En este circo montado –pantomima de lo humano– la falacia no debería tener acogida alguna y perder su credibilidad aquel que la emplea únicamente en beneficio propio.
Cuando vemos pasear a personas con sus mascotas hay veces en que estas parecen tener más responsabilidad que sus propios dueños puesto que estos pregonan alegremente su mezquindad ciudadana haciendo las paradas necesarias para que su can deposite sus necesidades donde puede mientras este vuelve la cabeza con ojos de penitencia. Y así seguimos el patrón que más nos conviene y sin clemencia nos saltamos a la torera lo que deberíamos cumplir a rajatabla.
Como opinar es gratis, no nos va la vida en defender a un deportista de élite de sus supuestas mentiras porque sí, porque es uno de los mejores tenistas de todos los tiempos. Cada uno de nosotros ha de hacer honor de lo que representa y predicar con el ejemplo: un médico y dietista hábitos saludables o un ecologista respetar el medioambiente. Pero en este circo montado –pantomima de lo humano– la falacia no debería tener acogida alguna y perder su credibilidad aquel que la emplea únicamente en beneficio propio.
Olvidamos con facilidad que detrás de esa imagen de atleta y antes incluso que el rostro publicitario hay una persona; individuo de carne y sin seso. Y en esto de embaucar, algunos compulsivamente, las redes sociales sirven de chivato o de activador para comprobar que una persona, Dios nos libre, aún no puede estar en dos lugares simultáneamente. Y es ahí donde reside la mayor miseria del ser humano: la mentira sin piedad y sin escrúpulos porque hay quienes creen que llegar a la cima les autoriza a ciertos privilegios mundanos y olvidan que precisamente desde el punto más alto son más observados y deben dar ejemplo a las nuevas generaciones.
Además, abre un debate que –¡cómo no!– tiene que ver con la pandemia: vacunación obligatoria vs voluntaria. Miremos donde miremos, hablemos de lo que hablemos, al final siempre hay un vínculo con el COVID.
Y, mientras, va corriendo la bola por encima de la red y así repartamos los golpes al antojo de cada uno según la opinión que le convenga, doblegándonos a los extranjerismos: golpe de derecha, de revés, bolea, dejada, globo, remate, saque, resto, passing shot, tweener. Queriendo llevar la delantera ante un feroz contrincante, se ha topado con un rival mucho más competente: las mentiras cuando de tanto repetirlas llegamos a creérnoslas. Vida saludable, competitividad, aprender de las derrotas, ser respetuoso con el rival…
Aunque parece que la moral ya no nos da para tanto… juguemos limpio.
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Profesor de Educación Secundaria y Bachillerato