Juan Franco Crespo:«150 aniversario del telégrafo transaustraliano»

La chicharra es un insecto bastante desconocido para el gran público aunque con la llegada del verano basta salir de la gran ciudad para, al menos, sentirlas. Los cicácidos [Cicadidae] o chicharras y chicharrillas para entendernos, tienen más de 1500 especies [la mayoría viven en Australia] distribuidas básicamente en las zonas tropicales pero ello no quiere decir que no encontremos algunas especies en zonas más septentrionales, pongamos por caso a la especie centroeuropea, la Cicadetta montana de apenas veinte milímetros de longitud que contrasta con los casi veinte centímetros de la Pomponia imperatioria oeste que se da en alguna de las islas de Indonesia. Entre nosotros la más habitual es la Cicada orni y la Lyristes plebejus de apenas cinco centímetros Quero que suele provocar graves daños en los frutales cuando se establece.

Las cigarras suelen distinguirse por sus dos pares de alas membranosas que se asemejan a un tejadillo cuando están posadas y que solemos oír de manera continua en las horas más calurosas del día, una de las curiosidades de estos insectos es que suelen ser bichitos de las profundidades, con sus patas excavan y se van instalando o alimentando de las raíces en las que se coloca para recibir sus nutrientes.

Las que son habituales de nuestros secarrales son las adultas y los machos son los emisores de ese persistente y constante ruido que producen sus membranas o tímbalos, es un método prácticamente exclusivo de estos insectos.

El correo australiano le acaba de dedicar tres valores de 1.10$ [Tarifa básica nacional] que comenzaron a circular el 2 de agosto de 2022 cuando se pusieron a la venta y representan a la Cyclochila australasiae, Anapsaltoda pulchra y Arenopsaltria fuelo. Solo son una muestra, tres de las más de mil documentadas en Australia, la zona del orbe donde están la mayoría de las especies de estos peculiares insectos.

La primera se le conoce como el diablo enmascarado y destaca por sus vivos colores rojizos o anaranjados, suele localizarse en los exóticos árboles de las montañas y en las zonas costeras de Nueva Gales del Sur. La segunda sería, la emperador dorado, un endemismo de las zonas húmedas en las partes boscosas. La última que podríamos traducir como molinillo de arena es porque su hábitat son los suelos arenosos y los árboles colindantes aislados. Se han emitido en versión carnet autoadhesivo, hojita bloque con el tríptico, sobre de primer día [dos versiones, sellos aislados y hojita bloque] y tarjetas máximas que luego uno puede dejar en el correo y ellas seguirán hasta el destino en cualquier lugar del mundo al llevar el cajetín de POSTAGE PAID, de hecho algo cada vez menos habitual ante el constante descenso de aficionados a los sellos y la privatización de los servicios postales que ahora se gestionan como si de una agencia de paquetería se tratase; en España sólo faltaba la insensata decisión de gravar los certificados que no son del espacio de la UE para que muchos, simplemente, hayan visto que su afición, que ya era onerosa, ahora resulte prohibitiva.

El último incidente lo tuve con un certificado de la CIUDAD DEL VATICANO [los prebostes postales de Madrid que es por donde entra casi todo el correo en España, decidieron que eso no es territorio UE, ni en la dictadura se había llegado a tanto y las cartas nadie las controlaba, excepto la Policía, como ahora mismo cuando lo ordena un juez, la única diferencia, pero en la práctica cualquier mongo puede controlar tu correo y decidir que tienes que pagar ese nuevo impuesto revolucionario] donde venía una pieza de apenas un euro, por mucho que me guste la temática radial, al pedirme casi 8€ el cartero, lo rechacé. Es como aquel dicho catalán cuando alguien te está orinando encima y el afectado reacciona diciendo “Parece que está lloviendo”. ¡Menudos saqueadores están hechos!

El Señor Feijoo dejó el correo hecho unos zorros y parece que le salió un competidor que lo ha mejorado, larga vida al Sr. Sánchez porque, utilizar el servicio postal español., es un artículo de lujo. Certifiqué estos días una carta con documentos a Madrid, 1200 gramos, casi 10€ [o sea casi dos mil pesetas, cuando en los años 80 por veinte duros colocaba sacas de 25 kilos, entonces denominadas M, en Moscú: menos mal que el correo iba a ser universal y casi gratuito. Bruselas se quedó descansando]

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Juan Franco Crespo

Maestro de Primaria, licenciado en Geografía

y estudios de doctorado en Historia de América.

Colaborador regular, desde los años 70, con publicaciones especializadas

del mundo de las comunicaciones y diferentes emisoras de radio internacionales.

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