‘Los ingratos’, una obra maestra de las que dejan poso en la memoria

Me la regaló mi hija. Ella conoce mis gustos. Sabe que me gusta la literatura intimista, profunda, la que despierta las emociones y sentimientos más humanos. Se titula Los Ingratos, publicado por Editorial Espasa y cuyo autor es el periodista del Mundo, Pedro Simón, y con esta novela obtuvo el Premio Primavera 2021.

Su lectura me causó tal impresión que cuando terminé la releí. Directa al alma, entrañable y muy bien narrada, desde su primera página causa la sensación de ser una obra maestra de la literatura. El autor ha escrito una bella obra, de las que dejan poso en la memoria. De las que te hacen recordar situaciones y vivencias de aquella España rural de los años 70, retrasada y pobre. De las que te hacen pensar y reflexionar en el trabajo y el esfuerzo de aquellos hijos de los que se bañaron en sangre (en palabras del autor), que dejaron ya hecho el camino de los que vendrían detrás. Pero que aún no se ha sabido reconocer.

Portada de la novela, Los ingratos (Ed. Espasa) de Pedro Simón

La historia, narrada en primera persona por un niño, y de forma epistolar por su cuidadora, es la de la familia de una maestra que, dando tumbos por la geografía española, llega a un pequeño pueblo de Extremadura. El matrimonio tiene dos hijas y un hijo pequeño. El padre trabaja en Madrid y, cada vez, los visita menos. Se van quedando solos. La madre, agobiada por el trabajo que supone atender a la escuela y los hijos, recurre a los servicios de Emérita, una mujer del pueblo, grande, sorda, viuda y con una gran tragedia familiar a sus espaldas. Emérita encuentra en Daniel, el pequeño de la familia, al hijo que perdió. Y cuida de él y de las niñas con total entrega, dedicación y cariño. Con el niño entronca especialmente, como si en realidad fuera su hijo, aquel que perdió. Eme es analfabeta. Los infantes y su madre responden a sus desvelos enseñándola a leer y escribir. Eme, aprende con rapidez y se supera día a día. Tan es así que escribe preciosas cartas a todos. Sobre todo, una maravillosa para el hijo que perdió. En uno de sus párrafos, dice: “Ninguna madre está preparada para perder un hijo. Pero lo difícil es tener otro sabiendo una cosa: que vas a perderlo igual”

La familia permanece varios años en el pueblo, hasta que la maestra cumple su deseo de trabajar en Madrid. Al principio hacen algunas visitas al pueblo, pero, poco a poco, se van espaciando hasta que desaparecen. Emérita los sigue esperando en vano. Pasan los años. Daniel triunfa en Madrid y ya ha formado su propia familia. Un día se acuerda de Eme y va al pueblo a visitarla. Pero ya es tarde. Ella ya está descansando en el cementerio.

El libro acaba con una página que da idea de la honradez literaria de su autor. En ella, cita libros, autores y gentes de los que fue chupando, según sus propias palabras. Y lo agradece de corazón. En la relación aparecen escritores de la talla de Miguel Delibes, Miguel Hernández, Héctor Abad Faciolince o Arturo Pérez Reverte. Somos también hijos y deudores de lo que leemos, D. Pedro.

Pienso que Los Ingratos debe ser un libro de lectura obligatoria. Su escritura en un lenguaje directo, riguroso, preciso y cuidado al límite nos entusiasma, y su palabra llega a lo más profundo de nuestro corazón. Una novela intensa y bella, digna de figurar en lo más alto de la literatura.

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 JOSÉ VAQUERO SÁNCHEZ,

docente jubilado

 

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