Daniel Morales Escobar: «Una breve historia de España en el siglo XIX (3ª parte): El Sexenio Revolucionario»

El nuevo periodo histórico que comienza con la Revolución Gloriosa se llama el Sexenio Revolucionario (1868-1874). Aún más agitado que el reinado de Isabel II, en él, sin embargo, se intenta democratizar este país, aunque sin éxito. Lo primero que hace un gobierno provisional, integrado por los líderes de la revolución y que se forma nada más irse la reina a Francia, es aprobar una serie de decretos que establecen derechos como la libertad de prensa, de reunión o de asociación, además de convocar elecciones generales por sufragio universal (masculino) para formar unas Cortes. Estas Cortes van a elaborar una nueva constitución, es decir, van a ser unas cortes constituyentes.

La Constitución aprobada, de 1869, será la primera de nuestra historia considerada democrática –especialmente por su amplia declaración de derechos– y mantiene la monarquía como forma de estado, aunque el rey debería acatar plenamente la constitución. Sería, en consecuencia, una monarquía democrática. El problema era qué rey. Porque para nada se pensaba en una vuelta de Isabel II; y mientras se encontraba al candidato idóneo en algún lugar de Europa o de España, es nombrado regente el general Serrano. Junto a él, el general Prim asume la presidencia del gobierno, siendo el encargado de encontrar quien ocupe el trono. Aunque había varios candidatos entre la realeza europea, así como un nuevo pretendiente carlista y algunos otros de nuestra nobleza, finalmente Prim logra que Las Cortes voten favorablemente su propuesta de que sea Amadeo de Saboya, hijo del rey de Italia, el nuevo rey de España. Estaba dispuesto a jurar la constitución, era católico y no era el heredero a la corona en su país.

La emboscada al general Prim. Fuente: ABC

Amadeo I llega a España por el puerto de Cartagena y, nada más desembarcar, a finales de 1870, le dicen que Prim, el jefe del gobierno y hombre fuerte del momento, acaba de morir asesinado por una emboscada en la calle del Turco de Madrid. Su primer acto en España será acudir al funeral del malogrado general y político. El reinado, por tanto, no podía empezar peor. El joven rey se encuentra, desde el primer día, con multitud de problemas y dificultades: una nueva guerra carlista, la hostilidad de la nobleza, que pretende el regreso de los Borbones, la oposición de los republicanos y de las clases trabajadoras, alborotadas tras la entrada en nuestro país de las ideas socialistas y anarquistas –gracias a las nuevas libertades constitucionales–, y unos políticos que dicen apoyarlo pero que están muy divididos y generan constantes cambios de gobierno, así como varios procesos electorales en poco tiempo.

Amadeo I hacia 1871. Anónimo. Museo del Prado

El 11 de febrero de 1873, impotente ante tanta lucha política y armada, Amadeo renuncia al trono y abandona España. Su reinado ha durado algo más de dos años. Ese mismo día los diputados y senadores, reunidos conjuntamente, proclaman la república, que será la I República. Como dijo el político Emilio Castelar, la monarquía “ha muerto por sí misma”, de modo que “Nadie trae la República; la traen las circunstancias”.

Pi i Margall desbordado por el federalismo. Revista La Flaca, 1873

La I República, que empieza con la presidencia de Estanislao Figueras, hereda todos los problemas de la monarquía: guerra carlista, revueltas obreras, división de los políticos, inestabilidad,…, lo que llevará a su muy corta duración. No obstante, en esos pocos meses se celebran nuevas elecciones generales, que dan la victoria a los republicanos federales de Pi i Margall, convertido en el segundo presidente. En consecuencia, la constitución que se va a elaborar va a establecer que España es una república de tipo federal, constituida por estados, como ya eran los Estados Unidos. Pero aunque la constitución establecía exactamente cuáles eran esos estados, es ahora cuando surge un nuevo y grave problema: el cantonalismo. Numerosos pueblos y ciudades del sur y del levante, como Cartagena, Alcoy, Granada, Loja,… se proclaman “cantón”, es decir, ciudad independiente. El objetivo, sin embargo, no era realmente la independencia, sino formar una república federal española por la unión (federación) voluntaria de esos cantones.

Para sofocar la insurrección Nicolás Salmerón, que sustituye a Pi i Margall, recurre al ejército, lo que vuelve a dar un gran protagonismo a militares como los generales Pavía y Martínez Campos. El cantonalismo acabará prácticamente con el cuarto y último presidente de la I República, el ya conocido Emilio Castelar, aunque cuando se sofoca el último cantón, el de Cartagena, Castelar ya ha sido desalojado del poder por el golpe de estado del general Pavía en Las Cortes, que acaba con ese intento de república federal y democrática a la “tradicional usanza española”: el pronunciamiento militar.

Martínez Campos “restaurando” a Alfonso XII. Revista La Madeja, 1875

El año 1874, desde el golpe de Pavía, que ha sido el 3 de enero, es de cierta indefinición política: podríamos decir que ahora la república es autoritaria (o presidencialista) y queda en manos otra vez del veterano general Serrano. Pero lo más importante en estos momentos es que los monárquicos están organizando la vuelta de los Borbones; concretamente, el político malagueño Antonio Cánovas del Castillo, líder de los llamados alfonsinos, prepara la entronización como rey del hijo de Isabel II, el príncipe Alfonso de Borbón. A primeros de diciembre de ese año Alfonso hace público el Manifiesto de Sandhurst, realmente preparado por Cánovas, en el que se ofrece como rey constitucional y católico a los españoles. La idea del malagueño es que la monarquía regrese sin intervención de los militares, pero el general Martínez Campos no lo ve igual y a finales de ese mes, en Sagunto, mediante un nuevo pronunciamiento, lo proclama rey: será Alfonso XII. De esta manera, la monarquía vuelve a estar presente en España, con la misma dinastía, los Borbones, y restaurada por el golpe de un general. Es así como finaliza el Sexenio Democrático y comienza la Restauración Borbónica.

 

 

Ver artículos anteriores de

Daniel Morales Escobar,

Profesor de Historia en el IES Padre Manjón

y autor del libro  ‘Un maestro en la República’ (Ed. Almizate)

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