Vehículos singulares, 76: Pepe Moreno Rodríguez y su triciclo Clemond de 1891

Volvemos al museo de Pepe Moreno del Ejido. Es tal la cantidad de vehículos que atesora que dejamos los de dos ruedas (o tres) para esta ocasión. Además como el único nieto que tiene, no sólo ha heredado el nombre y apellido sino también su pasión por el coleccionismo de coches, motos y cualquier vehículo, nos parecía interesante traerle aquí como ejemplo de que entre los jóvenes y adolescentes también los hay muy interesados por el mundo de los coches clásicos y antiguos. José Moreno Rodríguez tiene 16 años, estudia 1º de Bachillerato en el IES Fuente Nueva de esta localidad almeriense, afirma que desde pequeño ha estado rodeado de coches clásicos y que sueña con cumplir los 18 años para sacarse el carnet. También que le gustan los deportes y, sobre todo, acompañar a su abuelo, tanto en el mantenimiento del museo como en las salidas y concentraciones. De hecho recientemente ha estado en una concentración de motos en Motril y ya se prepara para asistir a la XXVII ruta de vehículos antiguos a celebrar en Almería del 3 al 7 de noviembre. Igualmente le echa una mano a su abuelo a la hora de buscar información en Internet sobre determinadas marcas y modelos.

 Rincón del museo de Pepe Moreno en el Ejido /A. ARENAS
Rincón del museo de Pepe Moreno en el Ejido /A. ARENAS

Cuando le pedimos que se decante por algún vehículo de entre los 70 vehículos y más de medio centenar de motos que ha conseguido reunir su abuelo se decanta por el Buick del 1922. Por supuesto, le encanta escuchar al abuelo cuando atiende a los grupos que semanalmente se acercan por las instalaciones de este impresionante museo particular que se encuentra junto a la segunda rotonda, tras abandonar la N340a en dirección a Berja por la Carretera Pampanico. Cuando lo visitamos abuelo y nieto nos recibieron con los brazos abiertos y no solo nos mostraron los vehículos de la exposición si no que también nos bajaron a la planta inferior donde hay otros vehículos en proceso de restauración, bien el taller de mecánica, bien en la sala de pintura donde les dan los últimos retoques.

Solamente en el rincón de los vehículos de dos o tres ruedas y utilitarios habría para unos cuantos reportajes de esta serie. «La mayoría de las motos las hemos recibido en mal estado, pero las he ido arreglando», nos comenta el abuelo al tiempo que nos va mostrando varias de la casa BSA, Triumph, Velocette, Ducattis, Peugeot, Montesas, Lube, Sanglas,… algunas dispuestas en el suelo y otras colgadas en la pared. En frente, se encuentran varios coches utilitarios, como un Vespa 400, un Topolino, primera serie, un Gogo Mobile con carrocería alemana,… Pepe Moreno aclara que «lo que está en el museo no está a la venta aunque al haber tantísimo coche alguno se podría vender». Evidentemente, aunque es un espacio amplio se les ha quedado pequeño. Por fortuna está bastante bien ordenado y sorprende al visitante no solo por los vehículos sino también por las piezas que ocupan sus paredes donde se cuentan por decenas las insignias, cuadros, asientos,…

Junto al pozo romano en el que nos hacer referencia a Murgi, nombre romano de El Ejido, Pepe  nos enseña varias bicicletas y triciclos siendo una de sus joyas la Clemond de 1891, que es la que elige su nieto para este reportaje, al tratarse de la más antigua. El abuelo nos cuenta que la compró a través de un amigo francés por unos 3.000 euros. Entre las curiosidades destaca que conserva su sillín original. Junto a ella otro triciclo pequeñito, otra bicicleta alemana de los años 50, otra suiza, de 1910-15 y una belga cuyo fabricante ganó dos tours de Francia en 1908 y 1911, un tándem,… «En la pared -nos dice mientras señala con el dedo índice- aquella de arriba que es una Colibrí de 1905 que es muy singular por su manillar». Dejamos al nieto y al abuelo con el deseo de regresar otro día a este singular museo pues son tantos los vehículos y otros objetos antiguos que bien merece una segunda o tercera visita. Antes de despedirnos el único nieto de Pepe Moreno, nos comenta que su deseo es «mantenerlo para que la gente pueda seguir disfrutando del museo de mi abuelo».

Merecido homenaje póstuno a Javier Molina

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 José Javier Molina del Pozo había heredado de su padre y abuelo su pasión por los coches. Afición que junto a un grupo de personas, entre ellas el médico Fernando Machado, le llevaron a fundar el Club de Automóviles Veteranos de Granada y más tarde presidir el Club Mercedes Clásicos de Andalucía que fundara en 2003. El pasado domingo más de 30 vehículos pertenecientes al Club Clásicos Mercedes de Andalucía, con asistentes de Granada, Almería, Jaén y Motril, junto con representantes del Club de Automóviles Veteranos y del Club de Motos Clásicas, se concentraron en las inmediaciones de la Presa de Beznar, donde el Secretario, José Tomas y su esposa, Bella, prepararon un altar para una misa de campaña cerca del cual se colocaron tres Mercedes del recordado presidente. Finalizado el acto religioso, el grupo se dirigió al Restaurante ‘La Brasa’ en el Azud de Vélez, donde celebraron un almuerzo, durante el cual entregaron a los hijos de Javier unos recuerdos en agradecimiento a su dedicación y entrega al frente del Club.

Próxima entrega: Paco Martín y su Renault 5 de 1981

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