Hay infinidad de recursos que circulan por la red o que han sido transmitidos de maestro a maestro a lo largo de los tiempos. No veo conveniente en detenerme en ninguno de ellos sino, más bien, compartir una serie de recursos con su remarcada experiencia de cada uno de ellos.
Como he insinuado en más de una ocasión, parece que los maestros vivimos esclavos de una programación, estamos supeditada a ella y tristemente nos da poco margen de maniobra. A veces somos nosotros mismos los que nos sometemos a esa presión. Y digo yo… ¿qué más da si en vez de mandar los ocho ejercicios de la página 164 mandamos solo cuatro o dos o ninguno, de tal forma que podamos prescindir de esa página para aportar una actividad novedosa o motivadora, un recurso nuevo, una ficha, una actividad en la pizarra, un vídeo explicativo, un juego, etc.


No, puede que por nuestra zona de confort, por las exigencias del currículo y de la programación, del propio centro o incluso, por qué no decirlo, del propio compañero considerado como paralelo, es decir, quien imparta las mismas asignaturas que nosotros, en el mismo nivel que desestima poner en práctica lo que tú, por los propios padres y madres que esperan de nosotros un uso exhaustivo del libro de texto, como justificación de un pago de un cheque libro… son tantos los motivos, razones o excusas que nos da pie a usar casi de forma sistemática o exclusiva el libro de texto que al final nos deriva a usarlo inexorablemente.
Llegado a este punto nos cabe preguntar si verdaderamente merece la pena salirnos un poco por la tangente y decidir desarrollar actividades que se salgan de la línea y la respuesta, por mi parte, es tajante: sí, y mil veces sí. Estamos formando personas o rellenando contenedores de información.
Considero, como he manifestado en muchas ocasiones que el libro de texto es un recurso más que válido para ciertos aspectos que desarrollan el currículo pero no lo debemos de concebirlo como algo exclusivo. Cuestión de organización, de síntesis, de selección de contenidos, actividades e incluso de darle un enfoque diferente a lo planteado, para poder incluir actividades que aboguen por el desarrollo socioemocional de nuestro alumnado o simplemente actividades que les motiven y que les repercutan en su crecimiento a todos los niveles considerando la integridad como persona de nuestros alumnos.

Si le otorgamos la importancia que se merece a todo esto podremos encontrar recursos materiales o personales y sobre asignarle un tiempo de forma periódica y casi sistemática.
En mi tutoría, nunca hemos dispuesto de un tiempo específico para el desarrollo de estas actividades, pues siempre actúo en consonancia y en función de las necesidades del grupo o de un alumno específico.
Pasemos a enumerar y comentar cada una de las actividades planteadas y desarrolladas, por lo que, en base a mi experiencia, puedo afirmarles que me han sido de gran utilidad y que he evidenciado resultados altamente positivos y satisfactorios. Algunas de ellas ya han sido explicadas en profundidad a través de este periódico.
ALGUNAS DE LAS ACTIVIDADES QUE VAN EN ESTA DINÁMICA:
MANO, ABRAZO O CODO.
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FLORES O BASURA.
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¿A QUIÉN LE MANDAS UNA CARTA ORAL?
Cuando invertimos nuestro tiempo en que nuestro alumnado se pueda expresar y manifestarse libremente pero en público el resultado puede ser ambiguo. Esa ambigüedad viene marcada a que siempre se dedican unas palabras a las mismas personas y que por el contrario, habrá quien no reciba cartas o los dejen para lo último. Es ahí cuando el maestro puede condicionar la actividad y limitarla a que solo un niño mande un único mensaje y solo se recibirá por tanto uno. También se puede instar a que los niños manden mensaje a niñas y viceversa.
¿Cómo introducimos esta dinámica? En primer lugar se procede a una presentación:
“Hola, niños y niñas, vamos a mandar cartas orales a alguien, procurad que no sean para los de siempre. Los niños a las niñas y las niñas a los niños. Podéis decir lo que queráis siempre desde el respeto y la educación. ¿Quién empieza? ¿Empiezo yo?”
En segundo lugar se dicen los mensajes que salgan desde el corazón sin manipulaciones, aditivo ni condicionantes. Algunos de esos mensajes podrían ser iniciados de esta forma:
Te mando esta carta,… (nombre del destinatario), para que decirte que:
-Me encanta cómo eres (tu personalidad)…
-Lo que más me gusta de ti es… (cómo te portas conmigo)
-Te doy las gracias porque…
Aplicando la técnica “Sandwich” consistente en la exposición o secuenciación de elementos positivos, negativos y positivos, en ese orden, se puede decir, en contraposición a lo únicamente positivo los siguientes comentarios:
También decirte que me gustaría que… (Cambiaras y fueras mejor persona, te portaras mejor en clase, fueras más agradable conmigo…)
-Deberías de mejorar un poquito… (La letra, el comportamiento, las formas cuando pierdes en el fútbol, que no me grites al oído…)
Para volver al mensaje netamente positivo, para dejar un buen sabor de boca al oyente o receptor de ese mensaje:
-Pero vamos, que me encanta cómo eres. Eres muy importante por mí, me lo paso muy bien contigo, eres un gran amigo y te quiero mucho.

Acto seguido, algunos optan por agradecer las palabras dedicadas hacia su persona o incluso sienten el impulso de querer abrazarse, darse la mano o incluso de darse un besito. ¿Quién soy yo para detener tan tierna escena? El que acaba de recibir el mensaje pasa ser remitente en busca de la elección de un nuevo destinatario, y vuelta a empezar. Finalmente incluso el maestro o maestra puede convertirse en protagonista de una u otra manera, bien como receptor o como emisor de los mensajes.
MANDAMOS UNA CARTA ESCRITA EN SECRETO
Los alumnos cuentan con un buzón específico para comunicaciones o recogida de cartas. Este está ubicado al final de la clase. Se trata de un sobre con un tamaño de medio folio, plastificado para poder protegerlo de las embestidas y manipulaciones. El papel del maestro será el de dar la oportunidad de enviar una carta o un dibujo a quien se desee en cualquier momento de la semana. No serán leídos ni comentados públicamente.
El problema de esta actividad radica, una vez más, en que habrá alumnos o alumnas que no reciban carta, dibujo o detalle, por lo que el maestro deberá hacer un esfuerzo extra y al menos una vez por semana introducir, de su cosecha, un detalle o carta a los menos populares o los que considere que no suelen recibir muestra alguna de cariño o afecto.
Haciendo un paréntesis, pero sin desviarme del asunto rememoro que en una ocasión una compañera de nivel me apuntó lo siguiente ante esta controvertida situación:
“Bueno, pues si no reciben carta pues ¡Qué le vamos a hacer!, que aprendan a vivir con ello y que se esfuercen en sus relaciones sociales. No podemos obligar a que quieran a quien no quieren”.
No le faltaba razón a mi compi, pero una reflexión corrió por mi cabeza: “¿Y si se siente mal, desprotegido, poco querido, ignorado, vilipendiado? ¿Lo dejamos? ¿Lo hacemos responsable de su desdicha? ¿Seguimos potenciando el realce de los populares?” Fue entonces cuando decidí incorporar mi actuación o incluso alentar en secreto a otros u otras a escribirles a quien habitualmente no lo hacen. No es fácil, pero habrá que intentarlo, ¿no?
O mejor… ¿pasamos a la página 165?
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BUZÓN DE CONVIVENCIA
Aunque bien es cierto que siempre he asignado el viernes a última hora esta actividad, se puede llevar a cabo en cualquier momento. El motivo por el que lo elijo siempre antes del comienzo del fin de semana es porque sirve como colofón y reconocimiento a una semana que está a punto de finalizar, nos servirá como evaluación y motivo de análisis.
Cada alumno o alumna escribe de forma anónima un mensaje, normalmente positivo en el que sobre todo se centra en los logros de alguien a nivel particular, en lo que concierne a las calificaciones o su comportamiento, o bien dedicar un mensaje a nivel general para la clase que servirá de motivación, júbilo, muestras de alegría y júbilo.
Los mensajes serán recogidos por tres encargados en una especie de buzón artesanal en donde depositarán sus mensajes (al menos dos: por delante y por detrás) y serán leídos en voz alta o con el uso del micrófono.
Vamos a proceder a exponer algunos de los ejemplos, basados en hechos reales:
“Felicito a Julia porque ha sacado muy buena nota en el examen de inglés. Espero que sigas así de guapa y de buena persona conmigo. Gracias por estar siempre a mi lado para escucharme cuando más te necesito”.
“Felicito a la clase de 6º A porque cada vez nos portamos mejor y nos regañan menos. Somos la mejor de todas las clases del colegio, la más unida y la más guay. Chicos, nos vamos todos al mismo Institutooo”.
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Por otra parte están los mensajes que darán pie a la reflexión, en forma de crítica constructiva. El papel del maestro es fundamental para determinar lo que puede ser hiriente, ofensivo y desproporcionado. Adelantarse a posibles revuelos y sensación de hostilidad es labor esencial nuestra.
“Me gustaría que Daniel se portara un poquito mejor en clase y trabajara más en clase porque pierde mucho el tiempo. Sé que es buena persona y con un poquito de esfuerzo lo conseguirá”.
¿Y si hay mensajes desagradables? Se busca al infractor, por supuesto, por la letra, por lo que escribe o bien por su propio reconocimiento de los hechos. Se le dará oportunidad de expresarse, justificarse y disculparse (si así lo quiere).
En definitiva, estas son algunas de las actividades que me han funcionado a lo largo de mi carrera como maestro porque potencian las habilidades lingüísticas al mismo tiempo y que comparto gustosamente con los compañeros de gremio y con los lectores que se han dignado a llegar hasta el final de este escrito. Muchas gracias por su atención y su tiempo.
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