‘Montefrío en blanco y negro, II’: un libro de historia, antropología y geografía urbana

Nos los contaba la autora, Marisol Vílchez Carralcazar, al día siguiente de la presentación de su libro ‘Montefrío en blanco y negro, II‘ en el Colegio Mayor Santa Cruz la Real, el pasado 15 de noviembre: «Fue algo muy especial por la calidad de las personas que me acompañaban, por haber catalogado el libro como un gran aporte cultural y porque se llenó la sala de prensa del Colegio Mayor».

En dicho acto, Marisol estuvo acompañada por la profesora emérita de la UGR y presidenta del Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino, Inmaculada Arias de Saavedra Alías; el catedrático de Historia Moderna de la UGR, Francisco Sánchez-Montes González y el también profesor emérito de la UGR, presidente de honor del Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino y miembro de la Asociación de Estudios Montefrieños, Rafael G. Peinado Santaella, cuyo texto reproducimos a continuación:

En un momento del acto

Presentación de ‘Montefrío en blanco y negro, II»

Buenas tardes. Mis primeras palabras son para expresar mi agradecimiento al Colegio Mayor Santa Cruz la Real por la hospitalidad que nos brinda, a mi amigo y compañero Francisco Sánchez-Montes, que gestionó con eficacia y entusiasmo la celebración de este acto, a Inmaculada Arias de Saavedra, presidenta del Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino, que aceptó incluirlo como una más de sus actividades. El CEHGR muestra así su compromiso original con la extensión cultural en la provincia y espero que en unos meses el centro organice la acariciada mesa redonda sobre la historia de Montefrío.

No me puedo olvidar de Reme Gámez, hoy concejala y diputada provincial y ayer, alcaldesa y prologuista del tomo I de esta obra, que fue editado por el ayuntamiento. Un ayuntamiento por cierto que hoy se gobierna desde la distancia por la paradoja derivada de un compromiso mal practicado y ha dado la espalda a este hermoso libro.

Tampoco de las personas que nos acompañan y que llevan a Montefrío en su corazón, como también es el caso de mi mujer y mío. Y por supuesto, a Marisol. Marisol, hace gala de su profesión de maestra allá por donde va, porque siente esa profesión en la mejor tradición republicana que la misma tiene en España, es decir, progresista y reivindicativa; montefrieña de pro, gestiona con mimo y brillantez la comunidad Patrimonio de Montefrío; y sin tener nombramiento como tal, es la verdadera cronista oficial de nuestro precioso pueblo que en su día fue baluarte defensivo de primera del emirato nazarí y como ejemplarmente ilustra todavía su fisonomía paisajística-

Intervención de Rafael G. Peinado

Amiga desde la juventud y compañera política en los “revueltos tiempos” actuales ―que sin duda superaremos desde el verdadero patriotismo que busca la convivencia y no el enfrentamiento―, Marisol nos obsequió hace ocho años con el primer tomo de Montefrío en blanco y negro, en el que participaron otras personas como autoras de los textos, que en esta segunda entrega escribe solo ella.

Ambos volúmenes se abren con dos exergos o epígrafes de cuatro grandes fotógrafos que resumen el valor de la fotografía como medio de comunicación y como fuente histórica. Fruto de una investigación que se me antoja ardua porque ha tenido que tocar muchas teclas para reunir tamaño número de fotografía, además del excelente Fondo Aspiazu de Vitoria, el contenido está muy bien pensado y estructurado: como ilustración, valga lo que escribe a propósito de la orientación N-S de los campos de fútbol, que apoya con la autoridad del Reglamento FIFA, algo que muchos aficionados estoy seguro desconocen como es mi caso.

Tanto, que me atrevo a definirlo como un libro de historia, no solo por el valor que la fotografía ―o cualquier otra forma de imagen esculpida o pictórica― tienen como fuente histórica; también por la riqueza y elegancia de los textos que introducen sus veintiún capítulos. Marisol, ciertamente, escribe muy bien tanto en forma y en el fondo, como resultado sin duda de la alumna aplicada que aparece en la página 215. Son textos brillantes que tocan diversos temas, y esa diversidad hace que el libro pueda presentarse también como un libro de antropología e incluso de geografía urbana: la fiesta, el ocio y el juego; la amistad, la familia y la escuela; las costumbres y la vida cotidiana, tan cara a mi querida presidenta: bodas, matanza; el trabajo y los oficios; la religiosidad: procesiones, primera comuniones; el paisaje urbano y algunos edificios emblemáticos; hitos relativamente recientes, como el Día de la Comarca, del que guardo un buen recuerdo (pues obtuve un premio por mi artículo “Montefrío, conquista y repoblación”, que publicó el diario Patria el 19 de septiembre de 1980); o antes el referéndum de 1966, día en el que acaso Montefrío vio un incremento pasajero de su población en el recuento de los votos.

Integrantes de la mesa

La lectura de los textos será disfrutada por el público en general, sea del pueblo o no, y sobre todo por los jóvenes, pero estoy seguro de que a todas vosotras y a todos vosotros el hojeo lento de libro ―valga la contradicción próxima al oxímoron―os provocara la misma emoción que yo he sentido al ver en él recuerdos personales. Unos directos: el testimonio de mi primera comunión vestido, ¡cómo no!, de blanco al lado de mi amigo Pepe Cervera, a quien también debemos reconocer como un publicista impagable de la belleza paisajística de Montefrío: otros son recuerdos familiares de mi mujer y míos con las fotos en que aparecen María “Cena” y Pepe “Cena”, por parte de mi mujer, mis tíos José Santaella y Miguel Carralcázar, mis tías Pepa Peinado y María Santaella, nuestros primos José Mari “el de la Fonda”, Mento, Pili, Joaquina y Miguel Carralcázar. También recuerdos de otras personas. Unas entrañables: Paco Toribio (“Paquillo el Sacristán”), don Torcuato Izquierdo, el párroco-arcipreste, don Manuel Valero, el “Cura del Convento” (personaje de varias y contradictorias aristas); los hermanos Laureano y Antonio Tachas, asiduos del bar de mi padre; don Jerónimo Gómez y otros funcionarios del ayuntamiento como Aguayo; los afortunados de la lotería (Jose María Bravo, Rufino ―amigo de mi padre― y Rafael Pérez, en cuyo “Topolino” subía muchas tardes a la Fuente de los Linares, en lo que me parecía un largo viaje. Otros no lo son tanto, como es el caso de Pedro, “Periquillo el Municipal”, que todos los años multaba a mi padre el Viernes Santo, recuerdo que yo mantengo e ilustro como el cambio profundo que ha experimentado la Semana Santa como fiesta de la primavera.

Marisol (centro) junto a dos amigas

Pero, de manera muy especial y para terminar, quiero recordar al inolvidable por mucho motivos Carlos Ramos, que me regaló los dos tomos de los Ensayos de Miguel de Unamuno. Y agradecer la presencia en este acto de su mujer, Maruchi Fernández de Cañete: ellas tres y él mantienen vivos el compromiso democrático ―palabra que no siempre se usa con propiedad― y la bonhomía de uno de los montefrieños más ilustres y queridos por mi mujer y yo.

Pero ya es hora de ceder la palabra a Marisol, no sin antes pedirle que se embarque ―si no lo está ya― en la composición del tercer volumen, a ser posible de Montefrío en color. Muchas gracias, querida Marisol por este regalo que nos haces y por todos los que casi a diario nos brindas en ese Patrimonio de Montefrío.

Y muchas gracias a todas vosotras y a todos vosotros.

Rafael G. Peinado Santaella

La autora con Rafael y algunas asistentes al acto

Por su parte,  Marisol Vílchez manifestaba lo siguiente:

«Me faltan palabras para describir el ambiente de cariño, emoción y alegría que se vivió entre los numerosos montefrieños que acudieron al acto, algunos hacía muchos años que no se veían. También hubo bastantes personas, que sin ser de Montefrío, quisieron acompañarnos, bien porque les gusta el pueblo o porque estaban interesados en el libro.

Mucha gracias por la sorpresa que me dieron compañeras de La Zubia y otras personas muy queridas. A los que se desplazaron de otros lugares para asistir. A vecinos y amigos de mi infancia y juventud y a uno de los arqueólogos que van a intervenir en el Cerro de la Villa, Alberto García Porras.

Muchas gracias al Colegio Mayor Santa Cruz la Real por habernos cedido su sala de prensa, al Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino por la gentileza de haberse interesado tanto por esta publicación, a su presidenta, Inmaculada Arias de Saavedra y a los también catedráticos de historia, Francisco Sánchez Montes y Rafael Peinado Santaella, querido paisano y amigo. Los halagos que le dedicaron al libro me llenaron de una gran emoción .

No me olvido de la querida Reme Gámez, concejala y diputada provincial, cuya intervención estuvo cargada del gran amor que siente por su pueblo y que se notaba en cada palabra.
Tengo que agradecer, con profunda emoción, a todo el público que llenó la sala y que disfrutó de un acto muy emotivo en el cual fue el protagonista principal Montefrío y su historia más cercana.

Muchas gracias a todos por vuestro apoyo, cariño y amistad. GRACIAS. En mayúsculas y de corazón».

La autora dedicó ejemplares al finalizar el acto
Redacción

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