Rafael Bailón: «Padres implicados»

Inmersos en el período navideño, en las necesarias reuniones familiares y dar vacaciones a los escolares, debiera ser el momento de incidir en la importancia de generar una confianza recíproca padres- hijos

¿Cómo desarrollamos esa relación o vínculo de complicidad entre las dos partes? 

Cierto es que nuestros/as hijos/as pasan etapas difíciles, principalmente cuando se convierten en adolescentes. Asentar los cimientos para que todo fluya con normalidad debe ser el punto de partida.

Como padres hemos de mostrarnos disponibles, convertirnos en aquellas ocasiones que nos precisen en sus confidentes, propiciar un clima de diálogo que ayude a solucionar contextos o situaciones complicadas.

No confundamos implicación con saturación. A mi juicio, podemos pecar tanto por exceso como por defecto. Así, los progenitores debemos escuchar atentamente a nuestros hijos para conseguir comprenderles. Respetemos las opiniones por una y otra parte (hemos de respetar, al igual que debemos ser respetados).

“La crítica constructiva debe estar presente, sabiendo rectificar cuando cometamos errores ”

La crítica constructiva debe estar presente, sabiendo rectificar cuando cometamos errores (independientemente que los lleven a cabo unos u otros). En este sentido, los hijos debieran ser humildes, lo mismo que los padres.

¿Tanto cuesta admitir que a veces no tenemos razón?

Dar seguridad, hacerles ver a nuestros hijos que son amados, hablar con prudencia y sin sobresaltos, conversar sobre temas o inquietudes que puedan preocuparles o resaltar sus virtudes, son pautas o directrices que a buen seguro nos van a ayudar.

La comunicación nos permitirá expresar sentimientos, emociones o estados de ánimo. Es necesario saber qué pensamos y también qué piensa la otra parte.

¿Cuántas veces te sientas a hablar con tus hijos?

Respondamos con sinceridad a esta pregunta. Seamos capaces de empatizar, creando un ambiente de unión y afecto, posibilitando la libre expresión o recogida de los pareceres de nuestros hijos acerca de los temas que se traten. De la misma forma, seamos capaces de darles nuestra opinión, con mensajes consistentes y no contradictorios.

En la adolescencia, los hijos se vuelven más inestables y rebeldes. Hemos de conectar, sabedores de los cambios que conlleva la entrada de esta etapa. Fortalezcamos los lazos, orientando o reconduciendo, guiando hacia el equilibrio emocional.

Sin duda alguna, los padres hemos de forjar patrones de conducta, así como hacerles ver que creemos en sus posibilidades. Honestidad e incentivar el diálogo son dos claves pueden llevarnos a alcanzar nuestras metas.

Que hablemos en un entorno positivo durante estas fiestas.

A todos/as: ¡FELIZ NAVIDAD!

 

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Rafael Bailón Ruiz
Profesor de ESO

 

 

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