Pedro López Ávila: La crisis y los partidos políticos

   Los que predican confianza o desconfianza con  el pretexto de predicar a la ciudadanía  de que toda irá a mejor o peor en poco tiempo, no hacen sino predicarles la ruina y la vergüenza, porque de sobra saben que el poder económico y el tejido industrial se ha instalado en otros países muy lejanos, con los que difícilmente se puede competir, entre otros, China, Japón o el gran monstruo dormido: Brasil, que muy pronto aflorará como un gran potencia económica internacional.

 Los antiguos enemigos del sistema democrático, los neonazis o la extrema izquierda han encontrado en esta coyuntura el clima propicio  en aquellos que de la noche a la mañana se han encontrado con la pobreza, la miseria ante sus ojos y hasta con la hambruna. Con una dialéctica perversa han llegado al sentimiento más bajo del ser humano, para conseguir cotas de poder inimaginables hace muy poco tiempo.

  Si el poder político cada día que pasa se encuentra más a merced del poder económico, aquel debe realizar (entre otras muchas funciones) pedagogía política, para que el hombre honrado se mantengan apartado de «manos fuertes» y no confíe en ellas por muchas promesas que les hagan y mucha utilidad que a ello vean.

 A esta labor inexcusable, deben contribuir activamente  los medios de comunicación, filósofos, escritores  pensadores y, sobre todo, el propio poder económico por mucho que le pese, pues el enemigo, siempre, históricamente, se vuelve  más hostil con la huida o el silencio y ensoberbece, cuando nos ven temblar bajo su poder.

  Imagino que a Angela Merkel se le habrán abierto las carnes, cuando haya visto al líder del partido «democrático» griego, «amanecer dorado», acompañado de matones de discoteca de medio pelo, que imperaban a  periodistas y fotógrafos asistentes a una rueda de prensa diciéndoles: «levantaos todos y mostrad respeto», o cuando gritaba como un energúmeno por las calles: ¡todos los inmigrantes ilegales,  fuera! ¡fuera de mi casa! o su deseo de bombardear las fronteras para que no entren inmigrantes. Parece, igualmente, inimaginable  que un diputado de «amanecer dorado» (un morlaco misógino) agreda a puñetazos y a bofetadas a mujeres, lo que corrobora la tesis del latente peligro al que  podríamos llegar con estos tipos en los parlamentos, sean de un signo o de otro.

  Imagino esto, porque la SRª Merkel debe tener testimonios directos de lo que significan estas formas de gobierno a las que se acceden a veces a través de las urnas,  y sería bastante mejor,también, si entendiera el refranero español, sobre todo, aquel que dice: «cuando las barbas del vecino veas cortar pon las tuyas a remojar».

  También me gustaría creer que el Sr. Obama  estará tomando buena nota de la situación europea, y aunque,  a fin de cuentas, cada país va a lo suyo como cada uno va a defender sus propios intereses personales, el orden democrático internacional puede correr el riesgo de coger el camino del desaliento, dejándose llevar en vez de dirigir, sin tener en cuenta que el temor y la desconfianza son buenos rescoldos que prenden rápidamente en ideologías  extremistas y de las que también debe tener, el dirigente amercano, testimonios directos y muy próximos a EE. UU.

   Debemos crear, por tanto, un frente común que impida el paso a los que las ideas democráticas y la libertad les puedan parecer incompatibles con el progreso moral y económico; debemos explicarle a los pueblos que el enemigo más cercano está dentro de nosotros mismos si dejamos vacios el entendimiento, la conciencia y la memoria, cuando nos amenaza la necesidad.

   Los políticos no pueden traicionar los valores que se imparten en la escuela, no tienen derecho a la ostentación, al lujo, al dispendio; llevar unas costumbres bajas y viles, peores que la de gente más ruin, sino que deben poner su saber al servicio del beneficio de todos, haciendo frente a sus propias ideas de globalización, reordenándolas más racionalmente, reconquistando la soberanía nacional y poniendo freno a la desmesurada ganancia y acumulación  de dinero rápido y fácil de los inventores del sistema globalizado, que han arrastrado a muchos gobiernos que no gobiernan  (ahora le toca al nuestro) a un retroceso económico tal, que ya Cruz Roja está solicitando ayuda internacional, para sofocar la hambruna que de forma definitiva ha arribado a los sectores más desfavorecidos de nuestra sociedad.

(*) Catedrático de Lengua y Literatura Española jubilado. Cuenta con un blog donde publica artículos de opinión, su producción poética  y realiza crítica de la obra de pintores cotnemporáneos. Lo ha titulado LA TORMENTA ESTABA INVENTADA DESDE SIEMPRE

(**) NOTA: Este artículo se publicó en la edición impresa de IDEAL correspondiente al viernes, 22 de junio.

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