Entre las muchas bondades que ofrecen los clubs de lectura, hoy quiero destacar dos. La primera, la que me llevó a leer El estómago de los rumiantes (AGUACLARA libros) de Natividad Montaño. Se trata de la riqueza en la sugerencia de los títulos propuestos. Posiblemente no habría leído esta novela si no perteneciera (entre otros), al Club de Lectura Mercedes Junquera de la Sociedad de Amigos de la Cultura (SAC), de Vélez-Málaga, en la Axarquía, que este año celebra su 25 aniversario. La segunda, no solo tuve la oportunidad de disfrutar de su lectura, sino que además contamos con la generosa presencia de la autora. Y digo generosa porque invirtió casi dos días en ir y venir desde su localidad, separada tan solo por 250 kilómetros, pero que un deficiente transporte público en esta Andalucía nuestra, casi iguala el recorrido en tiempo al de un viaje transatlántico en avión. Aprovecho para reivindicar la urgente necesidad de un transporte público eficiente.
El estómago de los rumiantes fue la ganadora en 2023 del XXVII Premio de Novela Corta “Salvador García Aguilar”, convocado por el alicantino ayuntamiento de Rojales. Premio que Natividad Montaño ganó sin saber siquiera que había participado, pues fue la complicidad de una amiga y de su familia quienes enviaron el manuscrito al concurso. Ella siempre ha estado vinculada a la literatura, pues ha estado al frente de la librería La Luna Nueva en Jerez de la Frontera desde 1989, año en que la abrió. Pero no se había planteado la publicación de este libro. Quizá posiblemente por su conocimiento de las dificultades que implica la edición y la publicación. Compartiendo esta curiosa anécdota se inició la reunión del club de lectura.
Una novela originalísima, en la que se produce una alternancia de voces narrativas en los veinticinco breves capítulos que la componen, cuyos títulos son sencillos, números romanos seguidos por LA NIÑA o LA TATA alternativamente.

¿Quiénes son estas protagonistas?
La primera sorpresa la tenemos en las líneas iniciales. La niña es la narradora inicial, que nos impacta porque empieza contándonos esto: Estoy muerta, hace días que estoy muerta. Tengo que repetirlo muchas veces para creérmelo, para ser consciente de esta nueva realidad que me ha dejado sola en una casa llena de gente. No sé cuanto tiempo hace que me fui. Aquí el tiempo ni pasa ni deja de pasar y las imágenes se amontonan unas sobre otras. No me oyen. No me ven. Pero estoy en mi casa.
A través de esta niña, cuya espontaneidad está absolutamente lograda, y a través de la Tata, negra traída de Cuba en su juventud, una tata que había cuidado de la niña hasta la muerte de esta, Natividad Montaño nos hace partícipes de temas terribles, como la guerra civil, fusilamientos, la guerra de África, la necesidad de vivir escondido para no perder la vida, etc, pero que contados desde la ingenuidad y el desconocimiento de lo que realmente significan para una niña , son tratados con una sensibilidad y delicadeza portentosas. A veces nos parece estar leyendo prosa poética, a veces nos evoca viejas lecturas impregnadas de realismo mágico.

La genialidad de que la niña sea una niña-fantasma, le permite estar por todas partes, sobrevolar por encima de los personajes, pasar de un lugar a otro, casi como si de un narrador omnisciente se tratase. Al tiempo que nos saca más de una sonrisa, por el humor con el que la pequeña nos va a contar algunas anécdotas. Valga este fragmento a modo de ejemplo, en un momento en el que nos habla de sí misma: “Ahora pienso en el olor a muerto, será a muerto reciente, porque yo oler, oler, no huelo a nada. Más bien creo que yo he ascendido a la categoría de espíritu, que es más fino y no apesta”.
El contrapunto es la voz narrativa de la supersticiosa Tata, que desde el sufrimiento de toda una vida, adquiere un tono más dramático, con episodios terribles en su vida que le han causado profundos desgarros, como alguna pérdida irreparable, pero narrados también desde la sensibilidad y la delicadeza. A su llegada desde Cuba después de difíciles días de travesía, nos cuenta: Al fin, un día, me despertó la luz intensa de la llegada, y me llevaron en un coche a la casa donde transcurrirían muchos años de mi vida. […] Aprendí a no pensar y a dejarme llevar por esa luz que me había recibido y me seguía acompañando en las calles y plazas, en la azotea y el patio y que se convirtió en mi consuelo cuando la nostalgia me perseguía como la sombra por los corredores.
A través de estas dos voces narrativas, va a ir apareciendo otra galería de personajes, unos entrañables y otros detestables, a través de los que vamos a ir componiendo el puzzle de las historias narradas y la intrahistoria. Así, mediante las evocaciones de ambas desfilarán personajes como el abuelo que había participado en la guerra de África, la madre de la niña, Miss Catherine, la Negra Dominga, el Comandante, un hombre escondido en la azotea, la tía monja, el marido de la Tata, etc… Personajes que parecen una representación social de una época trágica de nuestra historia.
Un fragmento magnífico nos revela el porqué de este título:
A mí no me gustaba el colegio porque siempre nos mandaban repetir el catecismo de memoria y había palabras que yo no entendía. Teníamos también una enciclopedia donde se estudiaba el estómago de los rumiantes que es una cosa muy complicada que tiene una parte que se llamaba libro. Yo me imaginaba a las pobres vacas en medio de un prado cubierto de amapolas regurgitando una masa de hierba mientras se aburrían tanto como yo en el colegio. […] Las niñas éramos prisioneras de unas palabras que no comprendíamos y que nos hablaban de pecados, castigo e infierno; éramos pequeñas terneras en un campo sin sol, masticando una y otra vez las preguntas y respuestas del catecismo.
Una joyita para quienes amamos la literatura. No dejéis de leerla. Me quedo con este precioso broche como cierre: Las estrellas permanecen, las nubes pasan. Somos entonces más nubes que estrellas.

Natividad Montaño es licenciada en Filología Hispánica, y propietaria de la librería La Luna Nueva en Jerez de la frontera. Además de este libro, publicó en 2016 Cuaderno de cocina de una monja confundida.
El estómago de los rumiantes. AGUACLARA libros.
Natividad Montaño.
XXVII PREMIO DE NOVELA CORTA “SALVADOR GARCÍA AGUILAR”.
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