Juan Santaella: «Los abuelos son para el verano»
Ser abuelos es una experiencia única. Son una fuente de afecto para los nietos y, además, con su experiencia, les transmiten enseñanzas de vida que sus padres, por el exceso de trabajo, no pueden. El tiempo compartido con los abuelos, los viajes en común y las conversaciones con ellos dejan huellas indelebles en el recuerdo y en el comportamiento futuro de los nietos. Un buen abuelo nunca debe dejarse llevar por el llanto del nieto cuanto éste obedezca a caprichos, pues esos llantos suelen obedecer a una estrategia de manipulación del abuelo para lograr sus objetivos. El no del abuelo debe ser no, como cuando se lo daba a sus hijos.
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