La autonomía de adolescentes y niños crece con la natación

María Gallego, profesora de  Educación Especial del CEPR San Pascual Bailón indica que «la idea fue de una compañera, Maite Aguilera, que trabajaba en el Media Luna. Queríamos hacer experiencias con los alumnos para desarrollar su autonomía personal, aumentar su motivación y mejorar sus relaciones sociales. Se nos ocurrió el proyecto de la piscina porque nos brindaba un ambiente lúdico, donde se lo iban a pasar bien y podíamos trabajar aspectos como, por ejemplo, el vestido, aprender a calzarse o cosas relacionadas con el aseo…». Así echó a andar esta experiencia con seis alumnos de estos centros conscientes de que algunos de estos objetivos también se pueden conseguir dentro del aula, pero que es mucho mejor si trabajan en un sitio como la piscina donde tienen un especial significado. En los cursos siguientes, ya como proyecto de innovación educativa, están participando, junto con María Gallego, las profesoras Silvia Mesa de CEI Media Luna y Antonia Vicente, del IES Cerro de los Infantes, además de las monitoras de Educación Especial de los tres centros y ocasionalmente algunos voluntarios de oenegés.

Además de los beneficios señalados en lo que respecta a aprendizaje de destrezas personales este proyecto aporta otra serie de ventajas. «Para los alumnos con problemas psicomotores, trabajar determinados ejercicios en el agua es más beneficioso que hacerlo fuera. También es una estupenda excusa para trabajar la relación con el entorno, hay que tomar un medio de transporte, ir a otra localidad, llegar a unas instalaciones deportivas, relacionarnos con otras personas, aprender a saludar, a cumplir unas determinadas normas…», añaden. De hecho, al principio, también abarcaba el conocimiento del entorno, pues cuando acababan en la piscina se acercaban al parque cercano para estudiar el cambio de las estaciones, conocer plantas y animales, además de realizar juegos y dibujos. Así mismo, lamenta que el establecimiento donde desayunaban esté cerrado pues aprovechaban para hacer un desayuno sano y saludable y ganar autonomía en este aspecto.

Al tener noticia de lo que se estaba haciendo en estos centros las profesoras de Educación Especial del instituto solicitaron integrarse en el proyecto. De esta forma en la actualidad son media docena de alumnos y alumnas de cada centro los que se benefician de este proyecto. Según informan, el número puede variar pues se suele invitar a otros compañeros como «fórmula de motivación».

Integración social

Todos los jueves un autobús les recoge de las puertas del centro en torno a las 9.30 horas para regresar unas tres horas después. Durante ese tiempo se repite el mismo ritual: cuando llegan saludan a los monitores y a las otras personas que hay allí. Luego se dirigen a sus respectivos vestuarios para ponerse el bañador. Para que puedan ejercitar esa práctica las monitoras ayudan a aquellos que todavía lo necesitan. Cuando ya todos están equipados con el bañador, las chanclas y el gorro, realizan algunos ejercicios de calentamiento, se duchan y se introducen en la piscina pequeña donde practican otros ejercicios marcados por el monitor. A continuación algunos van pasando a la piscina grande.

Todo un éxito. La prueba de ello es que ningún niño se ha dado de baja durante estos cinco años. Por ello, como es de suponer las familias están contentísimas. Así se pudo ver cuando se presentó el nuevo proyecto a los Consejos Escolares para su aprobación. No en vano han podido apreciar la  evolución de sus hijos en el aspecto emocional y psicomotor. También han comprendido que es otra forma de aprender más lúdica. Para ello, las profesoras invitan a los padres y madres a compartir esas horas y ver el  desarrollo de la actividad. En este sentido, Silvia Mesa resalta la importancia del proyecto en la integración social de los alumnos con necesidades especiales en el entorno. «El proyecto, entre otros objetivos, pretende potenciar la integración sociofamiliar trabajando para ello la autonomía personal de los alumnos y las relaciones con el entorno. Trabajamos la integración escolar de estos alumnos al ampliar la experiencia a otros, sin dificultades, como fuente de motivación». Antes de concluir, «la piscina es un espacio ideal para la relación entre todos los alumnos con y sin necesidades educativas especiales».

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