Pedro López Ávila ha publicado ocho poemarios en una década. El último, ‘Un paraíso de niños’ (Port Royal Ed), lo presenta el miércoles, 21 de febrero, en el Palacio de los Condes de Gabia (19 h) donde será presentado por el escritor Antonio Enrique.
– ¿A qué se debe su deseo de comunicarse a través del verso?
– Porque en la poesía debemos buscar realidades no creadas, la poesía nos pone delante de algo que antes no estaba. Descubrimos lo humano, la debilidad, la desnudez y las máscaras caídas y no los convencionalismos. La palabra poética salva, siempre y cuando no busque recompensa y además es uno de los pocos lugares donde la palabra no fracasa.
– Últimamente se prodiga bastante en las páginas de Opinión de IDEAL ¿cuáles son las similitudes y diferencias a la hora de ponerse a escribir un poema o un artículo?
– Todas las del mundo. Tanto en la forma cuanto en el contenido, que no es cuestión de descubrir aquí. En cualquier caso, le diré que el lenguaje poético es un lenguaje indirecto que salta sobre el lenguaje gastado o como diría Borges sobre la fosilización del idioma, mientras que en el lenguaje periodístico existen grandes vacíos y tabúes de los que nadie quiere hablar.
– ¡Cuánto sufre el espejo en el recuerdo/ herido por la imagen proyectada!, con estos versos comienza el primer poema ‘Nuestro espejo?, ¿Estamos antes las reflexiones propias de una persona que ha superado los seis décadas de vida?
– Claro que sí, el deterioro que se produce en el cuerpo conforme pasan los años y las limitaciones biológicas, antes de que llegue el descalabro final, nos hace ver la existencia de forma distinta.
– Este poema está incluido en la primera parte del libro titulada, ‘Amor otoñal’, en el que se incluyen una docena de poemas, con este tema como eje central ¿cómo se ven los años después de los 60?
– Como un movimiento de caída inevitable, al igual que las hojas del árbol; sin embargo cada vez me aferro más a lo que dicen los dogmas y percibo que en la caída hay siempre un movimiento de ascenso. Bueno, ya Heráclito decía que el camino que baja es el mismo que sube.
– También está el poema ‘Nochevieja’ dedicado a su esposa Lola en el que manifiesta «Hay que brindar, estamos solos,/ muy solos, extremadamente solos’ ¿Es la sensación del nido vacío?
– No lo sé, pues a veces existen sentimientos de soledad compartida y de nostalgia
de un tiempo que se fue y en el que nada es lo mismo, pero entreverados existen silencios. y, personalmente, es en el silencio es donde mejor encuentro las respuestas a la quimera que mantengo con el tiempo.
– La expresión que da título al libro se recoge en este poema que concluye con los versos ‘Cuando las campanas dieron las doce,/ nos devoró la luz en el abrazo/ y nos llevó a un paraíso de niños’. También aparece en el poema de la segunda parte que lleva por título ‘Paraíso de niños’ de donde entendemos procede el título ¿es así?
– Pues el título tiene su aquel. Verá: me encontraba construyendo un poema, cuando en ese momento recibí la llamada de mi buen amigo Antonio Enrique, de pronto, en plena conversación, con esa capacidad generativa y asociativa que tiene de ideas, realizó una comparación de algo, que no viene al caso, y dijo que aquello era como un paraíso de niños. me gustó tanto la imagen, que le solicité permiso para acuñarla. por supuesto, que me lo concedió y finalicé el poema con la imagen, con el título del poema y del libro.
– La segunda parte titulada ‘Otros territorios’ recoge otros 12 poemas que como en los anteriores demuestra su gran dominio del ritmo y la musicalidad. De todos los incluidos en el poemario, ¿Cuál e es su favorito y por qué?
– Hay varios, pero desde luego me identifico bastante con el poema que lleva por título «Imagina». Quizá, porque es una aventura en vuelo, salir en la búsqueda de verdades profundas eternas, por supuesto, desconocidas empíricamente, pero que están arraigadas en el sentimiento del hombre.
– Por qué ha dedicado a su amigo y presentador, el escritor Antonio Enrique el poema ‘Todo pasa dentro del corazón’?
– Antonio Enrique es uno de los librepensadores más importantes de España y recientemente ha publicado un libro de ensayo que lleva por título «El espejo de los vivos». El poema en algunos momentos podría encajar con algunas de sus teorías. Son desde luego muy arriesgadas sus aseveraciones para el mundo en que vivimos. En el libro se deja todo lo que es él, por tanto, no caben la gama de los grises, o gusta en exceso o se rechaza con rotundidad.
– ¿Cree todavía en la utopía? Lo decimos por los versos del último poema (Pensando y soñando), especialmente cuando afirma «Me gustaría abolir la ignorancia,/ la opresión, el suplicio sin nombre ,/ las ramas de la codicia, el odio/ sin olvido y el zulo del sufrimiento».
– La utopía siempre habrá que perseguirla, pero siempre será utopía. El mundo cada vez está más globalizado y más volatilizado. La globalización ha dejado a muchos perdedores, que no les interesa ver ni a los gobiernos ni a los mercados.
– Para terminar nos gustaría conocer su opinión sobre el panorama poético en Granada y sobre los premios literarios
– En contra de lo que pueda decirse o parecer, personalmente entiendo que el panorama poético en España en general y en Granada en particular goza de un estado de salud formidable. Nunca se ha escrito tanto, ni ha existido tanta avidez por escribir poesía. Eso es magnífico y cualquiera que escriba un poemario, para mí, tiene mucho mérito que lo honra y lo dignifica humanamente. Bien distinto es que sólo nos leamos a nosotros mismos y no le dediquemos tiempo a la lectura de los otros, de los demás, sean contemporáneos o clásicos.
En cuanto a los premios literario, pues como todo en la vida, hay gente que nunca acaba de amortizar el ego a pesar de los años y les gusta acumular premios, pero eso es profundamente respetable y tampoco me interesa demasiado. No seré yo el que entre en ese debate. Como decía al principio, la palabra nos redime, siempre y cuando no busque recompensa.
– ¿Desea añadir algo más?
– Por supuesto, mostrar mi gratitud a IDEAL, por dar difusión a este último poemario y muy especialmente a usted, porque siempre ha estado presente en las nuevas apariciones de mis libros. Gracias, D. Antonio
– Muchas gracias.
EL AUTOR El granadino Pedro López Ávila, es catedrático jubilado de Lengua y Literatura Española. Ejerció como Jefe de Departamento durante once años. Ha ocupado distintos cargos directivos en la administración pública y ha fundado varias entidades privadas para el acceso a la función pública docente. Coordinador de múltiples actos literarios, ha presentado a poetas, narradores, articulistas y ensayistas de la actualidad, y ha dirigido talleres de poesía y teatro. Formó parte del equipo de redacción de la revista de letras Ficciones. Fue miembro cofundador de la Asociación Cultural Granada 13 Artes y realiza críticas a relevantes pintores contemporáneos en revistas especializadas. Ha sido colaborador en Cadena COPE con un espacio que lleva por título La Rendija. En la actualidad publica artículos de opinión en prensa escrita impresa y digital. Un paraíso para niños es su último trabajo es su último poemario y tiene otros cinco publicados: Amanecer en la palabra (2008), Juego peligroso (2009), El azar de los días (2011), A propósito del recuerdo y el olvido (2016) y Del azul nacen los caballos (2017). Sitio web oficial: LA TORMENTA ESTABA INVENTADA DESDE SIEMPRE |
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