Emilio Luis Fernández, director de este espacio y taller, nos adelantaba que se esperaba,tal y como ocurrió, una buena asistencia a la inauguración de la muestra de esta joven artista cuya obra conoció por Internet pues le llamó poderosamente su atención. Por ello, contactó con ella pues en La Granja quiere dar la posibilidad de mostrar su obra tanto a artistas consagrados como noveles. En el caso de Paola reconoce que su obra le dejó “prendado” por su trazos sencillos, miradas penetrantes, siluetas voluptuosas y sugerentes, que en palabras de Vicente Delacalle “definen perfiles muchas veces indefinidos, cromáticamente rotos por un color recurrente y puntual, que otras veces se muestra puro y saturado”.
Estilo personal
Por su parte la artista explica que con el título de la muestra compuesta por veintiocho obras originales que van desde el pequeño formato al de cartel, “hace referencia a la primera relación privada que se crea entre el espectador y el personaje femenino retratado”. Igualmente aclara que “cada una de mis obras son un poco autorretrato en diferentes fases de mi vida, de mis emociones”.
Desde el punto de vista narrativo sorprende por sus “mares de cabellos, infinitos; tras lápices de colores que actúan como puntos de sutura entre lo naïf y lo sexy. A través de miradas, de pestañas, del vuelo de las formas, y de lo sensual de la desnudez formal, que configuran un estilo personal que aún se sigue configurando poco a poco”. Precisamente su profesor de Dibujo, Luis Casablanca Migueles, destaca “su valentía en el trabajo, femenino, pulcro” y cómo “detrás hay algo más interesante como es su postura frente al mundo, cómo ve la mujer y cómo se ve ella misma”. Así mismo, resalta que “apuesto por su futuro” pues le vaticina “una prometedora carrera”, tanto como ilustradora en general como de libros de literatura infantil.
A la hora de buscar influencias la artista reconoce su deuda con el manga y el art nouveau citando como modelos a Alphonse Mucha, Milo Manara, Guido Crepax, y autores más contemporáneos como Conrad Roset, “un ilustrador catalán muy importante para mí” o la barcelonesa Paula Bonet, entre otros. Emilio Luis afirma que esta es una de esas “buenas exposiciones que no se deberían perder quien le guste el dibujo limpio, bien hecho ya que “se trata de una exposición de una artista joven pero con un estilo personal”. También por lo interesante que resulta cada uno de sus trazos, cada figura femenina, y “porque cada rostro que ella representa ofrece una complicidad con el observador”.
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