Fue su sobrina Ana María García quien me facilitó el contacto con Angustias Moreno Moreno (Pilas de Algaida, 10 de julio de 1954). Sus primeras letras las aprendió en la escuela de Parejo y en su pueblo. Esta me informa que en la publicación de su primer poemario ha sido fundamental la labor de José Antonio Ruiz Reina o lo que es lo mismo Pepe, ‘El Maestro’, como es conocido en Ventas. En su génesis se remonta a la creación de un grupo de Facebook, ‘Venteños por el mundo’, en el que hay una alta participación de nacidos en Ventas de Zafarraya que planificó una ‘kedada’ hace poco más de un año. Fue una paisana quien sugirió que Angustias, dado los conocimientos que tiene de su pueblo y de sus gentes debía formar parte de este grupo. La incluyeron y para este ‘reencuentro venteño’compuso una poesía.
En una ocasión Pepe ‘El Maestro’ le preguntó por sus poesías y le animó ‘a ponerlas en un libro pues tienes muchas cosas del Llano. Eres una poeta-pastora’. Renglón seguido Angustias explica que ha estado ‘toda su vida guardando animales y con 38 le dio un derrame cerebral que le impedía trabajar en el campo y dado que su marido tenía cabras y ovejas se iba con ellas a lo alto de la sierra con su bolso de punto y aprovechaba los sobres de las cartas para escribir sus composiciones. «Donde yo vivo no me llevan el correo y me dejaban las cartas en la tienda. Entonces las recogía y las metía en el bolso y cuando estaba en el campo. Estando allí se me ocurría escribir cualquier cosa y echaba mano a los sobres. Todavía guardo muchos», explica.
Pepe le animó a reunirlas pues su poesía es sencilla, popular y fácilmente comprensible. Fue él quien también le sugirió al Ayuntamiento la posibilidad de publicar el libro que ahora se presenta. «Soy muy escandalosa y me gusta estar en todos los ‘fregaos’ por eso me conoce todo el mundo», afirma de sí misma antes de añadir que la presentación se llevará a cabo el viernes 20 de junio, a las 20 horas, en el Espacio Escénico de las Ventas de Zafarraya le acompañarán Pepe, ‘El Maestro’; José Manuel Moreno, alcalde de la ELA de Ventas de Zafarraya; la bibliotecaria de Ventas, Raquel Benítez y la coordinadora de Guadalinfo, Silvia Moreno que le ha facilitado la transcripción de todos los poemas al ordenador. Libro que por cierto está dedicado a sus nietos Laura, David y Miguel Ángel y que está prologado por José A. Ruiz Reina quien le dio a conocer los poemas de Angustias a Antonio Carvajal, Premio Nacional de Poesía, 2012. En cuanto a la justificación del título comenta que ‘Luna de lana’ le vino «porque muchas veces he estado en el campo con la luna y por aquello de estar guardando ovejas y haciendo punto».

«Nunca había pensado escribir un libro pero se me ocurría un poema y lo escribía. Por ejemplo, una se me ocurrió esperando que mi marido bajara del cortijo mientras estaba debajo de un chaparro y me alumbraba con una linterna. La Luna estaba llena y me puse a escribirla y cuando la leo ahora me resulta superbonita», indica. Otra que describe el Llano la escribió a las siete de la mañana cuando estaba con sus cabras en lo alto de la Sierra. Así fueron surgiendo de la manera más curiosa las 64 poesías que componen el libro que están repartidas en cuatro bloques: ‘Agrio y dulce’, ‘Esencias del campo’, ‘Cantos y alegrías’ y, por último, ‘Trozos de mi corazón’. «Una de mis primeras poesías fue tras mi operación al médico que me operó por lo que mi homenaje se ha quedado plasmado en un papel. Poesía que también viene en el libro», añade. También otro día, estando en el paraje de Hoyo Largo vio unas bellas florecillas y le dedicó otro poema, igualmente al paseo de Zafarraya, a las nieblas, a los pueblos del Llano,… En este punto realiza un paréntesis para contarnos que también es autora de letras de carnaval y que incluso llegó a formar una murga con los escolares a los que compuso todas las canciones. «Ahora tengo once nuevas poesías escritas en una libreta que tengo que acercarme a Guadalinfo para pasarlas al ordenador», indica.

PRÓLOGO DE ‘LUNA DE LANA’
Hay constantes referencias hacia los poetas pastores a lo largo de la historia de la literatura, desde los clásicos poetas silvestres hasta sus émulos renacentistas.
Se trata, claro está de puras convenciones o idealizaciones que el público receptor, desde el mismo comienzo de la obra, sabe que son falsedades exquisitas.
Y no es que no haya existido, de verdad, la poesía pastoril. Al contrario, esta manifestación artística se ha cultivado intensamente y con alta gracia en los campos y en los montes. Pero tanto el labriego, que espantaba sus penas cantando, como el pastor que apacentaba su rebaño, al son del caramillo o de viva voz, eran personas iletradas, analfabetas, que no sabían fijar su ingenio versificador en un papel con la ayuda de un simple lápiz. Algunas de sus más logradas composiciones sobrevivieron al paso del tiempo gracias a una tradición oral que, frecuentemente, las alteraba con añadidos o con omisiones. El nombre del creador se perdía y el autor de esas obras pasaba a ser “el pueblo”, bonito nombre para disculpar el olvido de unas señas de identidad.
Ha habido también quien ha escrito sus versos bajo la zamarra postiza del falso pastor. Y ha habido también pastores auténticos que han dejado su huella en la memoria y en la historia de la poesía española. ¿Quién no conoce a Miguel Hernández y quién no se sabe de memoria al menos unas estrofas suyas? Pero Miguel, que empezó siendo pastor, pudo cursar estudios de cierto nivel y entrar en contacto con los poetas de una de las generaciones más ilustres que han alumbrado nuestras letras. Nuestra poeta, Angustias Moreno Moreno, la autora de este libro cargado de vida y de verdad, sí es una pastora auténtica, llanera y montuna a la vez.
Ella se crio cuidando ovejas y cabras, pudo ir algunos años a la escuela primaria, pero le fue imposible llegar más lejos. Aprendió lo suficiente para anotar sus versos mientras observaba, sentada debajo de un chaparro, cómo su ganado pacía, cómo la luna se paseaba por el cielo o cómo las nubes traían la lluvia que tanto necesitaban los campos de Pilas de Algaida y de Ventas de Zafarraya.
Angustias nació pastora, vive como pastora y se nos irá al cielo del Llano de Zafarraya siendo pastora. Y desde allí nos seguirá regalando con sus coplas. Pero mientras ese momento llega, y ojalá que tarde mucho tiempo, ella nos ofrece este libro para que podamos leer y conservar en sus páginas el fruto más íntimo de su inspiración.
José Antonio Ruiz Reina
Universidad de Granada
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