Rafael Bailón Ruiz: «¿Desatendidos?»

Hablemos de discapacidad o condición que puede presentar la persona (física, mental, intelectual o sensorial), limitando la participación plena en la sociedad, así como su forma de interactuar. 

 

En este sentido ,y, tratándose la nuestra de una sociedad moderna, deberíamos fomentar la integración social y laboral de las personas con discapacidad. Triste resulta saber que muchas empresas no tienen en cuenta a quienes son discapacitados en sus procesos de selección de personal. De la misma forma, quienes necesitan ayuda en sus hogares (acogiéndose a la “ley de dependencia”), han visto reducidas de manera considerable las ayudas por parte de los organismos públicos.

Por otra parte, asistimos atónitos a la lucha de personas discapacitadas que tratan de poner en marcha su propia fundación para apoyar a personas con esa discapacidad (a tenor del abandono que sufren, son ellos quienes deciden actuar). Así, recientemente leía una historia que consiguió captar toda mi atención, con un titular llamativo: “ El sordociego que inventó un nuevo lenguaje de signos”.

Prejuicios y estigmas siguen existiendo (de manera incomprensible siguen proliferando), pero…. ¿Qué podemos hacer?

En los centros educativos, los docentes seguimos demandando un mayor esfuerzo de la administración. Así, en algunas comunidades educativas, numerosas familias se manifiestan para conseguir los apoyos educativos que la ley actual promete y que no siempre se cumplen.

A veces, los enseñantes trabajamos con ratios nada acordes con lo que debiera ser una educación de calidad. Las necesidades educativas específicas no pueden ser atendidas como quisiéramos (falta personal, así como mejores instalaciones y recursos).

La semana pasada despertaba con titulares que provocaban mi indignación. En uno de ellos, se denunciaba que una comunidad autónoma negaba el transporte adaptado a un joven que quiere estudiar otra carrera (frente al espíritu de superación, la administración responde con un rotundo y claro portazo). En el otro, un titular muy explícito resume la situación de algunos territorios: “el 72% de los alumnos con necesidades especiales están desatendidos”.

Queridos lectores, confieso mi hartazgo y decepción cuando veo que llenamos plazas (cuando asistimos a un concierto o celebramos la victoria en un evento deportivo de máximo nivel), pero no ocurre lo mismo cuando hemos de manifestarnos contra los recortes en ámbitos fundamentales tales como la sanidad o la educación.

Llenemos estadios (no criticaré este hecho), si bien invito a hacer lo propio cuando recibamos la invitación a rechazar políticas discriminatorias o recortes que no deberían producirse en el año 2020.

Que mis deseos no caigan en saco roto.

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Rafael Bailón Ruiz

Profesor de ESO

 

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