Investigar el mundo que nos rodea, nos acerca a los problemas para actuar de manera crítica.

Paco Olvera: «¿Solo nos salvará la educación?»

A veces escuchamos que solo nos salvará la educación. Una hermosa frase que nos envía un mensaje de esperanza pero que, al mismo tiempo, nos enfrenta a la duda razonable de si esa pretensión es posible en los tiempos que nos ha tocado vivir. No me extenderé en analizar la realidad que nos rodea. Basta con que cada uno de nosotros y nosotras reflexione sobre los aconteceres de la vida en nuestro planeta.

Antes de intentar dar respuesta a la pregunta del título, nos deberíamos hacer otras: ¿A qué tipo de sociedad aspiramos? ¿Qué fines y valores debería tener la Educación? ¿Con qué metodologías y técnicas educativas se desarrollaría el trabajo escolar?

Mi respuesta a esas preguntas, como miembro del Movimiento Cooperativo de Escuela Popular (M.C.E.P) es que no sé si conseguiremos que la educación termine salvando al mundo de la barbarie depredadora sobre el planeta, las guerras o del odio al pobre y diferente, pero si podemos decir que seguiremos educando para que ese objetivo sea posible y que andaremos el camino, a pesar de ir con frecuencia a contracorriente, ya que tenemos la certeza que nuestro afán es noble, justo y necesario.

Celestin Freinet en una asamblea escolar

Los principios pedagógicos con los que queremos seguir educando, se basan en la pedagogía que en el primer tercio del siglo pasado comenzaron a desarrollar Celestin y Elise Freinet. Dichas propuestas pedagógicas se pueden incluir, junto a otras, entre las pedagogías activas, constructivistas y que ponen al alumnado en el centro de todos los procesos de aprendizaje. Como vemos, desde hace más de un siglo, esta pedagogía viene dando respuestas educativas a las necesidades sociales durante mucho tiempo y pensamos que sigue teniendo una vigencia plena hoy.

Si consideramos que la defensa del planeta y la vida de las personas debe ser un principio fundamental, tenemos que educar en contacto con la Naturaleza y generando espacios de convivencia. Como se suele decir, solo se respeta y defiende aquello que se conoce. En estos tiempos en los que la información llega desde tantos lugares digitales, la escuela debe utilizar fuentes de información diversas, que estén contrastadas y que tengan soporte en evidencias científicas. Tenemos que desenmascarar los bulos y mentiras que solo buscan la desinformación, las actitudes acríticas y con frecuencia la división y el odio.

Posibilitar la participación

Si queremos una ciudadanía participativa y que lo haga de manera crítica, tenemos que darles la palabra a los niños y niñas. No hay mejor manera de hacerlo que esa palabra en forma de felicitaciones, críticas o propuestas se lleven a la asamblea de clase y que tras un debate democrático se tomen las decisiones oportunas, las cuales serán llevadas a cabo y respetadas por todos y todas, los docentes incluidos.

Una de las invariantes que Celestin Freinet escribió a modo de fundamentos pedagógicos, se refiere a esta cuestión del siguiente modo: La democracia de mañana se prepara con la democracia en la escuela. Un régimen autoritario en la escuela, no sería capaz de formar ciudadanos demócratas.

El trabajo escolar debe ser cooperativo

Si aspiramos a una sociedad que ponga el bien común como elemento esencial de las relaciones humanas, deberíamos desarrollar en el aula un ambiente de trabajo escolar colaborativo, donde se compartan los saberes, las emociones y los afectos en un espacio transversal de conocimiento y convivencia.

Esta apuesta por lo común, en modo alguno nos debe alejar de la inclusión de la diversidad individual de cualquier tipo. En nuestra pedagogía cada persona es considerada y tratada con la mayor dignidad y respeto. Así lo decía Celestin Freinet en otra de las invariantes pedagógicas: Solo se puede educar respetando la dignidad de cada niño y niña.

Un currículo útil para la vida

Con frecuencia se tiene miedo al cambio y a la innovación aunque los resultados educativos actuales no sean los deseables. Como es bien conocido, los métodos educativos mayoritarios no han cambiado mucho desde los tiempos de la escolástica a pesar de incorporar algunas tecnologías. La palabra del docente repitiendo las lecciones de los libros de texto, la realización de tareas y actividades complementarias y una escasa participación del alumnado, siguen siendo la imagen más generalizada de la pedagogía tradicional.

Nuestra pedagogía, por el contrario, plantea darles la palabra a los niños y niñas para conocer y partir de sus intereses en todos los procesos de aprendizaje. De este modo, el currículo que defendemos está abierto necesariamente a sus intereses, se desarrolla de una manera globalizada y se ajusta a los contextos personales y sociales del alumnado. Los libros de texto cierran el currículo, lo segregan en disciplinas y no atienden a la singularidad del alumnado. Hay una gran diversidad de materiales que nos pueden aportar la información que necesitemos en cada momento, de ahí la importancia de tener una biblioteca de clase que, en muchos casos, se nutre los propios trabajos literarios e investigaciones realizadas por los propios chicos y chicas

Fomentar la autonomía en los aprendizajes

Si estamos de acuerdo en la importancia del desarrollo de la autonomía del alumnado en todos los procesos vitales y de aprendizaje, tendremos que poner en práctica técnicas que la faciliten. Una técnica muy útil es la de los contratos o planes de trabajo. Se trata de un documento semanal, en el que cada niño y niña se comprometen con aquellas tareas que creen van a poder realizar. Algunas de esas tareas son propuestas por el docente en forma de fichas autocorrectivas de lenguaje o matemáticas, pero otras son de libre elección por parte de cada alumno o alumna, tales como textos libres, pequeñas investigaciones o trabajos en diferentes talleres. La docente en cada momento, aclarará dudas, sugerirá caminos, animará, motivará …

Trabajando con la imprenta

Una expresión libre y creativa

Le damos la palabra a los niños y niñas, no solo para expresarse libremente y participar, sino también, para que escriban con total libertad textos en los que compartan con la clase si lo desean, sus intereses, inquietudes o emociones. Cada mañana se dará lectura a los textos que se presenten. Después se elige uno que se corrige y mejora, lo que nos permite trabajar la ortografía, sintaxis y estilo literario. Más tarde ese texto tendrá el honor de ser imprimido y pasar a formar parte del libro de la vida o el periódico escolar.

Los docentes podemos proponer técnicas de lenguaje creativo, como las que desarrolló Gianni Rodari que nos permite una gran variedad de posibilidades expresivas y plásticas.

Procesos de investigación básica

Decía Celestin Freinet en otra de sus invariantes pedagógicas que la memoria solo es válida, cuando está integrada en el tanteo experimental y tiene utilidad para la vida de las personas.

Toda investigación, por compleja que sea, tuvo su origen en otras investigaciones más sencillas o básicas. Partiendo de esa premisa y alejados de los libros de texto, introducimos a los niños y niñas en los pasos del método científico de investigación adaptado a sus niveles madurativos. Animamos al alumnado a que realice indagaciones o investigaciones sobre temas que les interesen. Las docentes siempre estaremos a su lado para animarles, ayudarles y mostrarle diferentes caminos. Les daremos alas para que vuelen en su deseo natural de conocer. La educación tradicional, por el contrario, ha venido cercenando la curiosidad, la indagación y la experimentación desde los niveles más tempranos.

Investigación sobre el paro y las bodas gitanas

Sobre las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial

Celestin y Elise Freinet fueron unos innovadores al introducir en la escuela las tecnologías más novedosas del momento. Es muy conocido el uso de la imprenta escolar en la impresión de textos libres y la realización del periódico escolar que se enviaba mediante la correspondencia escolar a otras clases. También introdujeron el tocadiscos, la radio y el proyector de cine, para bailar, comunicarse y ver documentales y películas.

Hoy en día, además de la imprenta, utilizamos en nuestras clases los ordenadores e impresoras y les damos el mismo sentido educativo que entonces. Daría para un largo debate sobre el uso de móviles, tabletas o portátiles en las actividades educativas. Como cualquier tecnología, dará unos frutos u otros en función de cómo las utilicemos. Recientemente se ha publicado un estudio en la UE en el que se dice que en aquellos países europeos o comunidades autónomas en España, donde se han utilizado instrumentos digitales, han bajado los niveles de comprensión en lengua y matemáticas. ¿Será porque se está resintiendo la participación directa, la reflexión, la creatividad y el pensamiento crítico?

Instruir y educar son dos cosas que, estando relacionadas entre sí, no son lo mismo. Una máquina puede llegar a instruir aportándonos la información necesaria para que aprendamos conocimientos, Sin embargo, somos de la opinión que una máquina, aunque esté dotada de inteligencia artificial y su objetivo sea llegar a parecerse al pensamiento humano, difícilmente podrá educar. No sabemos que nos deparará el futuro, aunque es fácil aventurar que será de enormes avances tecnológicos, pero aún así, cuesta creer que una máquina, por muy bien programada que esté, pueda interpretar nuestros intereses y emociones. Es por eso que nos gusta decir y reivindicar que solo es posible educar desde el amor.

A modo de resumen

Una vez que hemos intentado dar respuesta a algunas de las cuestiones más importantes que conforman la Educación creo que podemos decir que la pedagogía de Celestin y Elise Freinet, junto a otras muchas que persiguen los mismos fines educativos, siguen siendo empeños válidos y necesarios para contribuir al modelo de sociedad que queremos. No podemos ser ni equidistantes ni neutrales. No es lo mismo una sociedad que elija entre el egoísmo y la solidaridad, entre el amor y el odio, entre lo público y lo privado, entre lo individual y lo común, entre proteger al planeta o esquilmarlo, entre la guerra y la paz.

En definitiva, si entendemos la educación como un acto de amor entre las personas, elegimos el lado del amor, aun sabiendo que el recorrido estará lleno de dificultades e incomprensiones, pero que al mismo tiempo sabiendo también, que nos hará más felices al educar para un mundo más justo y en paz.

Paco Olvera

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