José Luis Abraham López: «’Crímenes ejemplares’, ironía, humor, homicidio»

Según Pedro Tejada «hallamos al gastrónomo, al que enloquecían los callos o ‘el menudo’ (así denominados en México), al aquejado de dolencias estomacales, al tipógrafo…».

La editorial El Reino de Cordelia nos presenta una magnífica edición de los Crímenes ejemplares, de Max Aub. Magnífica por dos notas fundamentales: el cuidado de la edición, con ilustraciones de Pedro Arjona, y el espléndido trabajo crítico de Pedro Tejada Tello, responsable de la edición crítica, el estudio y las notas que sin duda aclaran el sentido de la liturgia literaria de este clásico contemporáneo. De esta forma, este volumen de cuatrocientas cincuenta y tres páginas deleitará al lector convencional en una lectura rápida y entretenida como instruirá al estudioso de la obra del escritor francés.

Junto al corpus de Crímenes ejemplares, acompañan en la edición como apéndices aquellos textos sólo publicados en la revista Sala de espera, algunos otros recuperados, Crímenes apócrifos israelitas y Metacrímenes.

Portada de Crímenes ejemplares. Editorial Reino de Cordelia

En el estudio preliminar, el Catedrático de Lengua Española Pedro Tejada Tello (especialista en la obra de Max Aub) analiza aspectos tan reseñables como la estructura, el humor y la intención de la obra, entre otros.

Aunque hay algún relato, por lo general Max Aub se adscribe al microrrelato no solo por la brevedad de sus historias sino también por los signos propios que lo definen, como son la ambigüedad, la condensación narrativa, etc. y que obligan al lector a tirar de implicaturas para recomponer el sentido textual, omitiendo el autor la presentación de personajes y de las historias contadas por el protagonista de los hechos.

En muchas ocasiones, el homicida reconoce su acto como confesándose ante un juez que guarda silencio pero que se define por sí mismo en un acto sin premeditación alguna, lo que da lugar a sensaciones extravagantes por grotescas, e irracionales por inverosímiles.

Vinculados con la muerte, estos microrrelatos tienen la particularidad de convivir con distintos subgéneros moviéndose el autor entre la greguería, el conceptismo, el aforismo y la paradoja, entre otros rasgos.

La mayoría de las historias surgen de hechos cotidianos que conducen al crimen por motivos muy variopintos: por palabras, por acciones que resultan molestas, por mentiras impías, por plagio, por deudas contraídas y no saldadas, por faltas de respeto, etc., en un amplio abanico de voces que dirigen las escenas –muchas de ellas esquemáticas– que darían para una trama mucho más amplia y propia de un thriller en donde, por las características del género al que Max Aub se adscribe, el desenlace deja en el lector una sensación entre sorpresiva y desconcertante.

Pedro Tejada Tello, responsable de la edición de Crímenes ejemplares

Igual de variopintas resultan las formas del crimen: arma blanca o de fuego, envenenamientos, quemaduras, golpes, piedras, etc. En ciertas ocasiones, algunos personajes hacen de víctima como de agresor (hombres como mujeres), como el caso del vendedor de lotería. Unos son variaciones lingüísticas del mismo tema; en otros, el propio escenario sirve para la utilización ingeniosa del lenguaje, como es la partida de ajedrez.

Algunas veces, el autor se vale del eufemismo (“me presentaba la popa”, “as de oros”, etc.) y en otras es descarnado, recurriendo a la metáfora –rozando la greguería– como cuando describe a un hombre que ronca molestamente: “una fiera acorralada, el estertor de cien moribundos” (p. 221) o a la animalización de algunas víctimas (“ojos de pescado” para describir a un anciano, p. 224).

Como el mismo Tejada Tello ha estudiado, algunos de estos crímenes fueron adaptados para distintos medios como la radio, el teatro y el cine. Esta obra de crímenes ejemplares fue publicada en libro por primera vez en 1957, en México, a la que le siguieron numerosas ediciones. En 1981 fue reconocida con el Gran Premio de Humor Negro de Francia.

Seguir:

@reinodecordelia

facebook.com/reinodecordelia

 

Ver anteriores artículos de

José Luis Abraham López

Profesor de Educación Secundaria y Bachillerato

 

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.