Rafael Reche: «Las cosas del verano. Adiós al largo verano»

No suena el viento dormido entre las olas, las horas quedan paralizadas y el cucú del reloj del apartamento detenido hasta el próximo estío. Las viviendas tiene un aire indiferente, persianas bajadas, crece la soledad de las terrazas y balcones, miro al mar que no me habla, deshojo los minutos antes de la partida con el encantamiento del agua y las olas que no descansan.

Pero es muy tarde, ya todos se han ido, quedan los restos oxidados de un verano, se enfrían las doradas arenas de la playa, de la lejanía regresan las gaviotas que no dejaron de irse a posar plácidamente en un desierto sin arrugas, deshabitado de sombrillas, se recupera el sordo equilibrio del hábitat. Cada día avanza la marea de lo oscuro y borra los peldaños uno a uno los rayos de un sol de agosto ya agotado.

Se va, ya es historia un verano anodino, realmente cansino. Algo en la edad madura nos lleva a marchar hacia la moderación, a desear un clima suave sin la agresividad de las olas de calor, desde el mes de junio se abrieron las puertas del infierno en España y parte de Europa. Eterno verano, con el sudor pegado, clavados en el ventilador o aire acondicionado, como en una competición hemos batido record de altas temperaturas e incendios forestales sin precedentes.

Se va el verano y el olor del pescaíto frito

Se va, el olor a mar, el aroma a pescaito frito, se acalla el amado y abominado viento de levante y poniente. Nos dicen que en esta edad de madurez de la vida, los años nos da más sabiduría, sin embargo es la época que te vuelve más torpe y repetitivo, a veces no hablas de seguido porque no recuerdas tal nombre, tal fecha, olvidas donde dejantes las llaves, el móvil, las gafas…, realizar una gestión administrativa por internet o en el banco, se vuelve una tortura, la informática se convierte en un lenguaje de chino, que entienden mis nietos. No me dejo engañar, no soy sabio, el tiempo vivido me ha enseñado que las cosas de valor no son tanto y que las preguntas sencillas guardan a veces más secretos que las grandes cuestiones. La fugacidad de lo material, nos llama a soñar hacia adelante, hay que remar a los años venideros. Nos queda guardar en la memoria la gratitud de las alegrías del verano que se va y el anhelo de la lozanía de un otoño que nos devolverá a la vida cotidiana.

Nos toca remontar la corriente en el nuevo siglo XXI, dar marcha atrás no se contempla. Un siglo que estrenamos algo turbulento, insumiso, que rasgas el orden tradicional en una revolución social y económica global, que afecta a la estructura de la familia, sistemas de trabajos, conflictos bélicos, fuentes de energía, definición de genero…

Ahora en la plenitud de la jubilación, miramos el mundo con ojos del asombro, no dejamos de sorprendernos a la nueva realidad. Tengo claro que hoy es hoy, pero os cuento la anécdota de ayer. Un ejemplo como el asombro se instaló cerrando las puertas de la lógica. En breve realizaré un crucero con la naviera Royal Caribbean. Antes del embarque me exigen, me descargue la App, desde el Play Store, introduzca un password y realice el Check-in (Hasta aquí llego, soy afortunado de descifrar estos laberintos). La explosión de mis principios llegó, cuando me identifiqué con mi nombre, varón, edad, acompañado de una foto con bigote y surge una pregunta de obligado cumplimiento ¿Tendré más de 23 semanas de embarazo durante el crucero, SI o NO?, leí y releí, la alucinante cuestión, opté por huir y saltarme la respuesta y el sistema no me dejó avanzar, debía responder por obligación, si estoy preñado, miré el perfil de mi barriga y había aumentado la curvatura debido a las cervezas del verano. Imagino que si estos de la Royal me meten el palito por la nariz antes del embarque, como me vean la barriguita me hacen el test del embarazo. Me resigné en mi propio asombro, fustigado por el absurdo y contesté que no estoy en estado de buena esperanza gracias a Dios. Me volví a donde empecé, decidí no quemar energía en cuestiones banas y que no encuentro salida.

Para viajar en Crucero debes responder a un formulario de preguntas, algunas de ellas insólitas

El joven de mi hijo que galopa en las nuevas olas de este siglo, me respondió contundente Papá, es normal que te pregunten si estas embarazado”. Mi mundo se desarma en un segundo, del asombro paso a la incredulidad. Una respuesta lleva a otra respuesta lacónica “Papá, la sociedad ha evolucionado, el cambio de género es una realidad”. Una vertiginosa. lucidez se instala en mi mente, todo es el fruto de un mundo confuso donde los hombres y mujeres se abren en un abanico variado de realidades distintas, complejas de definir. He salido del túnel de mi estupor y cuando me encuentre con un señor de barba, cuyo nombre pueda ser: Eustaquio, Vicente…con vientre prominente, tal vez le pregunte ¿cómo llevas el embarazo? o quizás, lo más prudente que guarde silencio para no recibir un bofetón, tipo Will Smith en los Oscar.

Le decimos adiós al verano y abrimos los brazos a la pujanza de un otoño repleto de proyectos. La vuelta a los cuarteles de invierno, con los amigos de siempre, con el nuevo curso de la Universidad y con un programa pletórico de actividades de la Asociación de estudiantes.

¡ Adiós, verano! Aunque se resiste a marchar, otra ola de calor nos invade.

 

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Rafael Reche Silva, alumno del APFA
y miembro de la JD de la Asociación
de estudiantes mayores, ALUMA.
Premiado en Relatos Cortos en los concursos
de asociaciones de mayores de las Universidades
de Granada, Alcalá de Henares, Asturias y Melilla.

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5 comentarios en «Rafael Reche: «Las cosas del verano. Adiós al largo verano»»

  • el 25 agosto, 2022 a las 1:59 pm
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    Magnífico artículo el de Rafael, digno de un poeta consolidado y con la frescura de adornar la descripción de un verano que finaliza con una anécdota. Muchas felicidades.

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    • el 26 agosto, 2022 a las 3:56 pm
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      Amigo Diego, despedimos este largo y nos quedamos pendientes del próximo. Que en la jubilación parece que el tiempo pisa el acelerador.

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  • el 25 agosto, 2022 a las 11:00 pm
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    Como siempre, un gozo leer tus crónicas de verano, Rafael.
    Me transporto con ellas al dorado vahído de las playas sin bullicio, al vaivén de las olas sin algarabía que las celebren, salvo por las gaviotas que corretean en su orilla esquivando sus embestidas.
    Todo pasa. Nada dura para siempre…
    Y hoy, tu experiencia nos recuerda una máxima imprescindible para la vida: «remar siempre hacia el futuro.»
    En estos momentos en que me encuentro, de encrucijada, ofuscación, bloqueo, …tu frase me ha dado mucho en que pensar. Me ha dado esa pizca de sal que, aunque escueza, también sana.
    ¡Adelante!
    ¡Nueva etapa!

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    • el 26 agosto, 2022 a las 3:53 pm
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      Gracias siempre Silvia, poeta que tienes mi admiración. La vida es un conjunto de fragmentos y nos quedamos con los bonitos, con los positivos y continuamos para el futuro.

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  • el 26 agosto, 2022 a las 3:54 pm
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    Gracias siempre Silvia, poeta que tienes mi admiración. La vida es un conjunto de fragmentos y nos quedamos con los bonitos, con los positivos y continuamos para el futuro.

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