Juan Franco Crespo: «Asuán: Los pueblos nubios»

Históricamente este pueblo dejó un rico legado, en el 747 a.C., consiguieron reunificar el país que en esos momentos estaba regido por los sacerdotes de Tebas en la parte sur y el sistema monárquico que tenía su capital en Tunis, zona deltaica del Nilo.

Los nubios –en el Museo Egipcio de El Cairo hay excelente esculturas con sus rasgos negroides- lograron la reunificación y gobernaron durante un siglo los destinos de Egipto, ese período se conoce históricamente como el de la dinastía XXV.

El incansable trabajo del desierto que está en constante transformación :: JUAN FRANCO

Volverían a tener protagonismo, aunque por algo negativo, cuando Nasser decide construir, con la ayuda de la otrora poderosa Unión Soviética, la gran presa de Asuán. Las crónicas dicen que prácticamente un millón de nubios fueron desplazados de sus hogares y reubicados: su mundo quedó bajo las aguas.

Cerca de Asuán, por no decir que está en su perímetro urbano, encontramos el famoso Museo Nubio que recorre la vida de este orgulloso pueblo que dominaba todo el territorio entre Asuán y Jartum, la capital de Sudán, país que volvió a dividirse para atajar la sangría de la guerra, pero esa es la excusa, porque las armas no dejaron de matar, hasta hoy. En ese Museo podemos contemplar también material de la UNESCO –ya lo relatamos en Abu Simbel- que prácticamente es una didáctica y cercana lección de historia.

‘Jameños’ en la colina tras el viaje con el Tuk-Tuk :: J.F.

Para las peculiares casas nubias, veremos de ilustrar ese apartado, aunque en el museo es posible contemplar la singular vivienda si es que no se nos ocurrió visitarla en la isla Elefantina o en la otra orilla donde tienes opción de bañarte en el río, pasearte por las arenas del desierto, recorrer el pueblecito con sus coloridas y divertidas viviendas, pasear por su concurrido zoco y disfrutar de un ambiente que, a los remilgados, les parecerá realmente nauseabundo: el problema que muchos tienen cuando viajan, descubren las miserias de la vida y, encima, se mosquean.

Bien, en ese pueblito hallará mucha chiquillería, algunos de ellos son los que conducen el famoso “Tuk-Tuk” o motocarro que a mí me devolvía a uno de mi infancia feliz cuando, quiero recordar, el pescadero Zamora vendía su mercancía con este modesto y sencillo sistema de transporte. Allí, por cuestas imprevisibles, llenas de arena, estos críos te llevarán hasta un mirador donde puedes contemplar, y extasiarte, con la visión que tienes desde el otro lado de la populosa Asuán. La presa quedará a tu derecha y la isla a la izquierda.

Evidentemente, el transporte es ese vehículo que en nuestras opulentas urbes ha desaparecido, aunque aún los he visto en Italia, sobre todo para transitar por aquellas estrechas callejuelas de Nápoles, por ejemplo. Vaya como en el zigzagueante conglomerado de este rincón nubio que trata de sobrevivir y para ello nada mejor que no mezclarse, de esa forma generan pocas mezclas de sangre y costumbres que suelen hacer desaparecer a los pueblos. Ellos, orgullosos de su pasado, tratan de sonreírle a la vida ante el incierto porvenir, pero son de una sonrisa contagiosa y una alegría desbordante a pesar del lacerante espectáculo ante las infraviviendas que vas descubriendo mientras te mueves por ese abigarrado y colorista cosmos que, a pesar de las modernidades, sobrevive frente a la populosa y bulliciosa Asuán.

Poblado Nubio tradicional :: J.F.

Camellos, especies, tatuajes con jena, viajes y fumatas que nunca se te irán de tus retinas y, contra todo pronóstico, felices y osados como ellos, sobre todo los chiquillos. Decenas de barcas en el muelle esperan la llegada del moderno maná, los grupos son una bendición para su día a día que prácticamente se ancló hace una década cuando Occidente –como ahora en Irán, o antes en Ucrania- promovió los levantamientos que en algunos lugares se convirtieron en guerras civiles que aún colean. ¿Por qué no los dejamos tranquilos con sus tradiciones, sus costumbres y su sistema de vida? ¿Por qué ese empeño en enfrentarlos sabiendo que nada bueno sale de una guerra?

Poblado nubio y ahora sus coloridas casa :: J.F.

Vaya como el mundial de Qatar que Occidente se rasgó las vestiduras y descubriera el tipo de país, como si el horror que los cronistas nos hablaban durante sus transmisiones se hubiese institucionalizado ahora mismo, como si esa peculiaridad hubiera nacido gracias al encuentro del balón. ¡Cuánta hipocresía nos inunda y luego resulta que están empozoñadas hasta las más altas instituciones comunitarias como nos acaban de descubrir los servicios secretos belgas y la corrupción en la cúspide del Europarlamento!

El zoco nubio, multicolor y bullicioso :: J.F.

Respeta y serás respetado, una máxima que por lo visto en Occidente no se lleva y así nos va. Una política garantista, con beneficios para la clase política que la dicta, y a pringar siempre los mismos a los que, como último recurso, les dejamos las migajas. ¡Porca miseria, dirían los italianos!

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Juan Franco Crespo

Maestro de Primaria, licenciado en Geografía

y estudios de doctorado en Historia de América.

Colaborador regular, desde los años 70, con publicaciones especializadas

del mundo de las comunicaciones y diferentes emisoras de radio internacionales.

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