Rafael Reche: «Viajan a otros mundos, viven otras vidas. (Parte II)»

En abril celebramos el Día Internacional del Libro. Los medios de comunicación y redes sociales nos recuerdan la fecha en el día de San Jorge con el regalo de un libro y una rosa. Los universitarios mayores también hablan con voz, nos cuenta su vida alojada en los libros donde cabe todo: el inocente y el culpable, lo evidente y lo indeciso, la conmoción y la serenidad, el amor y el odio…

La lectura sigue siendo una fuerza capaz de revelar a las personas sus sueños y de invitarnos a vivirlos en pleno día. La seducción, se despliega sobre nosotros ejercida por los maestros tejedores de la prosa, con la sabia mezcla de veracidad y fantasía. Ellos, escritores de todas las lenguas de todos los tiempos, no dejan en sus obras el legado de su testimonio para que el lector anónimo cruce fronteras de los mundos creados por el autor, quien remueve nuestra conciencia en un combate sin ruido entre la ficción y la realidad.

Quiero realizar un llamamiento a ese espíritu curioso que habita en cada uno, a veces difícil de contener, que no tiene forma pero que habita en todas las formas de la vida, me ha llevado a preguntarle a nuestro sabio virtual “Google” ¿Quién lee en España? Y el sistema en decimas de segundos me responde desde el oculto valle de Silicón en California.

Gráficos estadísticos de hombres y mujeres lectores por edad y Autonomías

La primera impresión que me produce su lectura, es la extrañeza. Este sentimiento surge cuando nos enfrentamos al complejo mundo de la ciencia Estadística que convierte la vida social a datos y los números en gráficos: de barras, quesitos y tablas basados en las matemáticas aplicadas. Mi asombro nace, al descubrir el disperso mundo de los lectores, por edades, sexo y lugares.

El perfil más típico del lector que lee cada semana en España es el de una mujer mayor de 55 años, con estudios universitarios y que vive en un área urbana, según el último Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros de 2019 de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE). El perfil masculino típico tiene las mismas características y ambos leen alrededor de un 40% de los libros en soporte digital”.

Una sociedad como la nuestra es un buen síntoma de salud cultural que cada año se incremente el número de lectores y es de destacar con orgullo como la mujer encabeza el mayor porcentaje en todas las edades, solo se equipara al hombre en la lectura a partir de los 65 años. En lo alto de la existencia, los hombres y mujeres mayores, se reconcilian con la vida y funden sus gustos en la igualdad en el reino de los libros.

La parte más triste por la parte que me afecta como andaluz es observar en el penúltimo lugar de la lista de Autonomías donde menos se lee, se encuentra Andalucía (57%) junto a Extremadura (52%). En cabeza Madrid (72,8%) y País Vasco (65,6%).

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Mª José García García. 68 años. Nació en Huétor Tajar (Granada). Estudiante del Aula Permanente de Formación Abierta (APFA) de la Universidad de Granada, perteneciente al Club de Lectura “Lo que vale una vida” del APFA, jubilada, doctora en Obstetricia y Ginecología.

María José García y su amor por la lectura

El destino me ha llegado a conocer a Mª José García en el club de lectura. Ella, es capaz de iluminar nuestra tertulia con fértiles comentarios, capaz de revelarnos la esencia de las tramas y personajes de la novela como si estuviera antes sus ojos una radiografía. La concreción es un arte y Mª José lo practica en su análisis, lógica e inteligente expone sus argumentos dentro de su sobriedad. Le doy paso para que nos cuente sus impresiones sobre la lectura.

Atendiendo una petición de Rafael Reche, nuestro dinámico compañero, me dispongo a, sin ánimo de aburriros, comentar algunas cuestiones en cuanto a mi interés por la lectura por si pudiera trasmitir algo del mismo.

No recuerdo cuándo ni cómo aprendía a leer. Siempre leía todos los “papelillos” que se me ponían por delante. Fui una niña felicísima el día que me colocaron las gafas y podía leer los letreros en las calles, superando así la limitación que la miopía me imponía.

Mi madre me reprochaba: “todo lo vas a aprender en los libros”. Y así era: aprendía mucho en ellos, se abría mi pequeño mundo infantil. Afortunadamente, en casa siempre hubo libros. El día en que mi padre (maestro) me trajo de la capital el mejor regalo que nunca me han hecho (Los diez mejores cuentos eslavos) se me abrieron los ojos como platos y guardo hacia él una enorme gratitud en mi corazón.

Durante mi adolescencia leí a Emilio Salgari, Julio Verne, Feminore Cooper, Robert Louis Stevenson, y también Mujercitas de Louise Alcott, y a Corín Tellado. ¡Aquello sí que eran aventuras!

El hecho de estudiar interna el Bachillerato no supuso para mí ninguna pena, todo lo contrario, volvió a ser una apertura hacia otro mundo, otras amistades y otra biblioteca, donde leía lo que en aquella época del franquismo se consideraba apto para “chicas estupendas”, tal era el título de una revista juvenil a la que me suscribieron. Enid Blyton, José Luis Martin Vigil, Carmen Martin Gayte, José María Gironella…

A los 18 años ingresé en la Facultad de Medicina de Granada especializándome en Obstetricia y Ginecología, profesión que he ejercido hasta mi jubilación hace dos años. Esta profesión ha llenado mi vida. Aunque en todos estos años, la lectura predominante ha sido la científica, nunca he dejado la “lectura de complacencia y curiosidad”, que me ha acompañado siempre.

Porque un libro es un amigo, y, a veces, al finalizar su lectura dejan un espacio de orfandad que no se llena fácilmente. Entre los libros que me dejaron una huella especial recuerdo “Cien años de soledad“ (G.G.Marquez) “Memorial del convento” (José Saramago) “Crematorio” (Rafael Chirbes) “Todo un hombre“ (Tom Wolfe) “La vieja sirena” (Jose Luis Sampedro) “David Copperfiel” (Charles Dickens)…..seguro que olvido muchos, no quiero alargarme.

Y hay un libro especial que para mí es una medicina. Nuestro genial Cervantes con su Don Quijote de la Mancha. Un capítulo, cuando estás triste, nerviosa o desencantada, te cura. Es una de sus maravillas.

Mi experiencia como lectora es lo de menos, lo que deseo es animaros a leer a todos aquellos que os resulte más lejano. Ningún medio audiovisual (y los hay maravillosos: el cine) pueden mejorar la lectura porque ahí tu mente está libre atendiendo solo las sugerencias del autor sin dirigir tu mirada. Se establece una relación única ente el libro y cada lector.

Con un libro entre las manos, nunca os sentiréis solos.

Por último y, a petición nuevamente de Rafael, unas recomendaciones de lectura. Me voy a permitir dos: “Demasiada felicidad “ de Alice Munro. Un libro de bellísimos relatos cortos, la autora premio Nobel de Literatura 2013 y “La sonrisa etrusca“ de José Luis Sampedro, a los que sois abuelos os va resultar especialmente grata su lectura.

Hasta pronto, un abrazo a todos en estos difíciles días que nos han tocado vivir. También quiero enviar unas palabras de consuelo a todos los que hayáis tenido alguna pérdida irreparable.

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Liliana Beatriz Bonaldi, 61 años. Jubilada, profesora de Enseñanza Primaria y Licenciadea en Gestión Educativa, alumna del PEAM de la Universidad Nacional de Río Cuarto (Argentina).

Liliana nos escribe su experiencia en la lectura desde Argentina

Hemos construido un puente de una sola pieza que une Granada con Río Cuarto en Córdoba (Argentina). Con pilares que se asienta en el conocimiento, la hermandad y la colaboración entre estudiantes mayores de ambas orillas. Al otro lado se encuentra, la profesora Susana Rocha, una mujer emprendedora y abierta a los diálogos entre mayores nos presta su constante apoyo.

Nuestra compañera Liliana nos cuenta con sus palabras la experiencia de la lectura como argentina.

Leo desde que tengo uso de razón o mejor desde que aprendí a leer, creo que heredé de mi madre la afición por la lectura, aunque mis tíos eran muy lectores. Con ellos me acerqué a los comics, cuentos y novelas policiales y de cowboy. El club al que pertenecía toda la familia tenía una Biblioteca Popular en la que me pasaba horas leyendo.

Mientras trabajaba, buena parte de la lectura tenía que ver con la profesión, pero desde mi jubilación leo mayoritariamente Literatura, dedicándole varias horas al día. He leído y leo de todo, me gustan las novelas históricas, las de suspenso, la literatura fantástica y la psicológica. Amo también la poesía.

La ficción te da la posibilidad de viajar, subirte a la máquina del tiempo y asomarte a la historia, vivir romances prohibidos y aventuras imposibles sin salir de tu casa. En tiempos como los que atravesamos, de encierro y aislamiento, un buen libro es la mejor compañía para echar a volar nuestra imaginación.

Muchas veces te preguntan qué libros te llevarías a una isla desierta, y la respuesta es bien difícil, yo llevaría ¡un conteiner! Pero, forzada a responder creo que llevaría una Biblia, los poemas de Borges y una buena novela.

Más allá del placer y el gozo que te brindan un buen libro, la lectura mantiene nuestras neuronas activas, incrementa nuestra capacidad de concentración, nos entretiene, ayuda a nuestra memoria, es una buena compañía y si sufres insomnio ¡te ayuda a dormir!

Estoy leyendo “Bellas durmientes” de Stephen King y en el último tiempo he leído “Las malas” de Camila Sosa Villada, “A Lupita le gustaba planchar” de Laura Esquivel, “Las voladoras” de Mónica Ojeda y la saga de “La amiga estupenda” de Elena Ferrante, entre otros. Mientras, espero que salga a la venta el último de Graciela Ramos “Hijos de la sombra”.

Mi mejor inversión ha sido la compra de un e-book, ya que puedo llevar muchísimos libros en un espacio reducido, aunque extraño a veces “el olor a libro nuevo”. He retomado, además, mi otra pasión que es escribir ficción.

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Mª del Carmen Expósito Mesa. 75 años. Maestra jubilada. Estudiante del Aula (APFA) de la Universidad de Granada, inscrita en el club de lectura “Lo que vale una vida”.

María Expósito disfrutando de la lectura en casa

María como le gusta que le llamen, me comenta sus impresiones de forma escueta pero clara.

La lectura, es mi gran afición y no se desde cuándo porque siempre la he tenido, desde pequeña me gustaban los cuentos, las novelas del oeste que cogía de mi hermano y después todo libro que caía en mis manos me lo tragaba.

Me gustan la novela con base histórica, sobre todo, de aventuras y la novela actual. La serie de El Médico, de los escritores modernos españoles hombres y mujeres.

La lectura en mi opinión produce muchos beneficios, cultura, satisfacción, conocimiento, conocer lugares como si los hubieras visitado

Libros que me impactaron: “Concierto para instrumentos desafinados” de J. A. Vallejo Nájera y “Martes con mi viejo profesor” de Mitch Albon, (este lo he comprado tres veces, lo prestaba y no me lo devolvían ni sabía a quién).

Queridos lectores deteneros unos instantes ante un libro, dejad que la mirada interior se despliegue y un mundo de vértigo nazca bajo la mente del que sueña.

Mi agradecimiento a María José Gracia, Liliana Bonaldi, María Expósito y otros compañeros por su colaboración. Cerramos estos artículos en homenaje al libro y especial a los universitarios mayores grandes lectores. En otras ediciones, continuaremos con otras historias interesante sobre la lectura.

Ver también: 

Rafael Reche: «Viajan a otros mundos, viven otras vidas. (Parte I)»

 

Leer más artículos de
Rafael Reche Silva, alumno del APFA
y miembro de la JD de la Asociación
de estudiantes mayores, ALUMA.
Premiado en Relatos Cortos en los concursos
de asociaciones de mayores de las Universidades
de Granada, Alcalá de Henares, Asturias y Melilla.

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10 comentarios en «Rafael Reche: «Viajan a otros mundos, viven otras vidas. (Parte II)»»

  • el 29 abril, 2021 a las 10:33 am
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    Muy interesante lo que escribes hoy Rafa pues sirve para mucho para la animación de leer y en este tiempo que esta uno más solo un abrazo

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    • el 29 abril, 2021 a las 12:31 pm
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      Amigo Antonio, perseverante y activo en todo lo que realizas en el trabajo como en tu tiempo libre, llevas razón que la pandemia nos ha ofrecido un tiempo extra de estar en casa y disfrutar con alguna lectura. Gracias y un abrazo.

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  • el 29 abril, 2021 a las 11:10 am
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    Rafael vuelve a hacer un elogio al libro, fuente básica de la cultura y formación de quienes creemos que su lectura nos hace más abiertos al mundo que nos rodea, y más dispuestos a comprender las ideas de los demas.

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    • el 29 abril, 2021 a las 12:26 pm
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      Diego, defines de forma clara y concreta el significado y trascendencia que la lectura tiene en el mundo. Eres una persona versada en la investigación y en la historia, y los libros son tu fuente de conocimiento. Gracias y un abrazo

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  • el 29 abril, 2021 a las 12:48 pm
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    Estimado Rafael: Un GRACIAS que se lea y escuche de un lado y otro del océano!!! Tus escritos proponen (re)conocimiento por la vida vivida y aliento, impulso para todas las edades al tomar conciencia del valor del transcurrir…felicitaciones por los testimonios sobre este gran tema que es la lectura! Abrazo desde Río Cuarto!

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    • el 30 abril, 2021 a las 11:00 am
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      Estimada Susana, siempre agradecido por tu colaboración, eres un referente para nosotros con tu contribución en los programas para los mayores desde tu querida ciudad de Rio Cuarto de Argentina, formando parte de la Universidad. El océano que no separa se ha estrechado con la participación compartida, con los lazos de amistad y hermandad sembrados hace unos años. Mil gracias. Marchemos unidos Granada y Rio Cuarto.

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  • el 29 abril, 2021 a las 7:08 pm
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    Me ha gustado mucho el articulo Rafael. Muchas gracias por la parte que me toca. Leer es viajar sin moverte del sillon en estos tiempos tan dificiles. Gracias.

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    • el 30 abril, 2021 a las 11:04 am
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      María muy agradecido por tu participación, es una satisfacción contar con lectoras como tú. Gracias

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  • el 29 abril, 2021 a las 10:59 pm
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    La verdad es que son testimonios maravillosos de una pasión por la lectura digna de resaltar.
    Mi felicitación por tener esa actividad y compartirla.
    Saludos

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    • el 30 abril, 2021 a las 11:07 am
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      Amigo Domingo , gracias , admiro tu energia de vida, desplegada en un abanico de actividades . Un abrazo.

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