Ángeles García-Fresneda: «Manresa, 1979»
Aunque la actualidad no me concierne, reconozco que ni bajo el cimborrio de la catedral de Burgos, ante la tumba
Leer másAunque la actualidad no me concierne, reconozco que ni bajo el cimborrio de la catedral de Burgos, ante la tumba
Leer másDesde Castril, en una hora, llegas al borde de Andalucía por las altiplanicies de Granada y Murcia, por carreteras locales
Leer másLos amigos son el regalo de la vida. Incluso si es yendo de viaje con ellos —circunstancia esta propensa a
Leer más«La ciudad de Elvira, situada en una llanura, se hallaba poblada por gentes que no podían sufrirse unas a otras,
Leer másCon el propósito de que el tándem bares de debajo de mi casa-policía local de Granada descanse de mi persona,
Leer másUn mes largo en el campo. Regreso a Granada y, tras poner la casa a punto, me instalo los cascos
Leer másDesde que estoy jubilada me ha dado por hacer cosas raras; por ejemplo, reproducir actitudes de algunos de mis personajes
Leer másEste pasado domingo asistí al ingreso de Félix de Azúa a la RAE. Su discurso fue íntimo tanto en la forma como en el fondo, fraternal, un reconocimiento a Martín de Riquer –cuyo sillón H él ocupa ahora “por serendipia”- que le descubrió, como a todos nosotros, el mundo de los trovadores y, en su caso, el léxico de las armas medievales que luego novelaría en Mansura y a sus amigos, algunos académicos allí presentes, como Javier Marías o Vargas Llosa que le dio una réplica vigorosa, loando la visión integradora de las artes y la libertad de pensamiento del nuevo académico, “es difícil ser independiente en esta época en la que ya no hay casi ilusiones… Félix de Azúa fue uno de los primeros españoles en perder aquellas ilusiones de los años sesenta y setenta pero ello no lo sumió, paradójicamente, en el nihilismo…continuó escribiendo y batallando en solitario por unos valores e ideas cada vez más solitarias y excéntricas en el mundo en que vivimos”.
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