Presentado en la Biblioteca Francisco Ayala ‘Un ario-andalusí en Persia’, de Maxim Müller, híbrido entre libro de viajes y autobiografía

 

En una Navidad, Nina Shoffel, amiga de Maxim Müller Gómiz, autor del libro ‘Un ario-andalusí en Persia’ le regalaba un diario con portada de piel en cuya primera página escribía con lápiz: «Has tenido una vida increíble, más lo que te queda por vivir,… escríbela, porque es digna de un libro».

 

Alejandro Santiago, Maxim Müller y Kika Sureda, momentos antes de la presentación del libro ‘Un ario-andalusí en Persia’ (Ed. Nazarí) :: ANTONIO ARENAS

No se equivocaba. Pasados unos años el libro ya es una realidad de 176 páginas repartidas en 48 capítulos, gracias al sello editorial granadino Nazarí. La opera prima de este autor nacido en Valencia, en 1977, de padre alemán y madre española, criado en Argentina, España, Marruecos e Irán, y residente en la actualidad en nuestra tierra, se presentaba recientemente en la Biblioteca Francisco Ayala del Zaidín, donde estuvo acompañado por la periodista Kika Sureda y el editor, Alejandro Santiago.

En el acto, iniciado con la proyección de un breve vídeo introductorio realizado por Sara Salazar, ambos dijeron unas breves palabras sobre el autor y la obra para pasar a establecer un interesante diálogo que puso de manifiesto la génesis y desarrollo de la obra, completado con la lectura de algunos párrafos de esta publicación cuyo prólogo está firmado por Manuel Fernando Goytre y que concluye definiéndola como «un híbrido entre un libro de viajes y una autobiografía familiar».

En un momento de la presentación del libro en la Biblioteca Francisco Ayala :: A. ARENAS

Como destacó Kika Sureda estamos ante una singular obra en la que el autor pretende dejar clara su posición respecto a la vida en países que no tiene demasiado en común, «un libro que trata de resolver conflictos entre mundos opuestos y, por qué no, volvernos un poco más humanos».

Por su parte Alejandro Santiago destacó cómo en un momento de su vida el autor comienza a dudar de todo lo que le habían transmitido en su infancia y juventud y para demostrarlo leyó estas líneas del libro escritas por Maxim en primera persona: «Dudé de mi persona, dudé de mi nombre y religión, dudé si me encontraba entre los buenos o los malos, dudé de mis orígenes: el lavado de cerebro había funcionado».

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