Lo que el presidente prometía en el discurso de investidura (“un sistema educativo eficiente tiene que prestar atención a los profesionales que lo hacen posible”, palabras textuales), como tantas otras cosas, ha quedado desmentido. En lugar de incentivar su labor, que decía en aquel momento Rajoy, se han perdido tantos derechos, cargando la crisis sobre sus espaldas (sueldos, horarios, números de alumnos, congelación de plantillas, menosdesprecio de su labor), que es momento —al menos— de reconocer nuestros déficits y demandas, si queremos mejorar la educación. Tenemos demasiados flecos importantes pendientes, para revisar y tomar las decisiones necesarias. Y, sin embargo, como ha mantenido Marina, dado que el profesorado es la clave, hay que considerarla “una profesión de élite”.
Desde luego, en el escaso tiempo, en que no se puede debatir con agentes sociales y el profesorado, más que un Libro blanco, sería un borrador. Marina (y el equipo de que se rodee) está más que capacitado para plantear un buen diagnóstico. Además de su probada competencia como intelectual, lo acredita su larga trayectoria como Catedrático de Instituto. Por eso, parece vergonzante y malicioso que el periódico “El Mundo” se quejase de que el encargo se hubiera hecho a quien había defendido “Educación para la Ciudadanía”.
Desde 2007 tenemos aparcado el Borrador de “Estatuto docente”. Cuando se quiso retomar (2009, con Ángel Gabilondo) estábamos entrando en tiempos de recortes y crisis económica que, en una lógica económica de ahorro, no era momento, por quedar desvirtuadas las posibles decisiones y debate. Por eso, tantas deudas y falta de reconocimiento, tantos cuestionamientos de su labor, derechos perdidos, se han acumulado en los últimos años con el profesorado, que será costoso podamos restablecerlas. Pero el documento, al menos, debe señalar las vías. Jose Antonio Marina ha mantenido que, con el conocimiento que disponemos sobre el cambio educativo exitoso, en cinco años podemos cambiar el sistema, con los recursos que dedicábamos antes de los recortes.
Todos los estudios en relación con países de la OCDE nos indican que el profesorado español, comparativamente, no tiene propiamente incentivos durante la progresión en la carrera. |
Todos los estudios en relación con países de la OCDE nos indican que el profesorado español, comparativamente, no tiene propiamente incentivos durante la progresión en la carrera. En el marco de un Estatuto Docente habrá que establecer los requerimientos y competencias de la profesión docente, dentro de una carrera profesional bien diseñada desde el acceso hasta la jubilación, con los necesarios mecanismos de promoción profesional. Igualmente aquí se inscribe un nuevo sistema de selección del profesorado (con el posible MIR educativo). La selección y evaluación del profesorado son temas sensibles que, hasta ahora, no nos hemos atrevido a tocar, por presiones de diversos tipos, en particular de los Sindicatos docentes y por recelos que los profesores tienen sobre usos malsanos. Por eso, hemos de ser conscientes sobre los graves problemas que suscita, que precisan un cierto consenso.
No hay soluciones sencillas. Hay muchos factores, intereses, dinámicas y poderes que impiden que sólo basten soluciones técnicas. Tocar una pieza, sin alterar otras que están relacionadas y sin las cuales no va a funcionar adecuadamente, solo conduce a una ilusión del cambio. Por ejemplo, es un tema de Marina, incidir en la creciente desresponsabilización social de la educación, “cargando” a la escuela lo que debiera ser una responsabilidad compartida. A mí me parece que si la propuesta que haga Marina contribuye a introducir, como ha dicho que pretendía, el debate sobre el profesorado en la campaña electoral, bienvenida sea. Al menos compensará esta legislatura de olvido y cierta ignominia. Ojalá podamos establecer los necesarios consensos para salir de esta espiral de someter la educación (y su profesorado) a los arbitrios de opciones políticas.
(*) Antonio Bolívar. Catedrático de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Granada
Publicado en el periódico Escuela, octubre 2015
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