«Ah, si yo escuchase la armonía que da la cabecera de los caminos. No es nota sino ciento, no es ritmo sino compás que mueve al cielo. No hay música en las estrellas sino la nuestra las mueve. Un Dios inmenso, total, poseedor de todos los átomos, de todas las energías, se deja acunar por los ritmos, las armonías que el hombre, cuando es capaz de tutearlo, compone. Un Dios se adormece agradecido a la vibración de una cuerda, de un viento que escapa por una ranura, a la sacudida susurrante de un martillo almohadillado sobre un bramante tenso, se deja acunar y permite la vacancia de los astros, el raudo viaje de aquí para allá de los fotones, el giro y la atracción, como permitió que Eva mirase a Adán». Este es uno de los 45 poemas en prosa pertenecientes al libro ‘Piano en pájaro’ (Ed. Artificios), de Miguel Arnas Coronado, cuya presentación, o mejor dicho, lectura literaria-musical se llevará a cabo el martes, 10 de octubre, a las 20 horas, en el Centro Artístico y Literario de Granada. El presentador e ilustrador musical del acto será Ismael Ramos, laudista y «músico de campanilla».
– Hola Miguel, es un placer volvernos a encontrar para anunciar la salida de un nuevo libro ¿que se quiere indicar con eso de músico de campanillas?
– Quiere decir que es un músico de importancia, que es una persona importante. Además utilizo esta expresión como un juego de palabras de los que a mi me gustan mucho, con doble sentido, porque va a utilizar un instrumento como son las campanas planas budistas que acompañarán al segundo de los poemas que voy a leer .
– Un libro pequeño en cuanto al número de páginas, 76, con dos partes y una temática: la música. ¿Cómo nace ‘Piano en pájaro?
– Mi afición a la prosa poética tiene doble vertiente. En primer lugar, yo no soy poeta sino narrador. La poesía a mi me cuesta muchísimo. Mis poemas, que los tengo, son algo tan íntimo que no muestro a nadie. La poesía en prosa creo que tiene la gran virtud de, sin tener que ceñirme a algo que ignoro como es la métrica y la rima, me posibilita expresar mis sentimientos. Esta afición nació porque mi editora de Madrid, Lola Escudero, me pidió una colaboración para un homenaje a los cinco años de la muerte de José Ángel Valente. Al principio, casi no me atrevía, pero hice algo basado en la letra del alfabeto hebreo que Valente utilizaba en uno de los poemas en prosa, ‘Diez lecciones de tinieblas’. Lo que hice le gustó mucho a Lola, y cuál no fue mi sorpresa cuando, entre otras personas colaboraba, Clara Janés. Verme al lado de semejante gran poeta, la verdad, me impresionó mucho. Al cabo de unos días, hablando por teléfono, Lola me dice que no tenía narices de hacer prosa poética. Me sentí como Meg Ryan en la película en la que la retan a que simule un orgasmo en un bar. Al final hice mi libro ‘El Árbol’, que es un homenaje al lenguaje de la misma manera que este lo es a la música. Aquel libro se publicó en 2006 en Madrid. Posteriormente, como la música es tan importante hice este libro, aunque sin esperanza ninguna. Ahora Ana Morilla se ha ofrecido a publicármelo y yo encantado del reto de escribir poemas en prosa que considero más que superado pues están esos libros que pueden localizarse en cualquier librería.
– ¿Por qué de su título?
– Esta expresión pertenece a uno de los poemas del libro. En principio pensé titularlo de una forma muy simple pues para los títulos soy muy malo y pensé titularlo ‘De la música’. Pero debido a mi terrible inseguridad le di el manuscrito a Ángel Olgoso y le pedí que me diera su opinión. A Ángel le gustó mucho y me dijo: pero si tienes ahí el título en uno de los poemas, donde hablo de Olivier Messiaen que fue un músico francés que se dedicó a escuchar el canto de los pájaros y a traducirlo en piezas de piano, desde el estornino pasando por el mirlo o la abubilla, pues tienes muchísimos cantos de pájaro convertidos al piano. De ahí le viene el título y de la elección de Ángel Olgoso.
– Hablando de música, ¿quién es su compositor preferido?
– Hombre la verdad es que lo que me gusta más es la música clásica, pero también me gusta el jazz. Mi tío Joaquín era un gran amante del tango, por eso entra en este ‘Piano en pájaro’, la zarzuela era muy querida por mi padre. Todos esos géneros musicales me gustan, del rock and roll por desgracia he oído poco, sí me gustaba mucho el rock sinfónico, especialmente el grupo Pink Floid, pero mi gusto primordial es por la música clásica.
– En la contraportada se afirma que este libro es un ‘recuerdo del futuro y el augurio del pasado’ ¿Nos lo puede explicar?
– Es una frase muy bonita de Ana Morilla, mi editora. Creo que el tiempo no tiene nada que ver con lo que nosotros científicamente o racionalmente pensamos. El tiempo está ahí como un completo, como un todo. Hay quien sabe o conoce el futuro aunque no consiga que le toque la Primitiva, pero lo augura. Incluso ha habido presuntas ciencias como el marxismo que ha dicho que el futuro está ahí y se sabe con seguridad, aunque luego hayan fallado más, como se dice en Granada, que una escopetilla de caña. Augurar el pasado pues ¡qué maravilla!, está ahí, cosas que recuerdo, o como lo expresaba estupendamente Machado cuando decía del tiempo mejor no recordar nada. Pensar o recordar el futuro pues todos sabemos cuál es, que es morirnos. Tampoco nos tiene que agobiar pues hemos vivido que ya es mucho. Además algunos hemos tenido la suerte de vivir bien por lo que nos podemos dar con un canto en los dientes.
– El libro se terminó de imprimir el 30 de septiembre de 2017. Tal día como hoy, pero de 1791, se estrenó en el Freihaustheather de Viena, ‘La flauta mágica’ de Mozart.
– Pues sí la verdad es una fecha preciosa pues ‘La flauta mágica’ es una ópera donde se resumen tantas cosas que estoy encantado que se haya elegido como colofón.
– Llama la atención que los poemas aparezcan sin título, aunque no es así en el índice, de todos ellos ¿tiene alguno favorito?
– Tengo dos hijos y a los dos los quiero por igual. Tengo varios libros y sé que algunos gustan más que otros. Es curioso que de los dos libros publicados en Editorial Nazarí, ‘Ashaverus el libidinoso’ y ‘Nos’ me dicen que este es maravilloso y el primero que está bien y otros que me dicen todo lo contrario. No tengo poemas favoritos, he tenido que elegir unos 14 ó 15 para la presentación literaria-musical con Ismael, y me ha costado elegirlos, Dios y ayuda, tal vez debido a mi inseguridad ya patológica.
– Barcelonés de nacimiento y granadino por residencia pues lleva 37 años viviendo en Granada ¿cuál es su opinión sobre los actuales acontecimientos en Cataluña?
– Soy ‘cataluz’, o sea catalán y andaluz. Catalán por nacimiento, de lo que no me puedo enorgullecer por la sencilla razón de que me ocurrió. Lo mismo podría haber nacido en Tombuctú o en Singapur. Sí, me enorgullezco de haber venido a Andalucía, pues me ha salido muy bien aunque lo mismo me podría haber salido mal. Encontré a mi amor, encontré la felicidad en mi vida diaria y tiempo para lo que a mí me gusta que es leer y escribir. ¿Cómo lo veo? Pues muy mal, tengo un hijo allí, sufro por lo que pueda ocurrir. Tengo amigos con los cuales ya no puedo hablar porque tengo una manera de pensar y ellos tiene la contraria. No admiten que yo piense diferente. Se ha criticado mucho que en Europa hay ascensiones de la extrema derecha, pero precisamente consiste en eso, también en la extrema izquierda, en no permitir a los demás que expresen su pensamiento, o sea, no permitir la dialéctica.
– ¿Es compatible pertenecer a la Academia de las Buenas Letras de Granada y al mismo tiempo ser miembro del Institutum Pataphisicum Granatensis?
– Perfectamente. En mi discurso de entrada en la Academia de las Buenas Letras que también trataba de música, previo al discurso leí un párrafo en el que les decía a mis amigos patafísicos que soy como el Dios Jano que tenía dos caras, una que miraba al pasado y la otra al futuro, pues yo miro con la una a la formalidad y academicismo, pero también a la Patafísica. Curiosamente ya somos cuatro personas que pertenecemos a ambas instituciones. La Patafísica lo que da es una alegría en la consideración de todo lo que nos rodea, una capacidad de reírse empezando por uno mismo. La Academia tiene otras virtudes que no son esas como es el estudio de la Lengua y de la Literatura.
– ¿Desea añadir algo más relacionado con el libro y con el acto?
– Me gustaría decir que el libro lo pergeñé en relativamente poco tiempo. No sé si estuve un mes, luego este tipo de libros lo que exigen es pulimento. Respecto al acto, estoy seguro que Ismael va a hacer un acompañamiento musical maravilloso. No serán las piezas completas si no que realizará unos acordes o fragmentos.
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