Antonio Luis Gallardo Medina: «Al calor de una vela»

Una mujer de 81 años que vivía sola ha fallecido en Reus (Tarragona) al incendiarse el colchón de su cama, han informado los Bomberos de la Generalitat. Según El Periódico, la víctima tenía la luz cortada desde hace dos meses, por lo que usaba velas para iluminarse y calentarse. Por desgracia nos estamos «habituando» a aceptar la miseria como algo normal. Como algo que hay que aceptar sin posibilidad de remedio alguno. Ese estado de bienestar, esa champion league que tanto nos vendieron se está desmoronado a pedazos.

Estamos aceptando la, indignidad sin más y encogiéndonos de hombros como una fatalidad irreversible. La globalización, empresarios y al parecer también los políticos, nos han inducido y han conseguido lavarnos el cerebro, hasta el extremo de que nos auto-convenzamos que la pobreza en que estamos sumidos en culpa nuestra.

No puede ser, cuando una persona de 81 años se ve en la situación que describe la noticia, no hace falta saber más. Ni «juzgar», ni «buenísimo», ni «justicia» son términos a emplear al respecto. Ni si ha hecho en la vida bien o mal haciendo méritos o no. Se trata, ni más ni menos, de una prueba más de la perversión suprema del sistema humano/social en el que nos encontramos. Resulta en cierta manera equivalente a lo que hacían en algunas ancestrales culturas que abandonaban a los ancianos en el bosque para que murieran de inanición o se lo comieran las fieras. Y nos llamamos civilizados.

Es el caso real de cientos de miles de jubilados que después de toda su puñetera vida, tienen unas míseras pagas de 600€. Son gente que pasan penurias, que callan y no piden ayuda, sufren su miseria en silencio. Ninguna asistente social se preocupara ni ningún ayuntamiento estatal tienen campañas de información para esa pobre gente.

“Años después somos el país donde más cara se cobra la luz y eso hace que junto con la crisis y los trabajos precarios muchos no puedan ni pagarla”

Los políticos vendieron nuestro sistema eléctrico a cambio de sillas giratorias, mintiendo y diciendo que con la ley de la oferta y la demanda íbamos a pagar menos en luz. Años después somos el país donde más cara se cobra la luz y eso hace que junto con la crisis y los trabajos precarios muchos no puedan ni pagarla. Gracias pues, señores políticos por vender nuestra luz a las compañías privadas que cada día ganan más, mucho más.

Tristeza es la palabra, cabreo o hartura ¿Cómo es posible que nadie pueda ayudar a estas personas? Si yo fuera directivo de esa compañía eléctrica se me caería la cara de vergüenza. Tienen que decir que compañía eléctrica es y exigir planes para que esas personas ancianas, enfermas y sin recursos puedan llevar una vida digna.

Las eléctricas no sólo roban a manos llenas con la complicidad del gobierno, encima no demuestran ningún tipo de humanidad con las familias sin recursos y personas en riesgo de exclusión social. En pleno invierno con la que está cayendo ¿cómo es posible que el gobierno permita que corten la luz a una señora de 81 años o a una persona necesitada?, esto cada vez se parece a un país tercermundista.

Iba a decir que sobre la conciencia de las eléctricas y del gobierno quedará la muerte de esta pobre anciana, pero estos desalmados no tienen conciencia. Pobre mujer, se murió por el simple hecho de ser pobre.

Una mujer que ha vivido tiempos de guerra tiempos de mucha pobreza y haya tenido que terminar sus días quemada en un colchón por un corte de luz como ya dicen la mayoría de ancianos en tiempos de posguerra se vivía mejor que ahora que ya te cobran hasta por respirar. Estado de deshecho, no queda ni el respeto ni la educación a los mayores, se ruega poner orden a tantos desmanes.

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