Luis Martín: «He querido hacer un poemario lo más manual posible, con un formato cercano y un carácter íntimo»

Tras su incursión en la narrativa con ‘La sarna’ (Ed. Alhulia, 2015), el durqueño Luis Martín Ruiz (1950) se aventura ahora con la poesía y lo hace con una original propuesta pues en ‘Los versos del transeúnte’ se reproducen medio centenar de poemas escritos con su puño y letra que comienzan con una cita latina de Horacio (Febo me dio la inspiración. Febo me dio el arte del verso y el nombre de poeta) y separados en cinco partes con otras de Virgilio. Lo presenta el viernes, 12 de abril, en el Museo Sala de Exposiciones de Íllora donde estará acompañado por Alba Martín Santaella y Loli Olmos (19:30 h)

– ¿Por qué decidió publicar sus poemas escritos a mano en lugar de hacerlo con letra de imprenta?

–  Quería hacer un poemario lo más manual posible, con un formato cercano, con un carácter íntimo. Quizá haya también algo de narcisismo, siempre me han dicho que poseo una letra bonita.

– Casi todos los poemas llevan al final el lugar donde fueron escritos (casa, bar, autobús, Praga, Budapest, Florencia, Puerta Real, Paseo de los Tristes, Plaza de las Pasiegas,…) está claro que la inspiración puede llegarle en cualquier sitio ¿Es así?

–  Sí, tengo facilidad para aislarme dentro del tumulto, en el bullicio de la calle. Por otro lado, los poemas han surgido así, a salto de mata, aquí y allá. Son, como el título del poemario, ‘Los versos del transeúnte’.

– En cuanto a la fecha de publicación, sabemos que los inició en su casa de Viña Quemada (Íllora), desde febrero de 2016 hasta noviembre de 2018, ¿No había escrito con anterioridad poesía?

– La verdad es que desde la época del Colegio, Bachiller elemental y superior, no había escrito poesía de una manera continuada, algún que otro soneto sí, a los amigos, alguna obra de teatro escolar en verso… Es efectivamente en 2016 cuando me surge la idea de escribir poesía.

Páginas del libro con poemas dedicados a Lorca y  a la ruta del Gollizno

– En el primer poema (‘Un blues para mi vida’) se declara «más Sabina que Muñoz Molina,/ más rapsoda que poeta», ¿es una forma de no resultar pretencioso?

– Pudiera ser; lo que sí es cierto es que el desenfado de Sabina, su forma de contar las cosas, su facilidad para contactar con la gente, su capacidad para hacer de cada una de sus canciones una historia, me encanta. Muñoz Molina es el contrapunto, es la corrección política. Creo que los dos paisanos se envidian el uno al otro.

– Aunque declara su devoción por el verso libre, no desdeña las formas estróficas clásicas, ¿con cuáles se siente más cómodo?

–  Sin duda alguna con las clásicas. Por mi formación, por mis lecturas… Sigo leyendo a Rubén Darío, qué decir de don Antonio Machado…

– También le mete mano a la poesía (casi) erótica ¿Le gusta este género?

– El erotismo está presente en todas las manifestaciones artísticas desde que el mundo es mundo. Sería inconcebible que en algo tan íntimo y bello como la poesía no estuviera presente.

– ¿Le gusta regalar poemas a su familia? Lo decimos por los escritos a sus nietas Camino y Helena…

– Si la poesía es la expresión del “yo” más íntimo, sin ningún género de dudas, ellas, mis nietas, ocupan el rincón más íntimo de mi ser.

– ¿Es  Machado el Don Antonio, a quien se dirige y con quien conversa y reflexiona en diversos poemas?

– Don Antonio Machado, como he dicho antes, es quizá mi poeta preferido. Utilizo su persona y su recurso de servirse del paisaje para reflexionar sobre los distintos y diversos aspectos de la vida.

– ¿Le parece poética los acontecimientos que se están viviendo en nuestro país?
– Alguien diría que no son tiempos para líricas, pero, lo mismo que la vida se abre paso por los sitios más angostos e insospechados, la poesía también encuentra sus caminos y es capaz de abrir nuevos horizontes y renovadas esperanzas.

– ¿Qué otros aspectos destacaría de sus poemas?

– Son los poemas de un transeúnte, en el definitivo sentido del vocablo. Todos somos transeúntes en esta vida. A vuela pluma, a salto de mata, aquí y allá. Sencillos y sinceros y con una honda vocación de claridad.

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