«Si para hacer un rico es necesario que cientos de pobres vivan pobremente, para hacer un héroe socialista es preciso que mueran por la causa miles de adeptos, desafectos, enemigos y algún que otro aliado» esta es el párrafo con el que el novelista y colaborador en distintos medios de comunicación, José Vicente Pascual (Madrid, 1956) promueve la divulgación de su última obra’ ‘Once veces no al nuevo orden moral’ (Editorial EAS). Libro que fue presentado en el Centro Artístico por parte del profesor Pedro López Ávila, y cuyo testo reproducimos a continuación:
PRESENTACIÓN DE ‘ONCE VECES NO AL NUEVO ORDEN MORAL’ DE JOSÉ VICENTE PASCUAL, texto de Pedro López Ávila
A finales de este año que acabamos de finalizar, la editorial EAS publicó el libro de José Vicente Pascual, bajo el título de “Once veces NO, al nuevo orden moral”. Once veces no, en las que nuestro autormuestra su profundo malestar por al cambio de paradigmas sociales, políticos, religiosos y económicos que tratan de imponernos, una veces más sutilmente que otras, los gestores de la nueva clase dominante mundial Estas nuevas ideologías con sus correspondientes dogmas éticos no tienen otro objetivo, sino tirar por el desagüe todos los logros conseguidos por nuestra cultura occidental.

Su autor, José Vicente Pascual aunque nació en Madrid, la mayor parte de su vida estuvo residiendo en Granada, donde entablamos una considerable amistad que, afortunadamente. mantenemos después de tantos años fuera de nuestra ciudad. Actualmente reside en un pueblo de Barcelona.
Hablar de a trayectoria literaria y del ejercicio periodística de José Vicente para los granadinos de nuestra generación parecería poco útil, pero para quien no lo conozca podemos decir que su presencia semanal en la prensa granadina ha sido muy significativa, durante muchos años, en la descripción de la atmósfera social, política y en las costumbres de los granadinos, aunque en su amplio repertorio analítico, conceptual e ideológico se extendía, igualmente, a asuntos de alcance nacional o internacional, siempre con dos constantes: SU AGUDÍSIMA OBSERVACIÓN DE LA REALIDAD y El ESTAR BIEN INFORMADO.
Sus ideas podrían aceptarse o no, pero hay que descubrirse porque José Vicente jamás se adaptó a las circunstancias sociales o políticas y en ningún momento de su vida fue políticamente correcto. Sus quejas en la prensa de Granada eran dardos dirigidos contra cualquiera: contra la señora que lo despertaba a las diez de la mañana pregonando higos chumbos, le «endiñaba» su correspondiente artículo; a la Granada corporativa, burguesa e institucional lo mismo. Desprendían sus escritos un soplo siempre contestatario, irónico y con retranca, mucha retranca; no le conocí apego alguno a militancias políticas ; pero es que Jose Vicente siempre fue libre, ilimitadamente libre y según alguna confesión de personas muy cercanas a su entorno siempre dijo en casa, desde edades muy tempranas, que solo aspiraba a ser escritor, solamente eso.

Su trayectoria, por tanto, en la esfera periodística abarcan desde el periodismo literario a publicaciones periódicas generalistas (semanal o quincenalmente) en Ideal Granada, desde 1997 al 2008. Desde enero de 2009 fue colaborador del diario La opinión de Granada hasta el cierre del periódico y en la actualidad es redactor en las publicaciones Posmodernia, El manifiesto y Somatemps. Entre junio de 2003 y noviembre de 2005 fue director de la colección municipal de narrativa y poesía Granada literaria.
Es miembro de la Academia de Buenas Letra de Granada, Entre 2021 y 2022 fue Presidente, Delegado Territorial para Canarias de la Fundación Internacional de Derechos Humanos.
Sin embargo estos datos biográficos, aunque pudieran ser relevantes, lo que marca verdaderamente su trayectoria vital es su obra literaria, compuesta por más de un treintena de obras entre relatos narraciones cortas, viajes y novelas
Entre las que destacaremos. La montaña de Taishsán. Premio Azorín de la Diputación de Alicante (1989), El capitán de plomo. Premio Café Gijón 1993, Palermo del cuchillo. Premio Alfonso XIII. 1996, Juan latino 1998, más tarde fue llevada al teatro, La hermandad de la nieve. Premio Hislibris 2012 a la mejor novela histórica y al mejor autor, Isla de lobos Premio Valencia Alfons el Mágnanimo y El alma en la piedra 2020.

Pero hablemos de este libro: Once veces no al nuevo orden moral no es sino la diatriba del autor mordaz, amarga y rigurosa sobre cómo actúan la élites económicas mundialistas en connivencia con los dirigentes de la nueva izquierda reaccionaria. Por el contrario, nos muestra como la población se encuentra recogida sobre sí misma y caída en la resignación o en la frustración frente a la nueva clase dominante, anhelantes de un nuevo orden moral y cuya máxima aspiración consiste en la sumisión y el control del ser humano. Nuevo orden moral que esconde una serpiente voraz, cuyo silbo nos quiere abismar en la oscuridad.
Ya, como pórtico a la obra aparece una cita V. Bendicho que es esclarecedora sobre lo que será el contenido de este ejercicio ensayístico: «Cuando vayamos a votar lo haremos con el temblor acucioso de quien busca con urgencia no a quien pueda despertarnos de la pesadilla, sino a quien esté capacitado para negociar con los monstruos una rendición más o menos aceptable»
A partir de aquí, Once veces no al nuevo ordenamiento moral, está estructurado en once capítulos; se trata de un libro que circunda entre el artículo de opinión y el ensayo; las opiniones vertidas en ellos actúan como precedentes de otros tantos artículos seleccionados y publicados por el propio autor en prensa digital entre los años 2021 y 2024. En cada epígrafe el autor niega por once veces las falaces promesas de supremo bienestar mediante las que quieren conducirnos los enemigos de la libertad, siempre al acecho y vigilantes de los contrapesos individuales o agrupaciones profesionales para colonizarlos o eliminarlos en beneficio, según ellos, de «la colectividad».

Sus once negaciones van tituladas de la siguiente manera.
1.- No es el cambio desde abajo, es la revolución desde arriba.
Joaquín Costa (1845-1911) en su obra “El colectivismo agrario” en España) decía que la revolución debía hacerse desde dentro y desde arriba, «pues la revoluciones hechas desde el poder – decía – son el pararrayos para conjurar las revoluciones de las calles y de los campos»
2.- No son gobiernos, son gestores de la nueva clase dominante mundial.
3.- No es la libertad, es acatamiento de la indigencia como estado natural del ser humano.
4.- No es el beneficio del individuo, es la eclosión activa de la masa alienada.
5.-No es feminismo, es arrojar al la mujer a la guarida de lobos del capitalismo.
6.- No es igualdad, es miserización.
7.- No es nacionalismo, es latrocinio.
8.- No es fiscalidad, es confiscación.
9.- No es lo público, es el estado omnímodo.
10.- No es laicismo, es fe humana.
11.- No es progreso, es retroceso.
La obra finaliza con Una propuesta general de desobediencia con cuatro consideraciones teóricas:
1.- Cómo no hacer las cosas a conciencia.
2.- Cómo no hacer amistad con el capitalismo amigable.
3.- ¿ Guerra cultural?
4.-Quehaceres

José Vicente Pascual se sitúa en la trinchera de lo políticamente incorrecto, sin abstracciones, aunque con consideraciones teóricas argumentadas en sólidas bases de nuestra milenaria cultura; sus alegatos son un espejo sin igual de la corrupción y de la depravación a la que estamos llegando en nuestras tecnificadas sociedades contemporáneas como resultado de la inmensa maquinaria propagandística de manipulación y control estatal para conseguir, ni más ni menos, que hacer individuos sin carácter a las órdenes de idiotas. Victor Kemplerer, lingüista, escritor, profesor universitario y político, perteneciente al partido comunista en sus diarios, quiero dar testimonio hasta el final, sostenía que los regímenes totalitarios habían especulado claramente con el primitivismo y la estupidez de la masa.
Aquel principio de libre acceso de bienes capital y servicios, popularizado por Marx con el lema «de cada uno según su capacidad, a cada uno según sus necesidades» parece ser que ahora es la nueva apuesta de futuro del capitalismo y de las élites globalistas en connivencia con los programa de esta nueva izquierda.. Se trataría, según Pascual, pues, de transformar “la sociedad del bienestar” de la que disfrutaban la pequeña burguesía y las clases trabajadoras por una colectividad globalizada, precaria y subvencionada, olvidándose de factores como el arraigo, la identidad cultural, la familia natural y la posibilidad de progreso individual. Y continuará expresando: Todo se va diluyendo en aras de un rejuntado de gentes sin historia, sin tradición, ni futuro, empobrecidos y atendidos en sus necesidades básicas.
Así, con profundo pesar José Vicente nos dirá, «La ilusión democrática murió al mismo tiempo que nacía la posición teórica y moral oficialista del nuevo orden mundial: el pensamiento único».
Jos Vicente nos cuenta en esta obra, al denudo, lo que piensa y lo que es el sentir general de una gran parte de la población, sin autocensurarse, la verdad áspera contra –lo que él denomina – la manipulación supremacista de las oligarquías dirigentes que se instituyen en casta superior, poseedora y guardiana de la moral y de los grandes valores de la modernidad; todo lo que sea discrepar del discurso oficial será calificado de enfermo o mala persona; Pero, igualmente, también se rebela contra los que aceptan este nuevo paradigma de compromiso neoprogre, moldeado en masa de twuiteros incapaces de leer más de 150 caracteres, feministas tóxicas que confunden la grosería con el desenfado, las borracheras con la liberación de la mujer y gente de esa prestancia; en suma, personas sin rumbo cierto, aunque muy resentidas con el sistema.

En Once veces no al nuevo orden moral se ve reflejado el pesimismo de una gran parte la sociedad y la suya propia, pues hemos pasado de épocas en las que se necesitaban héroes, a una búsqueda inagotable de víctimas. José Vicente pascual nos dirá en A modo de Introducción del presente libro que las utopías de la izquierda necesitan víctimas, muchísimas, cuantas más mejor. Y es que aquel famoso grito de ¡proletarios de todos los países del mundo uníos! Ha sido sustituido por otro más novedoso: ¡oprimidos de todos los países del mundo uníos! A pesar de estar, en gran medida, superados procesos de discriminación muy dolorosos en la historia de occidente sobre el sexismo, la xenofobia, la transfobia, o el racismo; sin embargo, es importantísimo para el elitismo globalista que estos colectivos y otros se unan a través de la internacionalidad con el objetivo de que ahora los únicos héroes posibles de la historia sean las víctimas y puedan sentirse protagonistas del nuevo orden moral.
La izquierda reedita así la vieja dialéctica de lucha de clases, solo que sin burgueses ni proletarios, partiendo ahora de una narrativa colectiva de víctimas y culpables. Ya importa poco la explotación capitalista y menos importa si la explotación la realiza una mujer a otra mujer, como bien explica nuestro autor. La emoción está por encima de los propios principios y, por supuesto, por encima de la ley – insistirá Pascual en otro de los apartados.

En fin, después de acometer contra el nuevo feminismo, contra la disolución de la familia, contra el colectivismo, contra las oligarquía financieras internacionales, contra el independentismo, contra el nuevo laicismo, contra la izquierda reaccionaria y los gestores del sistema democrático, contra el atropello a la que está sometida la religión católica en nombre del progresismo y sus leyes, contra el falso respeto humano, contra los grandes poderes económicos y contra la corrupción y la rapiña, ya poco empacho le produce a Jose Vicente clamar doloridamente una propuesta general de desobediencia en la que dice:
«Es la supervivencia de una cultura, una forma de entender la convivencia y el progreso de la humanidad, y también la tradición en el sentido Shopenhaueriano : la conexión productiva del presente con los saberes ancestrales de la humanidad. O somos descendientes de Atenas, y Jerusalén, de Roma y Córdoba o seremos – culturalmente – herederos de una élite mimada y tarambana, farmacodependientes, de esquizofrénicos, pederastas, charlatanes y sociópatas».

Michel Onfray, filósofo francés, por cierto, ateo, en su obra Decadencia asevera que «La civilización judeocristiana europea se encuentra en fase terminal, pues cuando la religión está en fase ascendente, la civilización lo está igualmente; pero cuando se encuentra en fase descendente, la civilización decae y, cuando la religión muere, la civilización muere con ella».
Quién sabe si algún día tendremos la oportunidad de recordar muchos de los fundamentos que se yerguen en este libro, al que desde aquí le deseamos los mejores lectores y las mejores lectoras.
Ver vídeo de la presentación:
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