Virtudes Montoro: «La importancia de un diagnóstico precoz del Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC)»

El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) se inicia en la infancia y adolescencia, también puede aparecer en la edad adulta. El TOC es un trastorno muy limitante para la persona que lo padece, por lo que su detección precoz es sumamente importante.

 

Las obsesiones son ideas, impulsos o imágenes mentales recurrentes que el niño tiene sin querer (no las puede evitar aunque no le gusten) y que le producen mucha ansiedad. No se trata de simples preocupaciones sobre problemas de la vida diaria. El niño trata de ignorar o suprimir estas obsesiones y, generalmente, reconoce que son producto de su mente y no son reales.

Las compulsiones son comportamientos repetitivos: lavarse las manos, ordenar cosas, asegurarse de cosas; o acciones mentales: contar, repetir palabras o rezar que el niño se siente empujado a hacer para reducir la ansiedad que le genera el objeto de su obsesión.

Las compulsiones, a diferencia de los tics y manías, se realizan de forma consciente: el niño lucha contra ellas, pero le asalta el miedo a que, si no las hace, ocurrirá algo terrible para él o su familia.. Las compulsiones o rituales están totalmente fuera de su control y dominan por completo al niño, que siente, una y otra vez, la necesidad de repetirlos.

“Para poder diagnosticar el trastorno obsesivo compulsivo el niño debe reconocer, al menos en alguna ocasión, que las obsesiones o las compulsiones son excesivas o absurdas.”

Para poder diagnosticar el trastorno obsesivo compulsivo el niño debe reconocer, al menos en alguna ocasión, que las obsesiones o las compulsiones son excesivas o absurdas.

Las obsesiones más frecuentes son las que se acompañan de conductas de lavado. El TOC en los niños es muy semejante al de los adultos. De hecho, hay más semejanzas que diferencias.

En un estudio realizado en España sobre una extensa muestra de niños, encontraron que las obsesiones más frecuentes eran las relacionadas con el miedo a contaminarse, el miedo a hacerse daño a sí mismo o a los demás (usualmente, un familiar cercano), las obsesiones agresivas, y las de simetría y orden. Las compulsiones más frecuentes, por su parte, eran las de limpieza o lavado excesivo o ritualizado, la comprobación, los rituales de repetición, y el contar, ordenar o arreglar.

En la infancia, además, se presentan con frecuencia obsesiones y compulsiones atípicas: rituales al escribir o leer, al moverse y al hablar (repetir sonidos, palabras o frases), etc. Estos rituales pueden ser mecánicos o de neutralización.

Suelen ser también frecuentes las compulsiones que se asemejan a los tics (repetitivas o mecánicas, por impulso o para descargar energía) como tocar, rozar, golpear, respirar de cierta forma, y guiñar o hacer muecas con la cara o los ojos.

TOC infantil e hiperactividad

Con frecuencia, es difícil reconocer el TOC porque los niños pueden tender a ocultar sus comportamientos. Suele ocurrir que un niño tiene un comportamiento ritualista durante meses, o incluso años, antes de que los padres lo sepan. Además, es posible que el niño no realice el ritual en la escuela y los padres crean que es simplemente una etapa.

Cuando un niño con TOC intenta contener los pensamientos o comportamientos, sufre ansiedad. Los niños que se sienten avergonzados como si estuvieran «volviéndose locos» tal vez intenten entremezclar el TOC en su rutina diaria habitual hasta que ya no pueden controlarlo más.

Es común que los niños le pidan a uno de los padres que lo acompañen en su comportamiento ritualista: Primero el niño tiene que hacer algo y después el padre debe hacer otra cosa. Si el niño le dice: «No toqué nada que tenga gérmenes, ¿verdad?» el padre tal vez deba responder: «No, estás bien». Y el ritual comenzará otra vez una determinada cantidad de veces. Al principio, el padre tal vez no se dé cuenta de lo que está ocurriendo.

“Los berrinches, las señales encubiertas de preocupación y los comportamientos difíciles son comunes cuando los padres no participan en los rituales de su hijo”

Los berrinches, las señales encubiertas de preocupación y los comportamientos difíciles son comunes cuando los padres no participan en los rituales de su hijo. Con frecuencia, este comportamiento, tanto como el TOC en sí, es lo que lleva a las familias a buscar tratamiento.

Los padres pueden buscar los siguientes signos de TOC:

  • manos agrietadas o en carne vida por el lavado constante
  • uso sumamente excesivo de jabón o papel higiénico
  • caída repentina de las calificaciones en la escuela
  • horas no productivas para realizar la tarea
  • orificios en las hojas por borrar en las tareas o los exámenes
  • pedido a los familiares para que repitan frases extrañas o respondan siempre la misma pregunta
  • temor constante a la enfermedad
  • aumento drástico de ropa para lavar
  • excesiva cantidad de tiempo para prepararse para ir a dormir
  • temor constante a que ocurra algo terrible
  • comprobar de manera constante la salud de los familiares
  • negarse a salir de la casa al mismo tiempo que otros integrantes de la familia

A la menor sospecha de que el niño pueda presentar TOC es muy importante acudir a un especialista. En Granada se encuentra la asociación más importante a nivel internacional de diagnóstico y tratamiento del TOC, la Asociación TOC Granada.

Dejo el enlace de su página web: http://tocgranada.com/

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Virtudes Montoro López

Psicóloga especializada en Mindfulness y
Terapia de Aceptación y Compromiso

 

 

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