Tamara Morilla y Vicente Mellado: «¿Y ahora qué hago con mi vida?»

Este podría ser el título de una comedia española, pero nada más lejos de la realidad, ya que es la película de terror a la que se enfrenta nuestro alumnado a las edades de 15 y 16 años. En esta etapa tan temprana deben tomar la decisión que les marcará el devenir el resto de sus vidas.

Por tanto, llegados los 15-16 años, llega el gran dilema ¿Bachillerato o Formación Profesional?, pero aquí no acaba, pasados 2 años, ya con 17-18 años se nos plantea otra elección, en este caso ¿Grado o Formación Profesional? Hace unas décadas estaba clara la elección, Bachillerato y Grado (Diplomatura o Licenciatura), en la actualidad han cambiado las tornas, se ha producido un auge de la Formación Profesional, de hecho, según el último informe del Observatorio de las Ocupaciones del SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal), la tasa de empleabilidad de la Formación Profesional a día de hoy supera largamente a la Universidad. Así es, cada vez son más las personas que deciden escoger alguna rama dentro de la gran variedad que ofrecen estos estudios. ¿Por qué? La respuesta es clara, se ha producido un cambio socio-económico, donde la formación contínua y práctica toman terreno.

Y no olvidamos a aquellas personas que tras años de estar fuera del sistema educativo vuelven a las aulas para cursar un ciclo de Formación Profesional. Buscando nuevas oportunidades ya que no hay ningún tipo de duda en la necesidad constante de formación, todas las personas tenemos que adquirir conocimientos en el día a día, es un proceso permanente y si no lo haces te quedas a la cola en un mundo tan competitivo en el que nos movemos.

Los centros en los que trabajamos el profesorado de Formación Profesional, pretendemos dar respuesta a esas necesidades, mejorando la empleabilidad de nuestros jóvenes preparándolos para su futuro laboral al que tendrán que hacer frente en un corto o medio plazo.

Si sumamos a los miedos anteriores, la despoblación, menor oferta de servicios, mayores tasas de desempleo, la situación se complica. Esta es la realidad de las zonas rurales. Por lo que centros como el nuestro, en Íllora, el IES Diego de Siloé, donde se imparten ciclos de la rama de Administración y Gestión, una de las ramas profesionales con mayor tasa de inserción laboral, así como los ciclos de Transporte y Mantenimiento de Vehículos, jugando ambos un papel importante en el sostenimiento de estas zonas, dando nuevas posibilidades a los jóvenes que no quieren verse abocados a abandonar sus pueblos.

Quizás de esta forma, estemos abriendo una ventana de oportunidades a nuestros alumnos y alumnas, que se encuentran en esa difícil decisión. Pero, ¿cómo lo hacemos? Nuestra visión de la enseñanza es la de ayudarles a emprender, y no entendiendo el emprendimiento como la manera de crear empresas, no, nuestro alumnado emprende en cada momento que toma sus decisiones y que se forma. Potenciamos el desarrollar esas Soft Skills (empatía, asertividad, escucha activa, comunicación, proactividad, versatilidad, y así hasta un sinfín de cualidades básicas en el emprendimiento) con las que se construyen como personas abiertas y resilientes que se enfrentan a un mercado laboral en continuo cambio.

No nos podemos olvidar de agentes fundamentales para desarrollar nuestros ciclos formativos. La colaboración con las entidades públicas y privadas como los Ayuntamientos, Cámaras de Comercio, asociaciones y las empresas de estas zonas, hacen que se genere un ecosistema del que debemos aprovechar las sinergias que se puedan producir.

Por lo que, debemos ser capaces de dejar a un lado las películas de terror y conseguir una película de aventuras, con final feliz, alta formación, emprendimiento y capacitación para lograr los objetivos.

Vicente Mellado
Tamara Morilla

Profesores de

Administración

de Empresas

IES Diego de Siloé, Íllora

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.