Antonio Luis Gallardo Medina: «La escuela pública»

Cómo cambian los tiempos, ahora la educación progresista es que los niños se masturben a los 10 años, hablar en el idioma provinciano, por supuesto odiar a España, compartir el aula de clase con muchos inmigrantes para subir el nivel del aula, pasar de curso con siete suspensos y estar muy puestos en el tema de género. Todo esto es para ti que, siempre defendiste la educación pública. Ellos mandan sus hijos a Colegios privados.
Quieren imponer en España una república federal laica desmontando el estado de derecho y el orden constitucional. Les estorban la Historia, la Corona, la Guardia Civil, las Fuerzas Armadas, los jueces y la prensa libre.

Antiguamente padres analfabetos criaban hijos educados, hoy día padres “formados” crían hijos mal educados. La escuela de antes está siendo sustituida por un totum  revolutum en dónde nadie sabe realmente cuál es su papel. De educador o tal vez de guía espiritual.

Yo preguntaría a los padres de ahora, si tuvieron la posibilidad de ir a la escuela, muchos ni siquiera eso pudieron hacer, si los recuerdos que guardan son agradables o les ha creado problemas psicológicos de aquel maestro quisquilla que usaba la regla de madera para poner las palmas coloradas y pagar con los alumnos su incompetencia y falta de eso, con su mujer.

Decía el poeta Rilke que la infancia es la verdadera patria del hombre (y de la mujer). Los recuerdos de la infancia no sólo forman parte intrínseca de nuestras vidas, sino que articulan, en buena medida, nuestra personalidad. Los recuerdos infantiles son, además, recuerdos recurrentes, vuelven una y otra vez, son lejanos, envueltos en la gasa del pasado y de la nostalgia, y a la vez cercanos e íntimos, casi siempre edulcorados por el paso del tiempo. Y entre los recuerdos infantiles la escuela ocupa un lugar importante, no en vano entre sus paredes pasamos buena parte de nuestros primeros años de vida.

En mi caso, he llegado a crear un verdadero paraíso con la escuela de Doña Nati, tal vez sea porque pasé los mejores años de mi infancia y allí empecé a crecer para hacerme un hombre el día de mañana.

Explicar cómo eran los colegios de hace 50 años es posible, pero es difícil imaginárselo. Cómo poder explicar la enseñanza entre potajes y pucheros, cómo la educación que recibíamos era muy adelantada para la época y muy entrañable para empezar a vivir.

Esto reaviva el debate sobre el actual sistema educativo y la actitud que muestra la juventud en todos los ámbitos de la vida. ¿Era mejor antes, es mejor ahora? Lo cierto es que todo tiene su lado positivo y negativo y lo ideal sería poder encontrar un término medio. De utopías también se vive ¿no?.

Viva la Escuela Pública!

 

 

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