Virtudes Montoro: «¿Cómo conseguir aquello que te propones? Apto para incrédulos»

Estos días estoy leyendo el libro “Cómo hacer que te pasen cosas buenas” de la psiquiatra Marian Rojas. Marian trabaja en el Instituto Español de Investigaciones Psiquiátricas como doctora en Medicina y Psiquiatría. Hay ciertos aspectos del libro que me parecen muy interesantes y con los que coincido plenamente, por otro lado, no deja de ser un libro de autoayuda, libros que no cumplen nunca su función. Como afirma el prestigioso psicólogo Dan Gilbert, si realmente funcionasen los libros de autoayuda, habría publicado sólo uno, y no los millones que hay publicados, encajados en el engranaje económico que existe en torno a la felicidad. 

 

¿Cómo hacer que te pasen cosas buenas?, bueno, yo cambiaría la pregunta: ¿siendo bueno te pasarán cosas buenas? En tal caso, sí. Las investigaciones de Richard Davidson, doctor en Neuropsicología e investigador en neurociencia afectiva; demuestran que cuanto más bondadosos somos, más felices somos, más sanos estamos. Así que es muy probable que nos pasen cosas buenas si somos “buenos”.

La pregunta que nos podemos hacer ahora podría ser ¿qué hago para ser mejor persona, para ser más bondadoso? Lo primero es amarnos, desarrollar una verdadera autocompasión y amor hacia uno mismo para que pueda externalizarse hacia los demás.

Cada persona vive y experimenta su propia felicidad; pero en lo que coinciden la mayoría de las personas a las que se pregunta qué les hace felices; son sus relaciones familiares, sociales, hasta tal punto que las investigaciones al respecto, apuntan que uno de los principales indicadores de felicidad, es el matrimonio.

Podemos afirmar que existe un concepto de durabilidad de la felicidad; es permanente en cuanto se basa en las relaciones personales y volátil cuando se refiere a aspectos efímeros (a cosas, por así decirlo). La principal relación que establecemos en la vida, es con nosotros mismos, por ende, si cuidamos ésta, nos estamos asegurando una felicidad duradera, con uno mismo y con los otros.

Tras conocer que la clave de nuestra felicidad está en llevarse bien con uno mismo (y elegir bien a nuestro futuro cónyuge), ¿qué podemos hacer para llevarnos bien con la vida? La interpretación que hagamos de nuestro presente es fundamental; pensar, tal como apunta Dan Gilbert, que lo que estamos viviendo es lo mejor podríamos vivir. Si partimos de esta concepción, seremos capaces de sentir que nuestra vida es plena, tal y como es. Otro factor para conseguir este preciado elixir, es el conocimiento de las emociones, identificar las emociones, aceptarlas y fomentar emociones positivas: la forma en la que nos hablamos es muy importante; determina cómo nos sentimos.

Marian Rojas, nos recomienda que por la mañana nos animemos con afirmaciones “hoy va a ser un día interesante” (nuestra actitud es la responsable de todo lo que nos pasa y cómo permitimos que nos afecte); posteriormente fijar un objetivo para lograrlo (quedar con un buen amigo), trazar el plan (cómo y qué vamos a hacer para quedar) y visualizar ese momento y las emociones positivas que nos generaría. Los objetivos pueden ser cualquier cosa buena que queremos que nos pase. También señala Rojas, que es posible fomentar estados de ánimo positivos recordando momentos felices de nuestra vida, la mente no sabe distinguir si lo que estamos evocando es real o no, lo que conlleva que nuestro estado emocional sea tan positivo como lo fue en su momento.

Y Marian, para terminar, nos dice que pongamos en marcha nuestro sistema reticular activador ascendente (SRAA), así se denomina la función cerebral de filtraje de información, el SRAA se fija sólo en aquella información alineada con los intereses que tenga la persona. Rojas afirma que la mente coopera con nuestros propósitos, intenciones, ilusiones, etc.; con la atención, con aquello en lo que nos fijemos. Así parece que, al trazarnos objetivos y creer que los vamos a conseguir, nuestro SRAA, nos ayuda a conseguirlos.

Alcanzar la felicidad es posible, emana de cada mirada perdida en la que reparas, de cada grito reprimido que detectas; de cada mano temblorosa que sostienes. Puedes percatarte porque lo sentiste en ti. El sufrimiento te laceró fuerte y te sirvió para descubrirlo en otros. Todo tiene un propósito, todo reside en las veces que fuiste consciente de que todo lo que te orbita es bello por el mero hecho de rozarte.

“Clavícula rota”. Virtudes Montoro López

Ver más artículos de

Virtudes Montoro López

Psicóloga especializada en Mindfulness y
Terapia de Aceptación y Compromiso

 

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.