Diana Raquel Sánchez López: «Un grito en el silencio»

He tenido la oportunidad de visitar mi tierra natal de Honduras, o como ahora se le conoce como el segundo país más peligroso del mundo, por la pobreza, las necesidades y los peligros. Comprobé con mis propios ojos estas carencias y peligros que se alojan en este país, en el que vemos el terror en las calles cuando se apagan las luces, el miedo a perder a un ser querido o por ser una chica. Presencié un acto de amenaza hacia la familia de Bessy, la hermana de nuestro vecino. Esta chica conoció a un hombre, que le invitó a quedar para ir a una fiesta, ella respondió que iría con su amiga ‘Maryori’. Más tarde, las jóvenes no aparecieron. La madre de una de ellas fue a comunicar que su hija y una amiga no habían llegado a casa, pero la confianza de que algún día pudieran volver les salió demasiado cara. Estando la madre de Bessy en el plató de HCH, el canal hondureño, se enteró de que su hija y la amiga habían sido asesinadas y al momento le brotaron lágrimas en los ojos por el cruel destino de éstas.

Fueron encontradas en un basurero  de la quebrada “El sapo”, en la Colonia Villa Unión, atadas de manos. ‘Maryori’ fue encontrada unos metros más arriba mientras Bessy tenía un torniquete en el cuello, ambas tenían signos de violencia y sus cuerpos se encontraban en proceso de descomposición. La noticia de que estaba amenazada la familia de Bessy fue demasiado veloz, de manera que la madre y la hermana huyeron del país. La noche en la que estaban velando a la fallecida, Karem se quedó a dormir en casa de una amiga; las pandillas organizadas fueron a su casa para matarla, pues también estaba amenazada de muerte. Nuestro vecino era hermano de Bessy y también tuvo que irse del país, con su esposa Karem y las dos hijas. La gente de la colonia no se atreve a salir a la calle por la vigilancia de las pandillas que acechaban a la familia por si decidía volver.

En esos días nosotras no salíamos solas, para ir al colegio o al instituto íbamos acompañadas. La inseguridad, las desapariciones de niños y mujeres, así como las violaciones siempre estaban a la vuelta de la esquina. Las mujeres allí no tienen libertades, viven inseguras con la preocupación de salir a trabajar y no saber si volverán a casa… Este es uno de los pensamientos que yo tenía en la cabeza cada día. Las mujeres son más frágiles, pues se les utiliza y maneja. Es un mundo machista en el que el hombre tiene la ley debajo de la manga y ellos dicen que “las mujeres solo sirven para criar”. Sin embargo tenemos que ser más listas que ellos, hacernos de bien y pensar en lo que será mejor para nosotras, crearnos un futuro y tener la meta de obtener estudios; soltar un grito en el cielo y decir “Nosotras podemos y valemos para todo”.

Es por ello que la “ONG Solidaridad Honduras” tiene una casa de acogida para niñas y jóvenes que quieran tener un futuro mejor para ellos y para sus familias. Muchísimos jóvenes de allí no pueden seguir continuando sus estudios por problemas y porque no todo el mundo puede costeárselos, ya que los salarios son muy bajos. Con la ONG se puede formar a jóvenes que desean salir de esta situación, que quieran estudiar, pero necesita ayuda económica y becas para poder acogerlas. Ver que los sueños de mucha gente son maravillosos, ver la sonrisa reflejada en sus caras, contigo y con tu ayuda podemos conseguirlo, o ¿quieres que estas jóvenes se conviertan en juguetes? Ayuda al hogar y grupo educativo “La Casa”, de la “ONGD Solidaridad Honduras”.

DIANA RAQUEL SÁNCHEZ LÓPEZ

Posdata: Nací en Honduras, vivo y estudio en Guadix, con mi familia de acogida a la que estoy agradecida. Con año y medio fui traída desde Honduras, por la “ONGD Solidaridad Honduras”, que pidió la ayuda del Servicio Andaluz de Salud y fui intervenida en el Hospital Materno Infantil de Granada. En enero de 2001, yo tenía varias malformaciones en el corazón, con el diagnóstico de muy grave, y me recuperé tras un largo proceso. Quiero expresar mi agradecimiento al entonces cirujano Salvador López Checa, del Servicio de Cirugía Infantil, de la Ciudad Sanitaria Virgen de las Nieves, que coordinó la actuación junto al doctor Antonio Santaella.

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