Ramón Burgos: «Tiempo tenemos»

No hay nada como ir de localidad en localidad –de pueblo en pueblo- para darse cuenta de la importancia que tienen las costumbres, especialmente en lo que se refiere a mantener viva la memoria del cómo y del cuándo.

 

En la mayoría de los casos “experimentados”, el localismo ancestral está siendo sustituido por un acogimiento cercano que, cada año, aumenta sus bondades, especialmente en los municipios pequeños, donde, sin conocerte o recordarte, te abren las puertas de par en par –como si fueses un habitante más de sus calles y plazas–.

Bien es cierto que se podría mantener que este hecho se debe a la temporalidad de las celebraciones festivas que, en estos días, tienen lugar en muchos rincones de nuestra provincia –y que el resto del año no es tan real–. Pero os aseguro que la comprobación tiene muchos más argumentos y, por cierto, muy positivos.

Por ejemplo: el respeto por las creencias y el acervo ha estado presente en los pregones y alocuciones escuchados; la tolerancia para lo mantenido ha sido máxima.

Estimo que para mejor, de aquellas celebraciones de presupuestos desorbitados e invitados relevantes, hemos pasado al acercamiento a la realidad de lo que siempre tuvo que ser; los dispendios para superar a las poblaciones vecinas han sido permutados por el esparcimiento ajustado a la realidad.

Al respecto, un compañero de viajes mantenía que el “avance en la educación ciudadana” podría ser otra de las razones que hayan colaborado en la mejora de anteriores posiciones. Y, en un acto de confesión política, que la “necesidad de los pactos municipales” habría tenido también un papel fundamental.

Guardé silencio, en reflexión profunda, pues ya sabéis que soy partidario de respetar la voluntad de las urnas por encima de cualquier otro tipo de componendas o tejemanejes –aunque conozca de primera mano algún que otro caso en que la mayoría electoral conseguida ha vuelto a poner de moda los “apartados por convicciones”–.

Tiempo tenemos –cuatro años municipales– para dar o quitar razones, sin olvidar lo que depende de nosotros mismos.

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