Una actividad organizada entre la Confederación Estatal de Asociaciones y Federaciones (CAUMAS) y la asociación ALUMA de la UGR.
Soñaba con esta tierra, con sus árboles arrebatados, con los silencios impuestos, con la vivacidad del viento, con la avidez de la lava negra expandiéndose y arañando la superficie, con sus volcanes erguidos triunfantes en las cumbres de la victoria y con las ardientes horas en la luz desecha por la calima. ¡Por fin en Lanzarote!
Lanzarote, roca y ceniza volcánica emergida sobre un mar inmenso. Aquí, es donde se deshace la vista en los contrastes de colores: el negro que fraguó el fuego, el verde sediento de sus plantas, el blanco reluciente de sus casas y sobre las piedras volcánicas de los jameos obra del artista Cesar Manrique, el salto del marrón al negro: de sus volcanes y playas.
Redes de silencios se respira en cada rincón de la isla que el tiempo moldeó en millones de años, para convertirlo en un paisaje virgen de inmóviles esculturas al enfriarse la lava hirviente.
Escribo está crónica acelerada de la visita a la isla de Lanzarote, robándoles un poco de tiempo para acercarlos a una tierra enclavada en un lugar singular donde la naturaleza y la belleza son los protagonistas. Un espacio donde se agolpan los tiempos y vuelves al origen de los días.
El grupo de 44 estudiantes senior del Aula (APFA) y asociados de ALUMA partimos al alba y con la misma ilusión de jóvenes que van de excursión el 26 de noviembre rumbo a la isla de Lanzarote vía Málaga para disfrutar de 6 días intensos en un viaje científico en busca: de la luz, el mar y los volcanes.
Al aterrizar en Arrecife, nos recibió el caldeado aire en una nube de calima, el poder del polvo sahariano. Enfrente una tierra distinta, con su universo superviviente y cerrado. Pueblos con su propia identidad de casas bajas y blancas, en un estilo de contrastes del negro de la tierra volcánica, al mar azul de olas invadidas por tablas de surf y velas agitadas por el dinámico viento.
Para soltar las piernas en un primer contacto de impresiones, un recorrido urbano por Arrecife. El Charco de San Ginés, un entrante de agua de mar a cuyo alrededor surgió el primer núcleo de pescadores de la isla, a continuación, paseamos junto al mar para llegar al Puente de las Bolas, es un puente empedrado que servía de acceso al Castillo de San Gabriel. Construido en el siglo XVI. La fortaleza se ha convertido en el museo de la historia de Arrecife.
Desde el primer minuto hasta el final del viaje contamos con el prestigioso y experto profesor D. Jaime Coello Bravo, que ejerce el cargo de Director de la Fundación Canaria Telesforo Bravo-Coello, conoce bien las Islas Canarias y en especial de Lanzarote, sus valiosas explicaciones nos llevaron a descubrir, los secretos de una isla, azotada por cruentas invasiones de piratas o bereberes de África, la geología de los volcanes y la idiosincrasia de las plantas capaces de sobrevivir en una tierra tan hostil sin agua y ceniza volcánica.
Al día siguiente no podía faltar la visita a la Fundación del que fue escultor, pintor y arquitecto de Lanzarote, la Fundación César Manrique se ubica en la singular y espectacular vivienda diseñada por el propio y residencia del artista. La podemos definir como original y creativa por estar situada en medio de una colada de lava de las grandes erupciones ocurridas en la isla entre 1730 y 1736. En esta construcción, se destaca el diálogo entre la casa y la naturaleza, fundiendo volcán y arquitectura en una relación de respeto.
Los estudiantes senior conocíamos de antemano que este viaje era especial por muchos motivos, uno de ellos era la seducción del contacto directo con la naturaleza y para ello realizamos largas caminatas por senderos volcánicos pisando las pequeñas piedras conocidas como “rofe” o “picón” que hunde la bota y las pisadas producen un sonido seco como al moler la piedra.
Vivimos una experiencia excitante, penetrar dentro del cráter del volcán del Cuervo, en la misma caldera, una sensación que te remonta a un tiempo no tan remoto y que no te deja indiferente. La Caldera de los Cuervos el primer volcán en abrirse en Lanzarote en las erupciones de Timanfaya, en el año 1730 y que continuaron durante 6 años que convirtieron la isla en un paisaje único en el planeta.
Pero si hay algo con fuerza capaz de dejarnos con la boca abierta, impactados en un atardecer, ha sido “El charco verde”, una laguna de agua verde en contraste con la arena negra de la playa y los acantilados que la rodean que son las paredes de un antiguo volcán derrumbado por la erosión, con las marcas de la lava que decora su entorno donde descubrimos mil matices de colores y formas. El lago ha sido declarado reserva natural dentro del Parque Natural de los volcanes.
Es evidente que resulta difícil condensar en una breve crónica tanta belleza que hemos visitado, la gama de sensaciones vividas como el asombro y fascinación paisajística: al visitar el Parque Nacional de Timanfaya , la Cueva Verde, Punta mujeres, los Jameos del agua … el vértigo y panorámica desde el mirador del Rio o desde el mirador de Guinate , la cumbre del volcán Corona… el esfuerzo y tenacidad en los cultivos en una tierra y clima inhóspito como las viñas, visitando la bodega El Grifo, conociendo el arte manual de la vendimia y degustando sus vinos, el honor y gloria de su historia y penalidades escrita en sus pueblos con sus invasiones y despoblamiento y ahora en contraste con el éxito del turismo, la grandeza y arte de un genio, adelantado a su tiempo como Cesar Manrique.
Regresamos a Granada y mirábamos a través de la ventanilla como la isla de los volcanes, de la luz y el mar se empequeñecía y a su vez crecía en nosotros la seducción por la inmensidad de sus espacios y silencios y la belleza del entorno.
“Lanzarote es pura magia… misterio. Belleza limpia, insolente y desnuda. Lección constante. Su desconocida y profunda naturaleza es consciente del gran espectáculo que ofrece” Cesar Manrique.
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