Rafael Bailón Ruiz: «Compañeros»

Por compañerismo se entiende “relación amistosa, de colaboración y solidaridad entre compañeros”. En este sentido, trabajar con hombres o mujeres que te hacen la tarea más llevadera, resulta impagable. El compañerismo es la actitud de quienes se acompañan y apoyan entre sí para lograr alcanzar una meta. El trabajo en equipo posibilita un ambiente armónico y que lo difícil se convierta en sencillo.

Llevo años trabajando en una profesión tan bella como complicada (la docencia). En este sentido, considero que las personas hacemos las cosas más complicadas de lo que debieran ser. Pero, como siempre, hay excepciones que no confirman la regla. Cada curso, coincidimos con nuevas personas (todas ellas bien distintas). Toca hacerte con el carácter de cada una de ellas, al igual que les tocara a cada uno/a de ellos/as.

A lo largo de mi carrera como profesor, he podido descubrir diferentes perfiles (además de enseñantes, debemos ser psicólogos con alumnos y profesores). Así, huyo del pesimista tanto como del conformista. Me encantan los optimistas y divertidos. Por otro lado, es fundamental compartir momentos con individuos que son ambiciosos (no en el sentido estricto, entendido como tener poder en los centros educativos). Por “ambicioso” entiendo persona que quiere lograr nuevas metas en su lugar de trabajo, buscando siempre el beneficio de sus destinatarios (léase “sus chicos/as”).

A veces, coincides con compañeros que trabajan a la par contigo (lo mismo montan una obra de teatro que plantean un programa de ampliación de conocimientos o diseñan estrategias de comprensión lectora para alumnos con graves carencias). Cuando te encuentras con situaciones tan agradables (encontrar hombres o mujeres poco acomodados), uno no puede hacer otra cosa que no sea esbozar una sonrisa.

Sin duda alguna, para mí trabajar con compañeros humildes, entregados a la causa, capaces de hacer autocrítica en pro de mejorar lo realizado hasta ese momento y ante todo amigos, es un verdadero placer y un lujo poco frecuente en la sociedad en la que vivimos. Por ello, invito a todos/as quienes nos dedicamos al noble arte de la enseñanza a mirarnos menos el ombligo, ponernos el traje de faena, así como asumir responsabilidades para construir una sociedad mejor, sin reproches ni envidias (aportando nuestro granito de arena).

Que mis palabras no caigan en saco roto.

Ver más artículos de:

Rafael Bailón Ruiz

Profesor de ESO

 

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.