‘El Dios de la ira’ nació como un análisis entre el bien y el mal. Yo quería profundizar en esta idea y el hecho de que entre ambas hay una separación muy fina”, de esta forma explica su autor, Francisco Javier Sánchez (Granada, 1972), la génesis de su primera novela que presenta el jueves, a partir de las 20 h., en el Centro Artístico-Literario y Científico de Granada, en cuyo acto le acompañará José Manuel Rojas. En la obra publicada por Ediciones Dauroreconoce su deuda con el cine al que ha sido muy aficionado desde pequeño: “En las películas de terror me llamaba mucho la atención que siempre veía adolescentes que se topaban con un personaje físicamente imponente y al final siempre morían. Quise darle una vuelta de tuerca y pensar qué pasaría si un asesino en serie se encontrase con alguien que fuese capaz de hacer cosas peores que él”.
La respuesta la pueden encontrar en las 144 páginas que con “un ritmo endiablado” se desarrolla en un lejano Canadá donde el granadino, traductor e intérprete, vivió dos cortos períodos de tiempo. “En 2001 viví tres meses en Toronto y, más tarde, siete meses en Montreal. Pese a ello la acción transcurre en la zona oeste de Canadá, más cerca de Calgary, que no llegué a visitar para lo que se documentó muchísimo con libros, fotografías e Internet, e incluso hablando con amigos canadiense pues quería que fuera muy real”, reconoce. Real va a resultar a los usuarios la descripción del primer parque pues cuando empezó a escribir esta historia tenía en la mente un parqueen el que practica deporte dos veces por semana: El García Lorca.
Cinéfilo empedernido
Sánchez Manzano se reconoce como ‘cinéfilo empedernido’ y entre los recuerdos de su infancia atesora la tarde de los domingos con sus tíos en el cine o contemplado la televisión junto a su padre un con quien veía películas de todos los géneros hasta el punto de considerar que podido ser lo que más le ha influido para escribir, “más incluso que la lectura”. Se llegada a la literatura ha sido a través del relato breve y de este periódico. “Ha sido una cosa curiosa. Siempre me gustó escribir aunque nunca pensé en publicar. Estuve trabajando en una página web y coincidí con José Manuel Rojas que me animó a presentarlo a los concursos de narraciones breves”. Así lo hizo y en el verano de 2007 y quedó finalista con el titulado ‘El navegador’, basado en hechos reales. Al año siguiente presentó ‘La cuchara’ con el que ganó el concurso de relatos de invierno.
Luego vendría ‘Cuentos para sonreír’, otra ocurrencia que le vino contemplando la televisión basada en las cosas que vamos dejando porque pensamos que siempre hay tiempo para contarlas pues nos absorbe el trabajo y los compromisos. “Me imaginé que era el fin del mundo y la gente se da cuenta de lo que va a perder”. Así llegamos a la primera novela, calificada como intensa y emocionante que se desarrolla en paisajes canadienses muy influido por el mundo cine que cuenta con dos personajes principales, condenados a encontrarse cada uno de los cuales personifica el bien y el mal. Cuando le comentamos si no hay demasiada sangre justifica que “eso es así porque uno de los personajes está basado en un asesino en serie que existió en la vida real y yo leí cosas que eran muy desagradables, pues la realidad a veces supera a la ficción y quería que fuera fiel al comportamiento de un asesino. Intento que la gente comprenda un poco las motivaciones aunque está claro que no está muy bien de la cabeza”.
Renglón seguido puntualiza “el libro también trata de una historia de amor. De hecho es el detonante de mucho de lo que sucede después”. Así lo indica este autor granadino que junto con su editora, Mariana Lozano, coincidieron en elegir como onomástica de la impresión el 3 de mayo, día de nacimiento de Nicolás Maquiavelo y que entre sus autores favoritos están Paul Auster, Ken Follet, Stephen King, Harlan Coben, Eduardo Mendoza. Antes de despedirse nos indica que “se trata de un libro original, con un buen ritmo, con los ingredientes suficientes para componer una historia de cierta profundidad y, sobre todo, para ser entretenido”.
Pistas sobre ‘El Dios de la ira’
-Soy muy aficionado al cine y veía muchas películas de miedo en las que una pandilla de jovencitos descerebrados se enfrentaba a un asesino de físico imponente. Los chicos siempre morían, y así surgió la idea: ¿qué pasaría si un asesino en serie se encontrara con alguien capaz de cosas peores que él? -Pensé en contar una historia con dos personajes principales, condenados a encontrarse, con muchas similitudes entre ellos, pero también muy distintos el uno del otro. Y quise profundizar lo suficiente en ellos para que el lector pudiese comprender su comportamiento y sus motivaciones. -Me basé en un asesino en serie real. Me documenté bastante en este sentido. Por eso algunos pasajes son un poco duros, pero creo que son necesarios y encajan bien en la novela. -No obstante, y aunque pueda parecer lo contrario, la evolución de los personajes se apoya en una historia de amor. Es el detonante de mucho de lo que sucede después. -Tenía claro que lo más importante era que la historia fuera original y que los personajes estuviesen bien desarrollados. Según mi planteamiento, también era fundamental ubicar la historia (o parte de ella) en plena naturaleza. Pensé que esa inmensidad envolvería la narración, le daría profundidad. De hecho, la naturaleza se convierte en la protagonista principal de la novela. Así, para expresar con mayor fuerza el sentido de algunos capítulos utilicé elementos como el agua, el viento, la tierra, la nieve, el frío y el calor. -He intentado que la narración tuviese un buen ritmo. Se trata de una novela muy descriptiva y muy cinematográfica. Los capítulos son cortos pero densos; están llenos de detalles, de matices que son importantes en la historia. Por eso creo que es un libro que puede leerse con facilidad e, incluso, que admite una segunda lectura. Y probablemente en esta segunda lectura se entenderá de forma diferente. -Mis autores favoritos son Paul Auster, Ken Follet, Stephen King, Harlan Coben, Eduardo Mendoza. Pero creo que mi verdadera inspiración ha venido del cine, de todas las películas que veía de pequeño y de otras que vi no tan pequeño y que me marcaron por alguna razón. Hablo de las películas de la América profunda y escondida. Las que retratan la soledad del paisaje con angulares increíbles o encuadres majestuosos. De esas fuentes sí he bebido. Me refiero a cine destacable por su tratamiento de la violencia, por su relación con la naturaleza, o por las reacciones de sus personajes, como sucede en Deliverance, Malas tierras, Una historia de violencia, Psicosis… -En definitiva creo que se trata de un libro original, con un buen ritmo, con los ingredientes suficientes para componer una historia de cierta profundidad y, sobre todo, para ser entretenido. OIR AUDIO DE LA ENTREVISTA:
Título: El Dios de la Ira |