una rayuela en la que el lector salta de un sueño a otro». Este texto forma parte de su libro inédito ‘Devoraluces’, «un volumen celebratorio de la hermosura del mundo, de la gentileza de la vida, de todo lo que tiende a la luz, de los bálsamos del arte, la bondad, la pasión, la esperanza, la imaginación sin límites, la alegría, la amistad o la fascinación de las historias». Aunque literariamente procede de los fantásticos y de los románticos -más concretamente del Romanticismo Negro-, Ángel aclara que este libro no es para nada sombrío, por el contrario, «es una respuesta luminosa, abierta a los sentidos, que intenta comunicar la gratitud de saberse efímero, la belleza natural que irradia todo lo vivo. En el catálogo de sueños de ‘Hadjú’ se valida la frase de Torrente Ballester: «Todo lo que podemos nombrar, es real»». Olgoso cuenta en su haber más de treinta premios siendo los principales el XX Premio Andalucía de la Crítica por ‘Las frutas de la luna’; finalista del XII Premio Setenil al Mejor Libro de Relatos Publicado en España por ‘Breviario negro’; el Premio Sintagma por ‘La máquina de languidecer’; finalista del XVII Premio Andalucía de la Crítica por ‘Los líquenes del sueño’; Libro del Año 2007 según La Clave y Literaturas.com y finalista del XIV Premio Andalucía de la Crítica por ‘Los demonios del lugar’; entre otros.

“’Jardín imposible’ de Marina Tapia es una especie «de botánica fantástica donde se invita al lector a pasear por diferentes culturas (grecolatina, nórdica, sudamericana) y épocas de la historia”

Por su parte, ‘Jardín imposible’ de Marina Tapia es una especie «de botánica fantástica donde se invita al lector a pasear por diferentes culturas (grecolatina, nórdica, sudamericana) y épocas de la historia; a imaginar posibilidades de híbridos entre plantas y animales; a dejarse emocionar, por ejemplo, con la supuesta voz de flores que no desean ser un elemento ornamental, de piedras que quieren formar parte del mundo vegetal, de hombres que se fusionan con árboles, o de seres de algas que recorren la costa». Los temas clásicos de la poesía como el amor, la muerte o la soledad subyacen en la voz de este abanico de personajes y enclaves con los que ha intentado «crear un mundo que atrape; he querido hablar sobre ecología; he deseado hacer un homenaje a las mujeres que a lo largo de la historia han cantado y cuidado el entorno natural, a los poetas enamorados del paisaje como Federico García Lorca o Emily Dickinson. Creo que se trata de un libro que ambiciona que el lector sienta la voz viva de la tierra, pero al mismo tiempo procura ser una obra sincera, cercana y trabajada a conciencia», añade Marina que cuenta con otros premios como el Paco Mollá 2017 por su obra ‘Marjales de interior’.

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