Antonio Luis García Ruiz: «Niños olvidados: Futuro hipotecado»

Hace tan sólo unos días, entre las 8´30 y las 9 horas, me desplazo en coche desde la Circunvalación al Campus de Cartuja, atravesando una de las zonas de Granada con mayor concentración de centros docentes: rotonda de Méndez Núñez, Severo Ochoa, Constitución, Isaac Albéniz, etc. Aquí hay un camión de reciclaje de papel cargando y me veo obligado a parar casi diez minutos. Pero mi estado de ánimo no decae por ello, sino que, por el contrario, se eleva poderosamente, permitiendo que esos momentos se transformen no en desesperanza, sino en placer del bueno, del que te deja la mente relajada y en paz. Son las imágenes vivas y vivaces de multitud de niños y niñas que van “al cole” acompañados por sus padres, sus madres, sus abuelas, sus abuelos o la vecina de enfrente. Unos van con un zapato muy apretado, otros con un cordón desatado, unos muy arreglados y otros algo desaliñados, alguno en silla de ruedas, etc. Pero… todos contentos, con miradas limpias, cargados de alegría y rebosantes de felicidad.

Ahora la ciudad no parece angosta, ni ruidosa, ni sucia, ni contaminada, sino hermosa, divertida, bella, plástica y brillante. El paisaje urbano expresa el alma de una ciudad, pero el rostro de sus habitantes nos muestra sus sentimientos, sus emociones, sus sensaciones, la felicidad de sus pobladores, de los seres humanos, de las personas que debería ser nuestra meta principal. ! Qué hermosa es la infancia¡ ¡Qué valor tan incalculable posee¡ ¡Qué fuerza le da a la vida¡ ¡Que esperanza tan grande ofrece a los pueblos¡ ¡Qué alegría y vitalidad contagia¡ ¡Cuán grande y hermoso es cuidar de la infancia¡ ¡Qué necesario es hoy ganar el futuro¡ ¡Pero… qué poco hablan nuestros políticos de ello¡ ¿A dónde vamos en España y en Europa con unos índices de natalidad tan bajos?

Que corta consideración han tenidos los distintos gobiernos de España y de las Comunidades Autónomas con la natalidad, con la protección de la infancia, con las madres, los padres y las familias con muchos o con pocos hijos. Qué ayudas más escasas y ridículas han recibido. Unos están en contra y otros a favor del aborto, pero… ningunos han hecho nada para evitarlo.. Pongan, señores políticos, unas ayudas dignas y suficientes para poder tener todos los hijos que se deseen y para que tener un hijo no sea un problema, sino una solución. Pongan en marcha las recomendaciones de las Naciones Unidas “un desarrollo ecológicamente y socialmente sostenible” que no hipoteque el futuro y sea solidario con las generaciones venideras; pero…para que ello ocurra, tendremos que tener hijos que constituyan dichas generaciones.

  Sólo los niños pueden introducir verdadera alegría, ilusión y esperanza, en los parámetros comportamentales de las sociedades envejecidas

Cercenar el futuro, oponerse al crecimiento de la población, es actuar contra la naturaleza y la vida, pero, sobre todo, supone un pensamiento estrecho, empobrecido, limitado y con un bajo nivel de intelectualidad, de compromiso y de conciencia ética, moral y social. Sólo los niños pueden introducir verdadera alegría, ilusión, motivación y esperanza en los parámetros comportamentales de las sociedades envejecidas, tristes, desilusionadas y altamente racionalizadas. Pero, como hemos dicho, nada de ello les interesa a nuestros políticos, perdidos en una maraña de reivindicaciones, frecuentemente contrarias a los intereses de la mayor parte de la población. Tenemos que querer a los niños y niñas; dar las gracias por su generosidad a las madres coraje, a los padres valientes, a las familias más o menos numerosas y a los educadores, maestros y profesores cumplidores y orgullosos de su trabajo.

(Nota: Artículo de opinión publicado en la edición impresa de IDEAL del 27 de octubre de 2015)

Antonio Luis García Ruiz. Catedrático de E.U.de la Universidad de Granada

 

 

Antonio Luis García Ruiz.

Catedrático de E.U.de la Universidad de Granada

 

 

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