Quiero aprovechar esta sección para tratar un tema sobre el que muchas veces pasamos de puntillas. En concreto, toca hablar de bullying o acoso escolar. En este sentido, muchos niños sufren las consecuencias de esta lacra o problema cada vez más agudizado en los centros educativos, hecho que obedece a factores diversos.
En primer lugar, los jóvenes son consumidores habituales o usuarios de las redes sociales (llámense facebook, twitter, instagram u otras). Debemos dejar claro un hecho, planteándonos una pregunta y dándole la debida respuesta. ¿Son perjudiciales las redes sociales?
A mi juicio, no deberíamos catalogarlas como buenas o malas (de manera tajante), y, sí ocuparnos del empleo que se les da.
En ocasiones, nos encontramos con casos de maltrato físico o psicológico deliberado (comportamientos crueles con otros) por parte de individuos que disfrutan sometiendo.
Como docentes, debemos generar la confianza para poder ser informados por el alumnado (en caso de producirse un caso de acoso escolar).
El acosador escolar carecerá de empatía (nunca será capaz de ponerse en la piel del otro). De la misma forma, hemos de indagar acerca de las causas que originarían un comportamiento “a todas luces” incomprensible.
Coinciden los expertos en atribuir la ausencia de padre/madre como uno de los factores determinantes (más repetidos en el perfil de quien ejerce esta mala praxis sobre otro individuo). A esta posible razón o motivo, se suma con frecuencia la presencia de un progenitor violento.
¿Qué síntomas pueden apreciarse en un niño acosado?
Insomnio, ansiedad, aislamiento social, faltas de asistencia (absentismo), llanto incontrolado,…
¿Qué podemos hacer?
El acompañamiento (estar siempre apoyado por dos o tres personas de confianza) podría resultar beneficioso.
La comunicación fluida profesorado- padres ayudará también a resolver la situación planteada.
Si es el padre o la madre quien detecta un caso de acoso, debería informar “ipso facto” al centro educativo (también debe hacer lo propio un alumno si se percata de un posible caso).
Por último, la dirección debe ser conocedora de todo cuanto ocurre, siendo muy positiva la organización de charlas o sesiones formativas al alumnado (detectar y/o evitar posibles casos debe ser el cometido de todos los miembros de la comunidad educativa).
Porque, entre todos, debemos construir una sociedad libre de “lacras”, digamos alto y claro “NO al acoso”.
Que mis palabras no caigan en saco roto.
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Profesor de ESO