Dos temas que despiertan mucho interés, porque por desgracia afectan a mucha gente y provocan mucho dolor. La presentación se realizará el 9 de mayo a las 19:00 en la Biblioteca de Andalucía de Granada dentro de los actos de la Feria del Libro. El autor firmará ejemplares el día siguiente en la caseta de Esdrújula Ediciones en la feria.
La Memoria Histórica es un tema que siempre me ha interesado mucho y sin embargo creo que está poco tratado en la literatura. Es cierto que la Guerra Civil sí se ha tratado mucho tanto en la literatura como en el cine, pero esta no es una novela de la Guerra Civil, no narra el pasado sino el presente, no se trata de una novela más sobre la Guerra Civil, sino sobre lo que pasa en la actualidad, sobre la búsqueda de los restos de los familiares desaparecidos en la guerra. Por lo tanto, no es una novela sobre lo que pasó sino sobre lo que está pasando. No es una novela histórica, no cuenta el pasado sino el presente, el impacto que aquello tuvo en las familias y que sigue teniendo en la actualidad.

Cuando empecé a desarrollar el tema me surgió la idea de relacionarlo con otro tema que trate la memoria, pero desde un punto de vista muy distinto, al menos en apariencia, en este caso desde un punto de vista más personal e íntimo, como es la enfermedad de Alzheimer, y tratar de hallar las conexiones entre ambos.
Yo no tengo experiencia personal en ninguno de los dos asuntos, es decir, aunque son temas que me interesan mucho y con uno de ellos estoy muy relacionado por mi trabajo, no tengo un abuelo desaparecido en la guerra ni un familiar directo enfermo de Alzheimer, por lo que tuve que documentarme mucho, muchísimo, para poder afrontar el tema con seriedad y no cometer errores.
La novela tardó dos años en escribirse, con un trabajo muy intenso de corrección y revisión del estilo, cuidando el lenguaje al máximo.
En el proceso de edición la novela cambió de título, pues el título original era otro, “El país del olvido” pero buscamos un título más sugerente y que da pie a diferentes interpretaciones. El título original hacía referencia a una historia que aparece en la novela, extraída de la Odisea de Homero, acerca de unos personajes denominados los lotófagos. Los lotófagos era un pueblo que vivía en una isla a donde los vientos arrastraron las naves de Ulises. Allí, sus compañeros cayeron embriagados por el fruto del loto que les hizo olvidarse por completo de su patria. Quienes probaban la flor del loto inmediatamente olvidaban el pasado y tampoco recordaban sus proyectos de futuro. Sus días transcurrían sin angustias ni sufrimientos, pues no recordaban nada ni tampoco cumplían con sus obligaciones, tan solo pasaban el tiempo tirados en la playa sin hacer nada. Ulises tuvo que amarrarlos a la cubierta del barco para hacerlos volver a casa por la fuerza. Quise relacionar esta historia con la de nuestro país, un país que no recuerda su pasado y eso determina su futuro por lo que debemos hacer como Ulises, obligar a la gente a recordar y recuperar su patria perdida, porque la lección que Homero nos da es que no hay futuro sin memoria.

Y el tema del Alzheimer lo relacioné con el país de los struldbrugs, que eran unos habitantes de la isla de Luggnagg que describe Jonathan Swift en Los viajes de Gulliver, que “al llegar a la vejez pierden la memoria y el habla y se vuelven melancólicos”. Solo conservan recuerdos de su juventud, comen sin apetito, olvidan los nombres de las cosas y las personas, incluidos sus amigos más íntimos y parientes más cercanos, por lo que no son capaces de mantener una conversación normal ni de seguir una historia.
“El filo de la memoria” nos pareció un título muy sugerente, que no es demasiado obvio y que puede interpretarse de diferentes maneras, como ese momento a partir del cual empieza a desparecer la memoria o como el filo cortante de la memoria que provoca heridas. También como frontera, como esa fina línea que separa el recuerdo y el olvido, y el lugar en el que las víctimas vivieron durante muchos años porque no podían hablar de ello. La memoria entendida como algo cortante, doloroso, como un arma, una hoja afilada que puede cortar o herir. Representa el dolor que provoca en las víctimas el recuerdo de los hechos dolorosos, al revivir viejas heridas, que remueve emociones intensas y puede provocar conflictos incluso dentro de las propias familias.
La memoria también como resistencia.
En muchos casos, la memoria de la guerra se ha silenciado o fragmentado, por lo que vivir «en el filo» es estar entre la recuperación del pasado y el riesgo de su desaparición. Tiene también una connotación de arma de lucha: como una navaja de la memoria que corta el silencio o la amnesia histórica, revelando verdades ocultas y desafiando la complacencia de nuestra sociedad. En este sentido, evocar la memoria es un acto de lucha, una herramienta contra el olvido, para dar voz a las víctimas y reclamar que se haga justicia.
También simboliza la fragilidad del recuerdo, de esa memoria vulnerable a la manipulación o a desaparición. La memoria puede ser escurridiza y difícil de capturar, situándose en un «filo» entre lo tangible y lo intangible. El filo también como pérdida progresiva: En el Alzheimer, la memoria se va deshaciendo poco a poco, como si alguien pasara una cuchilla por los recuerdos, borrando capas con cada corte. La persona y sus seres queridos viven en el borde de lo conocido y lo desconocido, de lo vivido y lo que ya no se reconoce. El filo de la memoria es ese lugar donde los recuerdos se desgastan, y la identidad se deshace lentamente. También puede verse como una frontera borrosa entre el pasado y el presente, entre la lucidez y la confusión.

La novela transcurre en un pueblo ficticio, que podría ubicarse en algún lugar indeterminado de Andalucía, pero no se trata de ningún pueblo real en concreto sino una mezcla de muchos. Aparecen episodios que ocurrieron en diferentes pueblos de toda la geografía española, pero no sigue los hechos fidedignos de ninguno de ellos, aunque todas las cosas que se cuentan de la guerra son reales, con alguna modificación o licencia narrativa, pero todas parten de testimonios reales, ninguna de las historias que narran los personajes son inventadas, todos son hechos que sucedieron, solo que no pertenecen a la misma localidad.
La protagonista busca los restos de su abuelo, represaliado en la guerra, y al mismo tiempo, cree que conocer el pasado le ayudará a entender el presente y todo lo que le ocurre, que conocer la historia de su familia le servirá para comprender su propia historia personal y saber quién es. Su búsqueda es ante todo una búsqueda de su propia identidad.

Mientras se esfuerza en recuperar la memoria colectiva de su pueblo, su madre comienza a tener síntomas de Alzheimer. Ambas historias se van superponiendo tratando de mostrar ese doble esfuerzo de Rosa por conservar los recuerdos personales y colectivos.
Es por tanto una reflexión acerca de nuestra identidad, de quiénes somos, trato de mostrar que SOMOS LO QUE RECORDAMOS, tanto como personas como sociedad. La memoria es lo que nos define. Sin recuerdos perdemos nuestra identidad. La memoria es lo que nos configura como seres humanos. Es lo que nos distingue de los animales, la capacidad para recordar y organizar nuestra vida en función de nuestros recuerdos. Si olvidamos lo que fuimos, no somos nada. Es una novela sobre la importancia de la memoria para saber quiénes somos, explora la naturaleza de nuestros recuerdos y los mecanismos de la memoria desde dos puntos de vista diferentes que confluyen en un mismo resultado: la lucha contra el olvido para tratar de conservar nuestra identidad.
La novela se compone de cinco partes, divididas a su vez en capítulos.
- Preguntas incómodas: Rosa repasa su infancia, adolescencia y juventud, su relación con su abuela y sus padres e inicia su búsqueda. Conocemos también su educación sentimental durante este período que le dejarán una profunda huella.
- Sangre y Fuego: Rosa vuelve al pueblo como profesora de Historia en el instituto y se decide a dar un nuevo impulso su búsqueda, lo que le lleva a ponerse en contacto con Simón, presidente de la asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, que le explicará qué ocurrió en el pueblo durante la guerra
- El dueño de la herida: Rosa colabora con Simón entrevistando a testigos y familiares de las víctimas, e inicia una relación compleja con él. Mientras tanto, su madre comienza a manifestar los primeros síntomas de Alzheimer.
- Escrito en los huesos: Se inician los trabajos de exhumación de los cuerpos de la fosa común del cementerio, lo que genera reacciones muy diferentes. El Alzheimer sigue avanzando y el estado de su madre empeora.
- El rostro del mal: Se producen algunos descubrimientos que hacen a Rosa replantearse algunas cosas.

Entre los capítulos se van intercalado en forma de diálogo las voces de los protagonistas de la guerra, narrando a través de sus conversaciones cómo se desarrollaron los hechos en el pueblo de forma cronológica y las reacciones de las víctimas. Con esto trato de representar como si sus voces hubieran quedado en el aire, atrapadas en otra dimensión, como una especie de psicofonías, pues sus almas no descansarán en paz hasta que sus cuerpos no sean recuperados y enterrados con dignidad.
He tratado de evitar la politización y el maniqueísmo. Las víctimas no son santos ni los verdugos demonios, sino personas normales con sus contradicciones con sus virtudes y sus defectos, capaces de lo mejor y lo peor, que en medio del caos pueden actuar de un modo imprevisible. Mi reto era que la novela pudiera gustarle a personas de cualquier ideología política, incluso que pudiera convencer a aquellos que rechazan que se hable del tema. Si consigo que alguien que esté en contra de la Memoria Histórica cambie de opinión, habrá merecido la pena el esfuerzo.
La Memoria Histórica es hoy más necesaria que nunca. La radicalización y las simpatías por la dictadura franquista se han extendido en nuestra sociedad, especialmente entre la juventud, por lo que novelas como esta siguen siendo necesarias. En España aún hay más de 1800 fosas de la guerra que siguen sin ser abiertas y cada una de ellas es una vergüenza para este país. Todavía hay mucho trabajo pendiente en materia de memoria histórica.
Es fundamental continuar con las labores de exhumación e identificación para ofrecer justicia y reparación a las familias de las víctimas. E igual de importante es sacar a la luz sus historias, explicar cómo y por qué murieron y a eso es a lo que he intentado a contribuir con esta novela. Se trata de desenterrar la verdad tanto o más que los restos. Lo más importante es recuperar la Historia, que se sepa lo que pasó y que se pueda hablar sin miedo de aquello.

Tenemos la obligación de recordar, porque hay cosas que no deben olvidarse jamás. Mirar al futuro está bien, pero no se puede hacer sin conocer el pasado. Hay que luchar contra el olvido. Porque el olvido no cierra las heridas, no entierra los odios, solo los oculta, con el peligro de que vuelvan a aflorar. La memoria, en cambio, puede a veces doler, pero sana. Igual que hay una memoria colectiva, existe también una amnesia social que tapa los hechos más vergonzosos de forma interesada. Este es un país con amnesia, pero una amnesia voluntaria, de quien cree que puede vivir sin pasado. Cada día que pasa, el olvido vence una nueva batalla. Los familiares directos de las víctimas han ido muriendo poco a poco sin que nadie diera respuesta a sus demandas. No se puede construir un país libre y democrático sobre la mentira y el silencio. No se puede mirar al futuro sin conocer el pasado.
La memoria es lo que nos define, lo que forma nuestra identidad, lo que nos hace personas y eso es lo que trato de mostrar con el otro tema de la novela: el Alzheimer. El Alzheimer es una enfermedad muy dura, en el que no solo se pierde la memoria sino muchas capacidades cognitivas hasta que la persona pierde su propia identidad y su personalidad, porque sin memoria desaparece tu identidad personal. La pérdida de la memoria es la pérdida de uno mismo.
La novela también trata de ser un reconocimiento a los familiares y cuidadores de los enfermos de Alzheimer. Es un trabajo muy duro que afecta gravemente a la propia salud mental de los familiares. Por eso quería de alguna manera reflejar la dureza de su trabajo y su experiencia personal.

Biografía del autor
Bernardo Claros Pérez (Aguilar de la Frontera, Córdoba) es Licenciado en Geografía e Historia y profesor de Enseñanza Secundaria. Ha publicado los libros de poesía “Celebración” (XIII Premio Internacional de Poesía Miguel de Cervantes de Armilla) y “Las renuncias” y las novelas “El juego de la asfixia” (Esdrújula Ediciones, 2017), “Todo lo que desaparece” y “El día que mataron a John Lennon”, además de relatos en diversas revistas literarias. Es autor del blog “Diario del olvido”, que cuenta con un gran número de seguidores en las redes sociales y cuyos textos han sido recopilados y publicados en un libro.
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