Juan de Dios Villanueva Roa: «Messi y el ministro»

No obstante, les deja abierta otra puerta, la de darse una vuelta por las afueras de España, por los países que necesitarán mano de obra barata, y otear el horizonte, para su futuro laboral. De esa forma, los preparamos aquí, aunque será complicado tal y como está dejando la educación, y a continuación los exportamos rumbo a Inglaterra, Alemania, Bélgica u Holanda. Algunos podrán ir a Suiza, pero para otras cosas; siempre hacen falta administradores de bienes ajenos en el extranjero que hablen nuestra lengua, porque queda fatal el pinganillo en la oreja.

La vergüenza es una herencia, que quien la hereda la tiene, y quien no, sinvergüenza se mantiene, y esto viene por esa sonrisa que algunos muestran tras soltar disparates de ese tipo, sonriendo con esos aires de superioridad que muestran aquellos que se creen llamados a ser los protagonistas de las placas más sublimes en plazas y calles. A lo mejor no saben que su protagonismo acabará como el de todos, en otra plaquita bien diferente. El problema es que a veces esos mensajes del ministro llegan a quienes son incapaces de descifrarlos, y caen en la trampa del dinero fácil, pues nuestro ministro antepone el dinero a todo lo demás, como si el dinero llegase en sobres, así, con alegría y desparpajo. Verá usted, Carlos, un jovencito veinteañero, juega en un equipo de fútbol de regional preferente. Su club le abona diez euros por entrenamiento, en total tres sesiones a la semana, y quince euros en el caso de que empaten el partido. Si ganan, el beneficio sube a veinticinco. En el caso de perder no ven un céntimo. Normal. Carlos mira a Messi, a Ronaldo, a estos monstruos que hacen enloquecer al personal cada fin de semana, con sus pendientes de oro, con sus cochazos, con esas compañías que llevan…, y piensa que para qué quiere él estudiar, que, como dice el ministro, la pasta está en la pelota. Este curso casi lo ha perdido, porque no ve a Messi leyendo mucho, y a Ronaldo no se le cae la música de la oreja. Y me recuerda que el ministro de Educación es también del deporte.

Lo peor no es el daño que está haciendo Wert a la educación de hoy, lo malo es lo que está comenzando a sembrar para el futuro. Parece que se está garantizando la mano de obra barata, a precio de saldo, para aquellos que dispongan de rentas en el mañana, para España y para el resto de Europa.

 

 

 

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     Juan de Dios Villanueva Roa

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